Cuando Nari conoce al nuevo estudiante de la Academia Decelis no hay momento en que pueda parar de pensar en su lindo rostro. Desde entonces, solo tiene una pregunta en la cabeza: ¿Es amor?
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Park Sunghoon es un joven estudiante de familia acau...
❛ Simplemente no nos veremos por un tiempo, ¿verdad? ❜
⭐️ Capítulo largo ⭐️
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Parte 2.
——— SUNGHOON
Caminaba en silencio con mis manos metidas en los bolsillos mientras trataba de ignorar el peso de la discusión que había tenido con mi padre.
Todavía podía escuchar su voz en mi cabeza, repitiendo las mismas críticas que ya me sabía de memoria. Apreté la mandíbula: no quería que esa conversación arruinara mi noche, pero era difícil sacudirse la rabia.
Nari caminaba junto a mí, y aunque no decía nada, podía sentir su nerviosismo. Me giré un poco para mirarla de reojo, notando que parecía distraída, perdida en su propio mundo. Estaba más callada de lo habitual, con los labios apretados como si estuviera pensando en algo que no se atrevía a decir. A veces me preguntaba qué pasaba por su mente cuando se ponía así, pero esa noche no tenía fuerzas para preguntarlo tan pronto.
No sabía qué se suponía que debía esperar de esta noche. Una parte de mí quería que fuera divertida y sin preocupaciones, pero la otra parte me decía que había algo en el aire que no podía ignorar.
Segundos después volví a mirar de reojo a Nari, y noté que su cabello estaba ligeramente despeinado, como si hubiera pasado un rato revolviéndose en las sábanas antes de levantarse. Me fijé también en una pequeña marca en su mejilla derecha, una impresión clara de una mano que me hizo fruncir el ceño: ¿Qué le había pasado?
Un poco de preocupación recorrió mi mente, pero no dije nada. Fue poco después que miré sus ojos cansados y me di cuenta de que, tal vez, ella había estado durmiendo antes de que yo llegara. Porque su energía usual, esa chispa que siempre iluminaba cualquier habitación, parecía estar un poco apagada.
La culpa me atravesó de una vez; no podía evitar sentirme mal sabiendo que esa sombra en su rostro podía ser consecuencia de mí, de haber llegado tarde.
¿Acaso había arruinado su noche antes de que realmente comenzara? La idea me incomodaba. Había sido egoísta al concentrarme en mi propia frustración y olvidar que ella también necesitaba este tiempo, que necesitaba disfrutar de la fiesta: Nari merecía toda la felicidad de este momento, no la carga que le estaba trayendo con mis problemas.
Respiré hondo, intentando despejar mis pensamientos. Mientras nos acercábamos a la salida del edificio, decidí que, a pesar de todo, debía hacer un esfuerzo por animarla. No podía dejar que mi propia inquietud arruinara su noche.
—Oye, Presi. —dije, volviendo mi mirada hacia ella. —Te ves realmente linda hoy.
Sus ojos se abrieron un poco, sorprendidos por el cumplido. Entonces, un toque de color subió a sus mejillas, y por un momento, vi cómo una pequeña sonrisa comenzaba a asomarse en su rostro, como si las luces del pasillo se reflejaran en su piel.
