43. Destinados.

1.3K 196 47
                                    

George suspiró, acomodando sus lentes nuevamente, mientras salía del hospital a toda prisa.

No podía negar que estaba preocupado, habían pasado un par de horas desde que Carlos lo había llamado y el aun no había ido a casa de Charles.

No porque no quisiera hacerlo, ni mucho menos, sino porque su hija había nacido, Rachelle estaba al fin con ellos, 2 kilos y 800 gramos lo habían hecho el hombre mas feliz del mundo en menos de un segundo.

Había sido un parto complicado, se había adelantado un par de semanas, pero por suerte, la pequeña estaba bien, permanecería unos días en el hospital, pero estaba bien.

Tomó su teléfono, en un intento en vano por llamar a Charles, soltando un molesto resoplido de frustración al notar como lo enviaba directo a buzón.

— Contesta Char, por favor... — murmuró al aire. — John, ¿Puedes ir mas rápido por favor?

Fueron 20 minutos exactamente los que les tomó llegar a la casa del menor, ya había oscurecido para entonces, por lo que se apresuró a ir hasta la puerta.

Timbró un par de veces, sin éxito alguno, tenía un sentimiento extraño, podía escuchar los altavoces de la casa, la música estaba demasiado fuerte, pero aun así distinguía los ladridos del pequeño cachorro llorón de Charles.

Definitivamente algo no iba bien.

Corrió hasta el auto de nuevo, tomando las llaves de la casa, Charles podría disculparlo después por violar su privacidad, pero tenía un mal presentimiento.

Carlos le había hablado sobre un supuesto viaje que haría el menor, las luces encendidas de la casa y la música a todo volumen le decían lo contrario, el estaba ahí.

— John, llama a emergencias. — indicó.

— Si señor.

Entró en la sala con rapidez, apagando la música, mientras comenzaba a buscar al menor por toda la casa.

— ¡Charles! Responde. — a ese punto ya estaba desesperado, había buscado por todos lados y no había señal del monegasco.

Se detuvo un momento, observando el cancel del jardín abierto, mientras unas cuantas botellas de vino, tequila y vodka estaban esparcidas por todo el mesón de la cocina.

Los nervios comenzaron a llenarlo, haciéndolo cerrar los ojos con miedo, sintiendo como uno de sus mayores miedos comenzaba a hacerse realidad.

Se armó de valor, caminando hacia el jardín, de verdad deseaba encontrar a Charles entre sus plantas o simplemente sentado en el pasto, pero el rastro de botellas vacías, lentamente le iba quitando las esperanzas.

Se detuvo de golpe al ver un frasco de pastillas vacío al borde de la piscina, junto a una botella.

— No, por favor no. — murmuró para si mismo, levantando un poco la mirada, encontrándose con el cuerpo de Charles flotando en la piscina.

George sintió como las fuerzas abandonaban su cuerpo, mientras corría hasta él, lanzandose a la alberca.

— No, otra vez no Charles, por favor. — sintió la desesperación llenarlo, mientras trataba de sacarlo de ahí. — Despierta por favor, te lo suplico, no te vayas...

El británico logró sacarlo del agua, dejando su cuerpo sobre el pasto, mientras lo abrazaba.

— Despierta Char, no puedes hacernos esto. — lloró, quitando los cabellos del rostro del menor. — Por favor no, no me dejes...

Estaba nervioso, no sabía que hacer, así que solo lo abrazaba, tratando de darle calor, recordandose lo mucho que Charles odiaba el frío.

— Charles, vamos, abre los ojos ¿si? No te vayas, no te vayas, por favor no lo hagas... — lloró aun mas, metiéndolo entre sus brazos. — No te volveremos a dejar solo, perdón... Perdoname por favor.

Siguió llorando, abrazándolo con más fuerza.

— Perdoname por todo, yo no debí dejarte solo, no debimos hacerlo. — negó, secando sus lágrimas. — Te prometo que no volverás a estar solo jamás, voy a cuidarte, yo no te dejaré solo de nuevo, solo tienes que aguantar ¿si? No te mueras, no lo hagas, por favor.

Los servicios de emergencia llegaron rápidamente, apartando el cuerpo de Charles de George, dándole reanimación, mientras el británico solo lloraba, no podía perderlo.

•~•~

Carlos sonrió al subir al podio, celebrando junto a Sergio y Max, quienes habían quedado en segundo y tercer lugar respectivamente.

Escuchar su himno y bañarse en champagne habían logrado distraerlo un poco, pero la sensación de sentirse incompleto no cesaba.

Bajó de ahí lo más rápido que pudo, mientras intentaba llamar a Charles, ¿por qué no respondía?

Se encontró con Arthur y Lorenzo al llegar al garaje de Ferrari, sintiendo como su corazón se aceleraba al ver sus rostros.

— ¿Que ocurre? — preguntó directamente, notando como el menor limpiaba su rostro, tratando de borrar sus lágrimas.

Lorenzo, mirándolo con completa culpa, se acercó hasta él.

— ¿Por qué no te sientas? — lo miró a los ojos.

— No voy a hacerlo, ¿que pasó? — soltó, sintiendo su cuerpo pesar.

— Es sobre Charles... — evitó mirarlo a los ojos, mientras el menor de los Leclerc comenzaba a llorar nuevamente.

— ¿Que le pasó a Charles? — buscó su mirada con desesperación, tratando de encontrar algo, algo que le indicara lo había pasado. — Habla ya, ¿dónde está Charles?

— George llamó, dijo que intentó contactarte. — comenzó a explicar. — Fue a casa de Charles, dijo que cuando llegó las luces de la casa estaban encendidas y la música resonaba a todo volumen, lo llamó algunas veces pero el no respondió.

— Lorenzo, dime ya, ¿que pasó? — lo miró a los ojos, completamente desesperado.

— Charles tomó un frasco entero de pastillas para dormir y cayó en la piscina de su casa. — levantó oa mirada al fin. — Lo siento Carlos...

Fue entonces cuando se quebró, comenzando a llorar, siendo abrazado por su hermano menor.

Carlos sintió como su presión lentamente iba subiendo, mientras su respiración se hacía más pesada, incluso podía sentir su garganta secarse y su corazón detenerse por un segundo, antes de volver a bombear con fuerza.

Su cabeza comenzó a dar vueltas y sintió sus piernas fallarle, haciéndolo caer de rodillas, mientras inevitablemente las palabras de Lorenzo se repetían en su mente.

No, Charles no podía haber hecho eso, el no podía haberse suicidado, no podía ser posible, se negaba a aceptarlo, no, el tenía que estar bien, debía estarlo, iban a casarse, debían festejar juntos su nuevo campeonato, debían celebrar que su nuevo álbum era un éxito, debían estar juntos, estaban destinados, destinados a estar siempre juntos.



¡Gracias por leer!❤️

Los amo, besos ✨

Como ven, estar en el hospital me deja mucho tiempo de sobra para estar aquí. :)

Ágape ||• Charlos •|| Donde viven las historias. Descúbrelo ahora