19. La historia con Mark.

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El viaje en auto fue tenso, como nunca antes, Charles no le hablaba, contrario a eso, estaba hecho bolita en una esquina del asiento, tratando de alejarse lo mas posible de el, mientras lloraba.

Y Carlos, el se sentía morir al escuchar aquellos sollozos brotar de sus labios, mismos que trataban de ser ocultados por Charles colocando las manos sobre su boca.

— Charles yo... — trató de hablar.

— No, no digas nada por favor. — soltó con suplica y el español volvió a callar.

Si, definitivamente así no era como esperaba que terminara la noche, no con Charles de esa forma, no cuando habían reído y disfrutado tanto de la compañía mutua un par de horas atrás.

Otros diez minutos mas de camino en completo silencio fue lo que restó del viaje, hasta que ambos llegaron al hotel y Carlos aparcó, apagando el auto pero sin hacer el intento de bajarse.

— Te acompaño a tu habitación. — murmuró al fin, bajándose para abrirle la puerta y ayudarle con sus premios.

Charles no lo miró, ni cuando bajaron del auto, ni cuando subieron al ascensor, mucho menos cuando llegaron hasta la puerta de la suite del menor y el abrió, entrando directo hasta la habitación, dejando caer un par de premios sobre el sillón.

Carlos entró, cerrando tras el, mientras acomodaba los premios sobre la mesa de la sala, tratando de tomar valor para hablarle de nuevo.

Lo había arruinado todo, lo sabía, le mostró a Charles un lado de el que se supone ya no existía, pero, ¿es que como podía contenerse? Ese tipo lo había forzado a besarlo y lo había herido, simplemente no pudo controlarse.

Tomó un suspiró, acercándose hasta la puerta de la habitación, donde observó a Charles acostado en la cama, con los pies encogidos, abrazando a una almohada, dándole la espalda.

— Charles. — lo llamó, siendo ignorado por el menor. — Angel, por favor, debemos hablar...

Se acercó lentamente hasta sentarse en un extremo de la cama, lo suficientemente lejos para no incomodarlo pero cerca para ser escuchado.

— Lo siento, lamento haberme portado como una bestia, como un imbécil. — soltó, volteando su mirada al monegasco, quien asintió, levantándose un poco. — No debí dejar que la rabia me consumiera y se que estuvo mal, pero yo... Lo siento, yo no quise asustarte.

Las lágrimas que estaba conteniendo Charles en sus ojos, brotaron a borbones al escuchar la última frase, mientras pequeños sollozos escapaban de su garganta.

— No, no llores, no por favor. — negó, atreviendose a tocar su rostro y Charles al sentir el tacto del mayor, se lanzó sobre el, aferrándose a sus brazos.

— Lo siento, es que me asusté tanto, tuve tanto miedo... — lloró aun más y el español comenzó a acariciar su cabello y espalda.

— Lo lamento, no quise asustarte, fui un idiota, perdoname ángel. — besó su cabello, dejándolo llorar en sus brazos, mientras se recargaba en la cabecera de la cama, queriendo tener mas comodidad para ambos.

Unos minutos después, Charles comenzó a tranquilizarse, por lo menos los sollozos ya habían cesado, pero las lágrimas seguían ahí.

— Voy a terapia desde que tenía 15 años, tengo problemas de ira. — confesó el español. — Antes no podía controlarme, me metía en muchas peleas, siempre estaba molesto y explotaba.

Charles lo miró a los ojos, prestando completa atención a lo que Carlos decía.

— Me tomó mucho tiempo controlar mi temperamento, aun voy a terapia para eso. — suspiró. — Lo que viste hoy, lo que yo hice hoy, ya no soy ese y eso no volverá a pasar, tu no tienes que tener miedo de mi, porque yo no voy a lastimarte, jamás podría hacerlo Charles.

— Lamento que hayas tenido que revivir esa parte de ti solo por mi. — murmuró apenado, secando el resto de sus lágrimas, sin querer apartarse aun de su abrazo.

— Ese tipo merecía mas que unos golpes. — trató de bromear, logrando hacerlo sonreír un poco. — ¿Como te sientes?

— Quiero desaparecer, quiero irme para siempre. — lo miró a los ojos. — El tiene razón ¿sabes? Soy un monstruo, una aberración.

— No, no la tiene. — negó. — Tu no eres un monstruo, el si.

— Carlos, yo no soy quien tu crees, no soy un ángel, ni siquiera estoy un poco cerca de serlo. — lo miró a los ojos, sentándose frente a él. — Tengo cicatrices muchas...

Carlos creía que hablaba de forma figurada y solo atinó a negar.

— Todos tenemos cicatrices en la espalda Charles, nadie es perfecto. — negó.

— No, no me estas entendiendo. — suspiró, tomando aire. — El tiene razón, yo soy un monstruo.

— No vuelvas a decirlo.

— Dejame hablar por favor, yo necesito que sepas quien soy. — lo miró con tristeza. — Soy un cobarde, siempre he estado asustado del mundo y cuando yo conocí a Mark, el se portó tan bien, que confié en el.

Bajó la mirada, tomando un par de respiros.

— Pasé mi vida siendo castigado por cada error que cometía, los castigos iban subiendo de nivel por cada equivocación que tenía, se que era mi culpa, yo era el que se equivocaba, debía tener un castigo por ello. — lo miró a los ojos. — Y luego lo conocí a el, me mostró una faceta diferente, era atento, caballeroso y cariñoso, me envolvió enseguida, yo tenía 18 y el 29, creo que quizá se aprovechó de mi, realmente no lo se, solo se que fui un estúpido como siempre y confíe en quien no debía.

Carlos lo escuchaba atentamente, sin hablar, sin hacer ni un solo gesto.

— Me convenció de dejar Mónaco, yo era un idiota que no quería estar cerca de mi familia, porque los culpaba de todo lo que me había pasado y también me culpaba a mi, entonces el sugirió irnos juntos a Estados Unidos y yo acepté, me alejé de ellos desde entonces. — hizo una pausa. — Al principio todo iba bien, lo acompañaba a algunos eventos y cosas así, pero luego todo cambió, el jefe de Sebastian me escuchó cantar un día en un bar y le gustó, me ofreció una oportunidad y yo acepté, cantar siempre fue mi sueño, luego a la gente le gustó mi música y conocí a Pierre, el me ayudó a cerrar contratos, a adquirir poco a poco fama y después apareció George, el llegó un día y dijo que iba a trabajar para mi, vi sus diseños, era talentoso y le dije que si, a Mark no le gustó.

Soltó un suspiro, comenzando a jugar con sus manos, mientras observaba a Carlos estar muy atento a lo que decía, prestándole total atención y asintió, era hora de contar la verdad, era hora de descubrir al menos uno de sus mas oscuros secretos.



¡Gracias por leer!❤

Los amo, besos ✨

Ágape ||• Charlos •|| Donde viven las historias. Descúbrelo ahora