Cuando Nari conoce al nuevo estudiante de la Academia Decelis no hay momento en que pueda parar de pensar en su lindo rostro. Desde entonces, solo tiene una pregunta en la cabeza: ¿Es amor?
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Park Sunghoon es un joven estudiante de familia acau...
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Habían pasado solo unos días desde que salí del hospital, y aún no me acostumbraba a esta nueva realidad donde cada movimiento me resultaba un desafío.
Al principio, todo había estado bien porque Haneul me ayudaba a ponerme el uniforme para las clases, arreglando incluso mi cabello de vez en cuando. Luego iba a clases con normalidad y me las arreglaba para escribir y hacer mis tareas como siempre. Lo único bueno era que mi mano derecha era la que siempre había usado para escribir, así que, al menos en eso, no hubo ningún cambio.
Al sentarme en mi escritorio, trataba de concentrarme en las lecciones y, a pesar del yeso, lograba mantenerme al día con todo. También había hablado con el profesor Choi y le había explicado la situación, al igual que con mis demás profesores. Él me dijo que ya no podía cambiar la nota del examen que había fallado, pero que no debía preocuparme demasiado; que si mantenía el mismo ritmo de siempre, eso no debía afectar mucho mi promedio.
Lo único que lograba resaltar de los días era que durante las clases mis compañeros me miraban de vez en cuando, algunos con curiosidad y otros con simpatía, pero intentaba no dejar que eso me afectara. Solo recordaba lo que Sunghoon siempre me decía cuando notaba sus miradas: "No les prestes atención. No tienes que dar explicaciones" Y eso hacía.
Entonces, cuando el día escolar terminaba, me sentía agradecida por haber superado otro día sin mayores inconvenientes. Así me sentía un poco más fuerte, un poco más capaz. Pero aún así, había momentos en que la realidad me golpeaba con fuerza, como esa tarde, al luchar con mi ropa sin la ayuda de Haneul.
Eran alrededor de las seis. Para ese momento ya me había duchado, intentando no mojar el yeso, y me había esforzado para cepillarme el cabello con una sola mano. Ahora estaba cambiándome para salir en tan solo unos minutos ya que esa tarde finalmente era la presentación de la obra en la que Haneul y Heejin aparecían.
La emoción de verlas en el escenario me había dado la energía necesaria para superar las dificultades de la semana. Sin embargo, mientras intentaba ponerme un vestido bonito, sentía la frustración creciendo de nuevo. Pero finalmente, después de varios intentos, logré vestirme y miré mi reflejo en el espejo. Mi cabello no estaba perfecto, pero al menos estaba decente, y mi maquillaje ligero tampoco lucía mal.
Justo en ese momento recibí un mensaje en mi teléfono, y al acercarme a la mesita donde le había dejado vi que era de Bora, anunciando que ya estaba lista. Me dijo que me fuera adelantando, que nos veríamos a las afueras del edificio.
Estaba aliviada de tener su compañía para la presentación, además de la de los chicos, así que sonreí antes de salir del cuarto.
Caminé por los pasillos y escaleras, tratando de no perder el equilibrio con el yeso en mi muñeca, hasta salir del edificio de dormitorios. Los pasillos estaban tranquilos, con solo unos pocos estudiantes yendo de un lado a otro. El verdadero bullicio estaba fuera, donde se veían grupos grandes yendo hasta el gimnasio.
