Manuel
—¿Por qué saliste tan desesperado para ir a verlo?
Repitió María como si no la hubiera escuchado la primera vez. Hice un movimiento con la mano que, supuse, ella entendió como un "tengo que pensar", porque asintió con la mirada clavada en mí. No sabía qué tenía que pensar en concreto, la pregunta me había descolocado. Era probable que la respuesta fuera simple, pero en mi cabeza no la encontraba, sentía la necesidad de ocultar algo que ni siquiera yo conocía. Sus ojos prácticamente grises me atravesaron por completo.
—No sé. Facundo estaba tan desesperado...
Solté un suspiro pesado al notar la expresión en su cara, no me estaba creyendo, sus ojos parecían atravesarme. Ya sabía que había algo más. Me senté frente al escritorio clavando la mirada en la suya.
—¿Podés guardar un secreto?
—¿De qué se trata?
—De Gabriel. No sé por qué no puedo dejar de pensar en él. No es nada más que me caiga bien, siento que quiero estar con él todo el tiempo.
Se quedó en silencio haciendo que me pusiera nervioso. Después sorbió la nariz bajando la mirada.
—¿Podés guardar un secreto? —dijo de repente, abrí la boca, pero no me dejó continuar—. Me siento igual con alguien. Creo que me enamoré.
—¿Enamorada?
—Creo que es lo mismo que estás sintiendo por Gabriel.
—Por Dios, María, ¿cómo podría estar yo enamorado de alguien? Peor, enamorado de un hombre.
Ella soltó un suspiro.
—No creo que tenga algo de malo.
—No lo creo tampoco, María, pero no puedo sentirme atraído a nadie, soy cura.
—Y yo novicia —suspiró con cierta tristeza—. Entonces, ¿te gusta Gabriel?
—No. Bueno, no sé. Sea lo que sea que me pase con él, no está bien.
Nos quedamos en silencio de nuevo.
—Entonces ¿quién te gusta? —se mordió el labio—. También puedo guardar secretos.
—Laura.
—¿Laura? —repetí.
—Sí...
—No te preocupes, María, no voy a decir nada. Además, podés dejar los hábitos cuando quieras.
—No quiero. No creo que entiendas lo que es la religión en este barrio, si dejo los hábitos voy a tener problemas con mi familia, sobre todo si se enteran que lo dejé por enamorarme de una mujer.
Por un instante, los ojos de María se volvieron igual de tristes que los de Gabriel. Me pregunté si él estaría pasando por lo mismo que ella, eso podría ser el detonante de su intento de suicidio. Sentí tristeza. No podía imaginarme lo que estaría pasando ahora en su casa o con la gente del barrio.
—Manuel —me llamó—, vos también podés salir de tu posición cuando quieras.
Me quedé mirándola unos segundos.
—No, no puedo. Además, ¿por qué me iría por algo que no tengo idea si es real?
—Yo creo que lo es.
—A Gabi lo veo como un amigo y un futuro compañero de trabajo. Pensé que podría ayudar con las clases de catequesis o con las charlas con los misioneros.
![](https://img.wattpad.com/cover/330346208-288-k18075.jpg)
ESTÁS LEYENDO
Pecado
Teen FictionManuel es un joven cura que acaba de terminar el sacerdocio. Llega a Del Viso, un pequeño pueblito súmamente religioso, allí será el reemplazante del cura que está próximo a la jubilación. Cuando conoce a Gabriel, un joven estudiante de teología, la...