36. ── Silencio

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❛ No importa lo que pase. No te preocupes, estoy a tu lado. ❜

——— SUNGHOON

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——— SUNGHOON

Al día siguiente, cuando desperté, todo mi cuerpo y mi cabeza dolían intensamente.

Me levanté con dificultad, recordando que había pasado la noche en el piso, pues la dureza del suelo todavía estaba presente en cada músculo tenso. Y luego, mientras intentaba despejarme del sueño y del dolor, sentándome, un pensamiento me atravesó la mente: Nari. Ella debía seguir en mi cama.

Casi sintiendo como mi cuello se torcía, giré para ver la cama y, efectivamente, allí estaba, todavía dormida. Su cabello estaba desordenado, cayendo en ondas alrededor de su rostro, y su boca entreabierta dejaba ver sus dos dientes frontales. La imagen era de una paz que hacía mucha diferencia con la de la noche anterior.

Me levanté por completo. Luego me acerqué en silencio, cuidando no hacer ruido para no despertarla. Observé su respiración lenta y constante, y noté cómo sus dedos se aferraban ligeramente a la manta. No pude evitar sonreír al tener esa imagen ante mis ojos. Saber que había conseguido descansar, aunque solo fuera por un momento, me llenaba de tranquilidad.

En ese instante, me di cuenta de que podría hacer cualquier cosa por verla así más seguido, relajada y segura, libre de las preocupaciones y el dolor que la abrumaban. Esa pequeña fracción de tiempo en la que todo parecía estar bien valía totalmente la pena.

No pasaron más de dos minutos cuando decidí darme una ducha para despejar mi mente. Así que me dirigí al armario, buscando ropa limpia y cómoda, y luego me encaminé al baño. Cada uno de mis pasos y movimientos eran cautelosos y silenciosos, para no despertar a Nari.

Ya dentro, el agua fría de la ducha cayó sobre mí, ayudando a despejar la niebla del sueño y a aliviar la ligera resaca que sentía. Me tomé mi tiempo, permitiendo que el agua revitalizara mi cuerpo y mi mente. Al cabo de varios minutos sentí cómo poco a poco mi cabeza se aclaraba y mi energía comenzaba a regresar.

Una vez que terminé, me vestí con la ropa limpia que había elegido y volví a la puerta. Sin embargo, primero respiré hondo varias veces, tratando de asimilar la realidad de la situación. Regresé a mi cuarto y comprobé que no era un sueño; Nari seguía ahí, en mi cama, durmiendo tranquila.

La luz matinal se colaba por las cortinas entreabiertas, iluminando suavemente su figura, y su respiración, llenaba la habitación de una calma que me pareció casi irreal. Me quedé un momento observándola, con una mezcla de alivio y preocupación: la veía tan frágil, tan distinta.

Con cuidado, cerré la puerta de mi habitación y me dirigí a la cocina. La casa estaba silenciosa, pero al llegar, encontré a Aerin vertiendo café en una taza, reflejando la rutina de todas sus mañanas.

Ninguno de los dos dijimos nada. Aerin siempre tenía una forma de moverse en la cocina que hacía parecer que no había espacio para nadie más. Aún así alcancé a observarla de reojo: Parecía que también acababa de despertar, aunque lucía mucho mejor que yo, con el cabello ligeramente recogido y un aspecto más presentable.

Curious Around You ━━ Ni-ki & SunghoonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora