48. Fases de un tornado.

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Carlos una vez escuchó decir a un hombre que el comportamiento de un ser humano es como el de un tornado, pasa por distintas fases antes de llegar a su destructiva madurez.

El dijo que si bien podían variar, podríamos ejemplificarlas con cuatro fases o etapas: la formación, maduración, contracción y decaimiento de un tornado.

No pudo comprenderlo, no hasta que escuchó de la viva voz de Charles todo lo que había vivido, fue entonces que comprendió aquella analogía, los humanos podian ser como los tornados.

Fase 1. La Formación:

En su nacimiento, o formación, el tornado no es más que un torbellino de aire seco y frío descendiendo de un cumulonimbus con sentido horario. En esta fase empieza a mover los elementos más pequeños y sueltos del suelo en sentido horario. Al mismo tiempo genera una espiral ascendente en sentido contrario que hace que el aire se enfríe y se condense. Dos corrientes giratorias y contrarias, hacen que el tornado nazca.

Tenía 4 años cuando todo empezó. — Charles comenzó a contar, tomando algunos respiros, temiendo ahogarse. — Suzette vio una foto de mi papá y su nueva familia, como ella solía llamarles, eso la enfureció tanto, que comenzó a gritarme, dijo que papá nos había abandonado por mi culpa, que nos había dejado porque yo no era suficiente para él, que no me amaba, que si me hubiese amado, me habría llevado con el...

— Nos dejó por ti, por el monstruo que vive en ti. — gritó la mujer.

— ¿Mounstruo? — un inocente pequeño de ojos verdes la miraba atento, queriendo comprender de lo que hablaba.

— ¿Que no lo sabes Charlie? — una sonrisa macabra se dibujó en su rostro, mientras el pequeño negaba. — Hay un demonio dentro de ti.

— No. — negó asustado, sintiendo sus ojos llenarse de lágrimas.

— Si, está dormido ahora, pero despertará si tu no te comportas bien mi niño. — tomó suavemente su menton. — Si tu lloras, gritas o me desobedeces, el despertará y te comerá, de adentro hacia fuera, lentamente.

— No, no quiero. — hizo un puchero lleno de miedo.

— Entonces tienes que hacer lo que yo diga Charlie, debemos mantenerlo dormido.

— Yo pasé noches enteras sin poder dormir, no podía hacerlo, tenía tanto miedo de que el monstruo despertara y me comiera. — unas lágrimas se deslizaron por sus mejillas. — Tenía 5 años cuando ella me golpeó por primera vez, ella dijo que el monstruo necesitaba que yo sintiera dolor para que no despertara.

— Me duele mami, por favor no. — el pequeño lloraba, intentando alejarse de la mujer.

— Charlie, mi niño, esto lo hago por ti, no quiero que ese monstruo te coma, no quiero que se lleve a mi pequeño bebé. — le sonrió, abrazándolo para levantar un poco su camisa, llevando el cigarrillo prendido hasta su abdomen, logrando que el pequeño soltara un chillido y llorara aun mas. — Shh, tranquilo amore, si lloras el va a despertar.

— Ya no mami, por favor ya no...

A partir de ese día, Charles comenzó a llegar al preescolar con golpes, incluso algunas fracturas, pero nadie sospechaba, pues la encantadora italiana siempre solía decir que su pequeño niño era un torbellino, que había caído, que se había golpeado, que se quemó por accidente y cientos de excusas mas.

Mientras que el pequeño cada día se volvía mas retraido, distante y callado, poco a poco una sombra caía sobre el, haciendo que Suzette lograra su cometido, diciendo a todo el mundo que era berrinchudo y mal educado por el abandono de su papá.

Las visitas de su padre el juez las había definido para solo un fin de semana cada 15 días, los únicos momentos en los que Herve podía verlo y Charles se comportaba como un niño feliz, pues su madre constantemente lo amenazaba con mayores castigos si alguien descubria las cicatrices que comenzaban a hacerse visibles en su cuerpo. 






•~•~






Fase 2. Maduración:

La fase de maduración se basa en su aumento de tamaño y fuerza en donde juega un papel muy importante el aire cálido y húmedo. Esto va alimentando su rotación y cuanto más dure esta fase, más grande será el tornado, a más alimento, más cuerpo y más grande puede llegar a ser.

— Ella me hacia dormir en el ático, solo tenía una manta delgada y un colchón viejo en el suelo, odiaba cuando llovía, lo odiaba porque las paredes se llenaban de agua y el techo goteaba, siempre me enfermaba por ello y Suzette me golpeaba por hacerla llevarme al medico, me castigaba encerrandome en el sótano por horas, a veces días, sin luz, odio la oscuridad por eso, me recuerdan esos días y odio el frío, odio cuando hay nieve y odio cuando llueve. — Charles observó a Pascalé y a sus hermanos. — Por eso estaba tan molesto aquel dia en que me dijiste que no podía quedarme en casa contigo, por eso lloré para que me aceptaras.

Cuando cumplió 10 años fue uno de los peores días de su vida, su padre había pedido un permiso especial con un juez y había comenzado a pelear nuevamente los derechos de su custodia (aun sin saber los abusos, sino porque notaba en su hijo un comportamiento extraño). Ese día Pascale habia preparado una pequeña fiesta para el, en donde lo llenaron de regalos y cariño, haciéndole creer al fin que quizá su vida podría mejorar, pero la pesadilla comenzó al llegar a casa, cuando su madre fingió una sonrisa frente a Pascalé y Herve, ordenandole al pequeño niño entrar.

La mujer enfureció al ver a Charles hablar animadamente de la fiesta de cumpleaños y cuando un trozo de pastel cayó sobre la camisa del niño, ella lo miró furiosa, haciendo que el pequeño rápidamente comenzara a llorar.

— No mamá, lo limpiaré, lo prometo. — susurró asustado.

— No Charlie, conoces las reglas. — una pequeña sonrisa llena de maldad se plantó en sus labios, tomando al niño del brazo, para llevarlo hasta su habitación, en donde le quito la camisa y los pantalones, para después amarrar sus manos al respaldo de la cama y sacar un latigo.

Ese castigo fue de 50 latigazos, mismos que le destrozaron la piel y dieron inicio a torturas aun mas horribles que las que ya había experimentado, era curioso, el sentía que ya no podía soportar mas, pero el destino fue cruel y le mostró que aun así, siempre se podía sufrir más.

— Ella siempre habló del mounstruo que vivía en mi. — Charles limpió sus lagrimas. — Con el tiempo supe que el monstruo de quien ella hablaba, era yo, que yo había arruinado su vida y que ella me odiaba por ello.




¡Gracias por leer!❤

Los amo, besos ✨

Ágape ||• Charlos •|| Donde viven las historias. Descúbrelo ahora