Ágape ||• Charlos •||

50. La calma después de la tormenta.

1 año después

Charles suspiró, había sido un fin de semana agotador, ruedas de prensa, presentaciones, incluso había ido a un programa de televisión, estaba cansado, pero dentro de todo, estaba tranquilo, por fin lo estaba.

Sonrió al ver una notificación en su celular, era una foto que Pierre le había enviado, en ella se encontraba la pequeña Rachelle llena de harina, sonriendo abiertamente.

“Pero que hermosa” — respondió, saliendo del chat, dándose un momento para observar el chat del español, queriendo escribirle, pero obligándose a no hacerlo, era mejor así.

Tomó mucha terapia después de su último intento de suicidio y con eso comprendió que nuevamente estaba cometiendo un error, el debería querer sanar por el y para el, no por nadie mas.

Kimi le dijo que había desarrollado dependencia y apego emocional al español, que no estaba bien, que debía trabajar en ello también.

No lo habló con Carlos, no tuvo el valor para hacerlo, así que solo se marchó, sin decir adiós, cortando todo tipo de comunicación, sin hablarle, sin verlo, solo sabía lo que los programas de televisión decían sobre el.

Charles habló al fin, contó su historia, dejó que las personas lo vieran, lo conocieran y resultó bien, miles de fanáticos lo apoyaron.

Fue un año duro, difícil, pero comenzó a liberarse, dejó ir al monstruo que estaba dentro de él, venció su miedo a ser visto, sanó, lento de poco a poco, con pequeños detalles.

Se fue de Florida, estuvo en Alemania, Amsterdam, Suiza, incluso Italia, hasta que su corazón sanó, hasta que pudo sentirse libre.

A mitad del año recibió una llamada, era de Suzette, William y ella habían tenido un aparatoso accidente y estaban en el hospital, graves, sin esperanzas.

— ¿Es usted Charles Leclerc? — escuchó en el teléfono.

— Si, ¿que ocurre? — preguntó preocupado.

— Llamamos del Hospital de Seattle, la señora Suzette Jones y el señor William Jones se encuentran en terapia intensiva. — le comunicó la mujer. — Usted está como su contacto de emergencia.

— ¿Que les sucedió? — preguntó.

— Un accidente de tráfico señor.

— Entiendo, estaré ahí pronto. — colgó después de eso, tomándose un momento para pensarlo todo, ¿En realidad debía ir? No, esa era su respuesta.

Pero tal vez podría al fin enfrentarlos, terminar con su proceso de sanación, tal vez era lo que le faltaba para al fin dejar todo atrás.

Cumplió con su palabra y al amanecer se encontraba en el hospital.

— Lo siento señor Leclerc, el señor Jones tuvo una fuerte herida en la cabeza, lo que desencadenó en una hemorragia y posteriormente muerte cerebral. — le informó el médico. — Sigue conectado, descubrimos que el es donador de órganos y em realidad necesitamos su autorización para proceder.

— ¿Suzette? ¿Ella está viva? — evitó la pregunta.

— La señora Jones llegó con múltiples heridas, la intervinieron en el quirófano, pero sus posibilidades... No son buenas. — negó el médico. — Tiene daños severos en sus órganos...

— ¿Esta consciente? — lo miró.

— Si.

— Me gustaría verla. — soltó un suspiro. — También a William.