— No estoy loco, lo juro. — Charles suspiró, sorbiendo su nariz, mientras quitaba las lagrimas de su rostro.
— Nunca dije que lo estuvieras. — le sonrió con ternura. — Pero debes entender que no fue tu culpa, eras un niño, los accidentes pasan y quien se equivocó fue tu madre, no tu.
— Pero tal vez si yo no... Si yo no fuera tan torpe, eso no habría pasado. — lo miró. — Cometí un error y recibí el castigo que merecía por ello.
— No, no fue un error, fue un accidente y a nadie se le debe castigar por un accidente cariño. — llevó su mano hasta el rostro del menor, terminando de quitar las lágrimas. — Y tampoco eres torpe, ni estúpido, ni tonto, ni ninguna de esas cosas que tu madre te hizo creer, tu eres brillante, eres increíble y talentoso y muy inteligente, ella no tiene razón y nunca la tuvo.
— ¿Me crees cierto? Tu no crees que yo mienta ¿verdad? — lo miró a los ojos, colocando su mano sobre la de el. — Te juro que no miento.
— Lo se, los ángeles no mienten cariño y tu eres uno de ellos. — se atrevió a besar su mejilla. — Ahora disfrutemos un poco mas aquí, antes de que comience a hacer calor.
Charles sonrió, por primera vez sintiéndose completamente seguro estando a solas con alguien, tan seguro y cómodo, que incluso recargó su cabeza sobre el hombro del mayor, arrancándole una sonrisa y logrando que su corazón revoloteara feliz.
Carlos solo suspiró, sin dejar la sonrisa en su rostro y sin mirar el paisaje tampoco, pues había una completa obra de arte robando su atención a su lado y mientras lo miraba, pensaba en lo loco que estaba, nadie se enamoraba en dos días, solo el, ¿pero como no hacerlo? Charles era encantadoramente lindo y adoraba sus ojos, su sonrisa, su voz.
Sin duda lo que mas a amaba era su voz, ese bonito acento francés que contrastaba tanto con el inglés, era indudablemente sexy, todo un deleite escucharlo y no podía negar que se moría de ganas de escuchar su voz en su oído, pero claramente bajo otras circunstancias.
Aunque por supuesto, había que hacer algo primero, Charles no estaba bien, debía ayudarlo primero, después tendría todo el tiempo del mundo para conquistar su corazón.
•~•~
— Lo entiendo, me gustaría verlo, claro, solo si el lo desea. — Kimi lo miró. — Recuerda Carlos que la terapia es algo que debemos buscar de forma individual y por que es lo que queremos, no se obliga.
— Es que el, el tiene problemas, muchos, estoy seguro de ello, así como también se que necesita comenzar a sanar, lo he visto Kimi, está asustado, tiene miedo a todo y a todos. — explicó. — No es justo para el que cargue con el peso de todo lo que le sucedió, porque aunque no lo se con exactitud, se que debió haber sido algo terrible.
— Me parece que estas demasiado involucrado para ser alguien que conociste hace un mes y que sólo lo has visto dos veces. — lo miró a los ojos. — ¿Hay algo que quieras contarme?
— No, yo solo, estoy preocupado por el. — negó.
— Carlos, la clave de estas sesiones que tenemos, es que tu no me mientas. — sonrió. — Y tienes una suerte terrible, porque eres un pésimo mentiroso.
— Yo bueno, es que yo... Creo, bueno, yo, no lo creo, ¿si? Estoy completamente seguro y se que va a sonarte loco porque no crees en esas cosas, pero yo... — habló de forma nerviosa, sintiéndose avergonzado, una cosa era admitir sus sentimientos a el, otra muy diferente era admitirselos a alguien mas.
— Si no estas listo para decirlo, no tienes que hacerlo. — Kimi sonrió, un poco divertido por los nervios de su paciente. — Recuerda que nadie aquí te va a presionar, no estas obligado a contarme nada que no quieras.
— No, yo solo estoy siendo tonto, no tengo porque avergonzarme, son mis sentimientos. — sonrió relajado, haciendo sonreír al doctor. — Sentí esa cosa extraña en el cuerpo cuando vi a Charles por primera vez, aquel día en el que parecía querer huir del mundo y luego, cuando el me miró, yo sentí que no podía respirar, sentí que todo el oxígeno había desaparecido e incluso me sentía tan mareado, que creí que iba a desmayarme en cualquier momento, pero no lo hice y me acerqué a el, después Lando lo trajo a casa y escuché por primera vez su risa, era divertida, contagiosa y su sonrisa brillaba, no se como explicarlo pero estoy completamente seguro de que es amor a primera vista.
— ¿Amor? ¿No te parece una palabra fuerte? — preguntó curioso.
— Lo es, pero esos son mis sentimientos, yo estoy enamorado de Charles y se que tu creerás que es ridículo y extraño porque en realidad no nos conocemos, pero el, el es diferente... — suspiró.
— No es ridículo, no necesitamos tanto tiempo para enamorarnos de alguien, a veces solo basta un segundo para que la atracción surja. — le sonrió. — Aunque eso suele confundirse algunas veces con amor...
— No estoy confundido, se cuales son mis sentimientos por el y por eso quiero ayudarlo. — lo miró. — Ahora mismo el no confía en nadie, está herido, lastimado y quiero ayudarlo a sanar, para poder conquistar su corazón después.
— ¿Entonces quieres ayudarlo para después hacer que se enamore de ti? ¿No te parece algo ventajoso ese pensamiento? — sonrió. — Ayudarlo para conseguir algo a cambio...
— Bueno, diciendolo así suena horrible. — suspiró. — Pero no es esa mi intención, claro que quiero conquistarlo y eso, pero me interesa mas ayudarlo a sanar, no quiero ser un aprovechado por su estado vulnerable y temo que no confia en mi lo suficiente como para intentar algo.
— Está bien Carlos, puedes traerlo si quieres y si el lo permite, me encantaría poder ayudarlo. — asintió sonriendo.
— Gracias, enserio, lo traeré pronto, solo tengo que convencerlo. — suspiró, despidiéndose y saliendo del consultorio.
Pensando, ¿ahora como le diría a Charles que quería llevarlo con un psicólogo y psiquiatra? Seguro iba a molestarse y probablemente le gritaría, pero valía la pena intentarlo, porque el lo valía.
Porque era un ser hermoso que estaba sufriendo y Carlos simplemente no podía seguir permitiendolo, su corazón y mente se habían puesto de acuerdo en algo, ayudar a sanar a Charles, para poderlo amar con libertad despues.
¡Gracias por leer!❤
Los amo, besos ✨
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Ágape ||• Charlos •||
FanfictionEn la cultura griega antigua, la palabra ágape expresa el amor incondicional. Es un amor que tiene como prioridad el bienestar de los demás, es decir, supone aceptar al otro indistintamente de sus imperfecciones. Ágape es un amor profundo y generoso...