33. Copito.

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— Tengo una sorpresa para ti. — Carlos mencionó, besando ruidosamente su mejilla al entrar a casa.

Charles rio divertido con la acción, levantandose del sofá de inmediato, mirándolo con curiosidad, mientras el mayor dejaba las llaves de la casa sobre la barra.

Porque si, Charles ya confiaba en el lo suficiente para darle las llaves de su casa y permitirle entrar cuando se le diera la gana.

— ¿Sorpresa? ¿Que sorpresa? — rio, abrazándolo por la cintura, mientras era besado por todo su rostro. — Basta, basta, me haces cosquillas.

— Hablé con Kimi y el dijo que era una buena idea. — rio, apartandose un momento para ir por una caja a la entrada de la sala.

La curiosidad estaba presente en la mirada de Charles, quien solo sonreía entre curioso e impaciente por descubrir que era lo que Carlos tramaba.

— Y sorpresa. — el español le entregó una pequeña caja de carton, haciendo que el frunciera el ceño aun mas confundido, todo esto hasta que la abrió y encontró un hermoso cachorrito husky dentro de ella.

— ¿Que es esto? — dijo con una mueca de desagrado, mirando la pequeña bola blanca frente a el.

— Es un perro, Charles, usualmente los adoptas para que sean tus mascotas y te acompañen, les das amor y ellos a ti. — el castaño explicó, como si fuese obvio.

— Se que es un perro, Carlos, pero no me gustan. — Charles trató de entregarle la caja nuevamente. — Tal vez puedas devolverlo.

— Oh no, claro que no. — se negó rápidamente. — Es un cachorrito que necesita amor y tu necesitas aprender a demostrar cariño, además de un soporte emocional y es de mala educación rechazar un regalo tan bonito como este.

El español acarició al pequeño cachorro, tomando la pequeña placa que colgaba sobre el collarin.

— Además ya es legalmente tu hijo, tiene tu apellido y le puse mi número por que yo soy su otro papá. — le mostró la placa, esta tenia forma de un piano y era negra, con el mumero 55 al costado y el apellido "Leclerc" en letras doradas. — Se llama copito.

— Ese es un nombre ridículo. — negó nuevamente. — No tendré un perro con ese nombre.

— No es ridículo, es muy tierno. — el sonrió, sacándolo de la caja.

— No lo quiero Carlos. — el negó, mientras el de ojos avellanas sonreía.

— Pero miralo, es tan tierno y chiquito, además necesita a alguien que lo ame y tu también necesitas aprender a amar. — lo acercó a el, haciendo que el perrito ladrara.

— ¿Ves? Ni siquiera le agrado. — suspiró. — Es mejor que lo devuelvas.

— No lo vamos a devolver, Kimi dijo que tienes que aprender a crear lazos afectivos y aprender a demostrar tus sentimientos con total libertad. — sonrió. — Y esta preciosura te ayudará con eso.

— Pero...

— Pero nada ángel, copito se queda. — sonrió, notando como el cachorro ladeaba su cabeza examinando al monegasco, para volver a ladrar nuevamente. — Vamos, hazlo por mi.

— Bien, pero no va a llamarse copito, ese es un nombre ridículo, solo le diré perro. — murmuró negando.

Carlos asintió con una sonrisa, estando de acuerdo con el menor, mientras dejaba al cachorro en el suelo, quien salió disparado hacia el jardín.

— George es alergico a los perros, no le gustará nuestro nuevo invitado. — rio Charles.

— Lo amará, es muy bonito. — Carlos abrazó su cintura, colocando la cabeza en su cuello, dejándose envolver por su aroma. — Quiero llevarte a cenar hoy, ¿que te parece? Será algo sencillo, un restaurante en la playa.

— Me gusta la idea. — asintió el menor, besándolo con dulzura.

— Entonces ponte algo lindo, en una hora salimos. — le guiñó un ojo, besándolo rápidamente, antes de ir escaleras arriba para arreglarse.









•~•~







— Es muy bonito. — Charles sonrió, tomando la mano que el español le ofrecía para entrar al lugar.

— Lo es, Yuki quiere comprarlo, ha hecho un par de ofertas, pero los dueños no aceptan. — sonrió también, atravesando todo el restaurante hasta llegar a una pequeña terraza, donde se encontraba una mesa para dos.

— ¿Y esto que es? Creí que era algo sencillo. — Charles lo miró curioso.

— Bueno, no es tan sencillo. — le guiñó un ojo, sacando la silla para el, ayudándole a sentarse. — Además, quería sorprenderte.

— Lo lograste, es muy bonito.

La cena transcurrió tranquila, mientras Charles y Carlos hablaban acerca de cualquier cosa, los futuros grandes premios, la gira de Charles que estaba por comenzar, el evento de caridad en Florida.

Hablaron sobre sus amigos, Carlos lo puso al tanto de la vida de todos ellos y le hizo llegar sus saludos, mientras Charles hablaba sobre George y Pierre, quienes estaban pensando en hacer crecer a su familia, que estaban intentando tener un hijo.

Ambos terminaron de comer y Carlos tomó un par de suspiros, intentando ordenar sus ideas, antes de mirar nuevamente a los ojos del menor y olvidarse de todo.

— Hey, ¿todo bien? — rio Charles.

— Contigo siempre. — sonrió, tomando su mano por encima de la mesa. — ¿Sabes? Te traje aquí porque quería decirte algo importante.

— Entonces dilo, me estas poniendo nervioso. — sonrió, haciendo una mueca graciosa.

— Se que es apresurado y que quizás te va a parecer extraño pero yo... — tomó otro suspiro, como tratando de tomar valor. — Y bueno no es lo tradicional ¿verdad?

— Carlos ¿que ocurre? ¿por qué estas tan nervioso? — rio, apretando su mano. — Tranquilo, puedes decirme lo que quieras.

— Si, tienes razón, no tengo que estar nervioso por esto, yo... — sonrió, concentrándose en sus ojos. — Charles yo siempre he vivido de forma rápida, todo, mi vida se basa en la velocidad, manejar a 300 kilómetros por hora y tomar decisiones con la misma rapidez, por eso es que estoy seguro de lo que quiero hacer ahora.

Se arrodilló frente a el, sacando una bonita caja de terciopelo roja, dejando ver dentro de ella un bonito anillo plateado con diamantes rojos.

— Charles, tradicionalmente se pide primero ser el novio de alguien, pero yo nunca he sido de seguir las reglas por completo, así que quiero saltarme ese paso. — sonrió. — Quiero casarme contigo, que me dejes ser tu esposo, que me dejes amarte, adorarte y consentirte por el resto de mi vida, que me dejes hacerte feliz y me permitas compartir cada uno de tus días contigo.

Charles estaba en shock, sus ojos estaban llenos de lágrimas, mientras su respiración se entrecortaba.

— Quiero ser el primero en escuchar las canciones que escribes y utilizar tus frases en post de instagram, quiero poder besarte cada vez que termino una carrera y presumirle a todos que soy tuyo, que vivo para ti. — sonrió. — Entonces ¿que dices Charles? ¿Me harías el honor de ser la persona con quien comparta el resto de mi vida?

— Si, si quiero. — asintió frenéticamente, lanzandose a sus brazos.

— Te amo Charles, por siempre y para siempre. — Carlos lo besó, colocando el anillo en su dedo, sellando así su promesa.






¡Gracias por leer!❤

Los amo, besos ✨

Lloro brillitos 🫶🏻

Ágape ||• Charlos •|| Donde viven las historias. Descúbrelo ahora