Contratiempo

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La pobre mariposa se había metido a la tienda de campaña en tiempo récord, yo había tratado de ir por ella pero al parecer había sentido que ya nos íbamos y entró como bala a la tienda sin necesidad de capturarla, aunque no lo hubiésemos hecho, la hubiésemos dejado libre quizás por eso había entrado a tal velocidad.

-Listo -dije subiendo al auto donde Regulus ya estaba sentado, ni bien caí en el asiento acelero cosa que entorpeció mi manera de ponerme el cinturón- eso pasa cuando hablas de temas nada agradables -murmuré y sentí como me miro
-¿Temas nada agradables? -preguntó con una media sonrisa
-¿No era en serio? -pregunté confundida por la situación
-¿Qué? -preguntó también confundido pero por mi pregunta, señale con la vista hacia la ventana mostrando el campo que pasaba a gran velocidad, así entendió que me refería a la salida abrupta del anterior lugar- Depende, si es serio para ti una horda de mortifagos por una reunión cercana a donde estábamos
-Vaya -suspire sorprendida- ¿Crees qué...? Deberías... bajar la -susurre refiriéndome a la velocidad- no... -agregue observando que bajaba la velocidad descomunalmente, y no era exactamente porque me había hecho caso, la gasolina, que hacía funcionar el choche se estaba acabando o ya se había acabado

Nos detuvimos a un lado de la carretera, se veía un bosque por donde podíamos ir pero arreglar el coche podría ser mejor ahora. De igual manera Regulus tuvo la libertad de repetir miles de veces que estábamos donde estábamos por culpa de los aparatos Muggles y que eso no hubiese ocurrido con las escobas, escobas con las cuales hubiésemos llamado la atención pero claro eso él no lo entendía. Se decidió a no ayudarme y en vez de sentarse y esperar pacientemente me observo esperando a que le diera la victoria y me rindiera con el auto.

-No
-Funcionará
-Lo dudo
-Sí le hago un he... -estaba diciéndole pero me detuve al observar a alguien salir del bosque. Mi atención al hombre hizo que Regulus girara hacia atrás observándolo también, mucho más despreocupado que yo
-Hola -saludó el hombre que nos miraba con suspicacia, yo avance un poco para ponerme al lado de Regulus claramente porque él tipo no se veía de fiar- ¿Que hacen en este lugar? -preguntó con una media sonrisa, yo no iba a hablar con ese hombre, parecía un dementé
-¿Es tu propiedad? -preguntó Regulus e hizo que levantara las cejas observándolo sorprendida
-No -respondió el hombre sonriendo
-Pues no te incumbe -dijo con tranquilidad sin romper el contacto visual, ninguno lo hacía
-¿Que hacen un mago y una bruja por aquí? -se preguntó para sí mismo observándonos a ambos, bueno él que Regulus le respondiera le había confirmado que no éramos muggles, eso no era nada bueno- Me preguntó... ¿Como se llaman?

Regulus suspiró algo cansado, lo mire rápidamente negando la cabeza, no iba a decir un nombre... su nombre, el nombre de alguien "muerto" y yo no iba a decir mi nombre, por muchas razones.

-Estas muerto -susurre y este me miro confundido
-Ah... -murmuro volviendo al hombre- los dos somos sangre pura -lo había dicho para sacarse al hombre de encima porque yo jamás le había dicho que era sangre pura, No que recuerde- y ya no estamos en Hogwarts ¿Necesitas algo más? -sí sabía el protocolo carroñero y parecía haberlo silenciado por unos minutos
-¿Que hacen dos personas sangre pura sobre un coche muggle?

Bien, Regulus ahora sí había triunfado y su mirada victoriosa hacia mí no hacía falta, menos en estos momentos. Me mordí los labios nervioso, el hombre aún esperaba una respuesta y Regulus estaba demasiado entretenido en su odio a los artefactos Muggles que no le respondería. Para bien o mal llegaron dos nuevos hombres, caminaron con lentitud hasta quedarse a un lado observándonos con atención. Regulus miro a uno soltando un gran suspiro cansado casi como si supiera lo que iba a ocurrir.

-Espera... -susurró el hombre, no era carroñero ni él ni el hombre del inicio, sólo él hombre del lado que observaba a los otros dos con curiosidad
-¿Que pasa? -le preguntó él otro hombre, apretó su varita por sí decía algo sobre nosotros con lo que debiera utilizarla pero este le hizo una seña para que bajara la varita
-Nada... -susurro y ahora Regulus apretó su varita para nada convencido con sus palabras
-Un momento -habló el único carroñero, que me observaba algo extraño- creo que se quien eres, es de los nombres que valen -agregó y lo observé aterrorizada ahora lo veían todos, absolutamente todos con mucha atención- eres la...

Inefable - SerendipiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora