Cuando Nari conoce al nuevo estudiante de la Academia Decelis no hay momento en que pueda parar de pensar en su lindo rostro. Desde entonces, solo tiene una pregunta en la cabeza: ¿Es amor?
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Park Sunghoon es un joven estudiante de familia acau...
❛ ¿De verdad estoy enamorada? Creo que será mejor ignorar esto, estoy segura de que voy a parecer una tonta. ❜
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La súbita sensación de un palpitar en mi cabeza me hizo abrir los ojos aquella mañana del domingo. Junto a esto, un extraño presentimiento se instaló en mí tan pronto tomé mi primer respiro.
No tenía idea de dónde provenía aquello o qué era lo que significaba, pero aún así me decidí por comenzar con el día. Seguramente, el aturdimiento de la mañana y la molestia que la luz del sol provocaba en mis ojos se habían conjugado para hacerme pasar un mal rato. No debía ser más.
Observé el techo de la habitación por algunos segundos, mismos en los que permanecí inmóvil. Supuse que si me quedaba tranquila por un rato el malestar desaparecería, pero no fue así.
Nada más que una idea vino a mi mente poco después, esta fue que quedarme bajo la lluvia durante la noche anterior, mientras usaba un vestido, había provocado lo inevitable: había cogido un resfriado.
Solté un débil suspiro, así me percaté también de que mi garganta ardía. Tampoco podía respirar profundamente ya que, al intentarlo, me veía obligada a toser.
Me dí la vuelta sobre la cama, con una rápida mirada a la pantalla de mi celular noté que eran ya pasadas las diez. Haneul no estaba dormida, pero al notar el ligero desorden que había en su cama, supe que no debió haber pasado mucho tiempo desde que despertó. Rápidamente pensé que debía estar fuera con Yoo Jimin y el equipo de animadoras disfrutando de su desayuno.
La ducha no era usada, la ventana de la habitación estaba abierta. Lo único que mis oídos captaban a través del dolor en mi cabeza era el canto de algunos pajarillos y, por supuesto, los ronquidos de Yang Jungwon.
Tan pronto recordé que él debía seguir ahí, asomé la vista por la orilla del mueble donde estaba. Jungwon, aún sobre su cama improvisada entre las nuestras, seguía durmiendo cómodamente mientras abrazaba una de las almohadas de Haneul y hundía su rostro en la misma.
La imagen de mi mejor amigo haciendo algo más que no fuese hablar me pareció encantadora, pero no tardó mucho en arruinarse cuando un ataque de tos me devolvió a mi propia almohada.
Solamente podía encontrarle una cosa buena a la situación: era fin de semana y, por suerte, los domingos no eran días acelerados en la academia. Mientras otros podían salir a dar paseos por la ciudad, yo podría, aunque fuese solo una vez, escapar de la rutina diaria entre deberes y libros de texto.
Podía dedicarme a descansar y esperar que el resfriado se disipara.
No obstante, había algo más esperándome. Algo que me haría ver que tras ese día todo estaría por cambiar.
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