Gabriel
Manuel me trajo una taza de té y se sentó conmigo en el sillón. Me acurruqué contra él mirando el hogar a leña, tomé un sorbo y cerré los ojos pensando en el último año. Las cosas después de irme de mi casa habían cambiado bastante, mis padres habían dejado de hablarme por escaparme con el cura de la parroquia, pero no me importaba demasiado, era el precio a pagar por estar con Manuel. Una vez que dejó los hábitos frente a la diócesis, decidimos venir a Bahía Blanca, el lugar donde había nacido y criado. Me dolió tener que dejar el barrio en el que yo había vivido toda mi vida, dejar a mis amigos y mi entorno, pero era lo mejor, ya no podría estar ahí, sabía que me apuntarían como el que llevó a pecar al padre de la parroquia. No era que me importara demasiado, pero a Manuel sí le molestaba que viviera así. Sentí la mano de mi novio pasar por mi pelo con suavidad haciéndome sonreír. Levanté la mirada hacia él recibiendo la suya de vuelta. Le di un corto beso en los labios antes de acomodar mi cabeza en su hombro. Seguía sin poder creer que había dejado todo por mí de verdad, que había dejado el trabajo de su vida solamente por venir a buscarme. Se enfrentó a mis padres cuando estábamos por viajar hasta acá. Cuando llegamos, Manu no tenía idea de cómo se iba a comportar su mamá, después de todo, le había dado la misma crianza que me habían dado mis padres, él esperaba lo peor, pero la mujer, con unos cuantos años encima ya, no hizo más que felicitarnos. Al parecer, siempre lo había sabido, aunque su hijo no se hubiera abierto hasta ahora con ella. Las cosas habían sido más sencillas desde que salimos de Del Viso. Uno o dos meses después de instalarnos, el cuñado de Manu lo ayudó a conseguir un trabajo en el banco en el que él era gerente. No era a lo que estaba habituado, pero fue suficiente para que pudiéramos conseguir un lugar donde estar. Por mi parte, había conseguido un trabajo en una librería, con lo que ayudaba a mantener nuestra casa. Las cosas se acomodaban para nosotros por fin, ya no teníamos que andar escondiéndonos, si bien, recibíamos algún que otro insulto en la calle por ser una pareja homosexual, las cosas no eran como en Del Viso. Podíamos salir de la mano y besarnos en la calle, como había fantaseado más de una vez.
—¿Qué pasa, Gabi?
—Nada, ¿por qué? —lo miré.
—No dejás de sonreír hace un rato.
—Estaba pensando en todo lo que pasó este tiempo. ¿No te parece irreal? Todavía me parece que estoy en un cuento de hadas.
—A veces lo siento. Pasamos por tanto para estar acá. Para ser felices juntos.
Nos sonreímos sabiendo que ahora estábamos pensando en lo mismo: la primera vez que nos besamos sin que el mundo a nuestro alrededor importase. Dejé la taza en la mesa ratona, posé las manos en sus mejillas y lo besé, intentando hacerle saber todo lo que sentía por él, que todo lo que había pasado entre nosotros, incluso lo doloroso, había valido completamente la pena para llegar a este momento; para llegar a vivir nuestro amor libremente, sin las ataduras de nadie, ni siquiera de nuestras creencias.
**
Bueno, hemos llegado al final y cierre de esta novela. Quiero agradecerles infinitamente por acompañarme durante un año por la historia de Manuel y Gabriel. Debo decir que me quedan muchas ganas de continuar algunas líneas de las historias en las que los personajes secundarios de acá se conviertan en protagonistas de sus propias historias de amor.
Quiero agradecer especialmente a toda esa gente que me acompañó de principio a fin. También quiero agradecer a la gente que se fue sumando a lo largo de este tiempo, que vio mi novela y decidió darle una oportunidad al primer capítulo y que se quedaron hasta ahora, a pesar de haber publicado cada cinco días, a diferencia de las actualizaciones continuas de muchos otros autores. Les agradezco muchísimo su apoyo, si no fuera por eso, esta novela no hubiera seguido adelante, sé que no es una temática demasiado atractiva para los lectores de internet, por eso su presencia en los capítulos me ayuda y alegra muchísimo.
Voy a agradecer especialmente a mi novia, por hacer la portada de la novela y su apoyo incondicioal, es quien me da ánimos cada vez que decaigo con mi escritura. También quiero agradecer especialmente a Nanu_84 y a Mercurioales, que siempre estan ahí para hacerme comentarios o, simplemente, leerme en cada proyecto.
Por última vez en esta novela, les pido que, si les gustó, por favor voten, comenten y compartan, todo apoyo se les agradece muchísimo, me ayuda a crecer en la plataforma y a llegar a mucha más gente.
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Pecado
Teen FictionManuel es un joven cura que acaba de terminar el sacerdocio. Llega a Del Viso, un pequeño pueblito súmamente religioso, allí será el reemplazante del cura que está próximo a la jubilación. Cuando conoce a Gabriel, un joven estudiante de teología, la...