Cuando Nari conoce al nuevo estudiante de la Academia Decelis no hay momento en que pueda parar de pensar en su lindo rostro. Desde entonces, solo tiene una pregunta en la cabeza: ¿Es amor?
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Park Sunghoon es un joven estudiante de familia acau...
❛ Mis amigos, y toda esta gente, sólo me miran a mí. Así no es como soy realmente, pero cada vez me alejo más. ❜
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¿Iba a sentirme mejor si desaparecía?
Esa era la pregunta que me hacía cada mañana.
Cada día que pasaba, intentaba encontrar nuevas formas de distraerme, de silenciar el ruido en mi cabeza. Pero nada parecía funcionar.
Me sumergía en libros, pero las palabras se paseaban ante mis ojos sin sentido alguno. Cantaba en voz baja, pero mi voz apenas era un susurro ahogado. Incluso intentaba dibujar, a pesar de mi nulo talento artístico, pero mis trazos no tenían coherencia y mi mente se resistía a dejar de divagar.
Cada noche, la misma historia se repetía: el insomnio se negaba a irse. Contaba ovejas, trataba de relajarme con técnicas de respiración, pero mis ojos no lograban cerrarse, y mis pensamientos estaban más activos que nunca.
Agotada por la falta de sueño, finalmente me levantaba de la cama con resignación y me sentaba frente al escritorio. Encendía la lámpara, intentando no molestar a Haneul, y tomaba un libro, tratando de concentrarme en las palabras impresas en las páginas, pero la fatiga nublaba mi mente y hacía que cada línea fuera borrosa. Entonces cambiaba a mis apuntes de clase, tratando de estudiar un poco, de al menos sentir que hacía algo de provecho con mi tiempo. Pero incluso eso resultaba difícil.
Me mentía a mí misma, diciéndome que era productiva, que estaba avanzando, aunque en realidad me encontraba atrapada en un estado de letargo.
Haneul, siempre atenta, me sugería que descansara un poco, pero era como si no pudiera desconectar. Quería decirle que necesitaba ayuda, que mi mente era un caos y que no podía dejar de pensar en Niki, pero las palabras se atascaban en mi garganta, como si admitirlo fuera reconocer una debilidad que no estaba lista para enfrentar.
En lugar de eso, asentía débilmente y seguía adelante, como siempre lo hacía.
Ya no veía a Niki, como si de repente se hubiera esfumado de mi vida. Buscaba su rostro en los descansos, en los pasillos de la academia, pero solo encontraba un vacío que parecía crecer con los días.
Me preguntaba si él también sentía mi ausencia, si notaba mi falta tanto como yo notaba la suya. Pero la idea de enfrentarlo y darme cuenta de que seguramente no era así, me dolía de solo pensarla.
Imaginaba las conversaciones que tenía con Eunji, llenas de sonrisas y risas, y me preguntaba si alguna vez pensaba en mí. Con eso, todos mis pensamientos se convertían en una tormenta de preguntas sin respuesta.
Cada vez que los imaginaba juntos, el dolor se hacía más intenso. No podía evitar incluso comparar cada detalle, cada gesto, cada momento que compartíamos, con la posibilidad de que ahora ella los compartía con él.
Me preguntaba si, al mirarlo, ella veía los lunares en su rostro como yo solía hacer. ¿Se perdía también en los labios tan bonitos que tenía, deseando escuchar cada palabra que salía de ellos?
