Cuando Nari conoce al nuevo estudiante de la Academia Decelis no hay momento en que pueda parar de pensar en su lindo rostro. Desde entonces, solo tiene una pregunta en la cabeza: ¿Es amor?
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Park Sunghoon es un joven estudiante de familia acau...
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Parte 1.
Si, definitivamente ese era un buen día para no pensar en el futuro.
Sobre todo, porque el futuro significaba la fiesta de graduación y eso, a su vez, significaba acompañar a Sunghoon.
Mientras caminaba por los pasillos de Decelis, intentaba concentrarme en cualquier otra cosa, pero no podía evitar que mis pensamientos volvieran una y otra vez al mismo lugar: la fiesta de graduación. O más bien, a Park Sunghoon.
El simple hecho de pensar en él me hacía sentir un nudo en el estómago, uno que no lograba deshacer. ¿Por qué me ponía tan nerviosa? No lo sabía. Pero lo cierto era que la idea de acompañarlo se volvía más real con cada día que pasaba, y yo no estaba segura de cómo lidiar con eso.
Ahora que las cosas con Niki finalmente parecían estar bien, me aterraba la idea de arruinarlo todo. Habíamos tenido esa conversación honesta, sin rodeos, donde por primera vez en mucho tiempo nos dijimos lo que realmente sentíamos. Eso me había hecho sentir aliviada, como si un peso se hubiera levantado de mis hombros.
Pero al mismo tiempo, no podía evitar pensar que esa sinceridad era frágil, como si con el más mínimo error pudiera desvanecerse.
Y ahora pensaba que quizás acompañar a Sunghoon a esa fiesta podría ser aquel error.
Aceptar ir con él había parecido la opción más lógica en su momento, casi natural. Después de todo, éramos buenos amigos. Pero ahora, después de aquella charla con Niki, me daba cuenta de que no era tan sencillo.
Cada vez que pensaba en la mirada de Niki o en cómo había reaccionado cuando le mencioné mis planes, el nudo en mi estómago se hacía más fuerte.
Estábamos sentados en las afueras de los dormitorios, bajo la sombra de uno de los árboles. Hacía un poco de calor, pero la brisa fresca hacía que el ambiente fuera más soportable. Yo había vuelto a pedirle ayuda a Niki con una de las últimas tareas de Japonés, aunque mi mente estaba lejos de concentrarse en las palabras o en las frases que tenía frente a mí.
Niki hojeaba mi cuaderno en silencio, pero de vez en cuando levantaba la vista para mirarme, como si estuviera esperando algo más. Al final, cerró el cuaderno, soltando un suspiro suave.
—¿Te pasa algo, Nari? —preguntó. —No creo que sea solo la tarea.
Me quedé en silencio un momento, intentando encontrar las palabras correctas: sabía que él lo percibía. Mi cabeza estaba en otro lugar desde el momento en que llegué, pero no estaba segura de cómo empezar.
Vi el cuaderno cerrado en su regazo, luego lo miré a él. Su expresión era tranquila, pero sus ojos revelaban que no iba a dejarlo pasar tan fácilmente.
