Continuación Flashback
Cuando te vi, me enamoré, y tú sonreíste como si ya lo sabías.
La conversación fluía con demasiada calma, había dejado de tomar como loco y ahora solo me limitaba a tomar pequeños tragos de una paloma que había pedido.
Comenzamos a hablar de cosas muy triviales, me pregunto que porque estaba tomando tan desesperadamente, le conté lo que había pasado y a qué me dedicaba, y algo dentro de mi me decía que ya lo sabía pues no hizo ningún gesto de sorpresa cuando le dije que era jugador de fútbol profesional.
Por lo contrario, me dio ánimos y me dijo que no me sintiera mal por eso, que seguramente había dado lo mejor de mi dentro de la cancha y que estaba segurisima que la próxima vez ese campeonato sería mío.
Luego le conté un poco de la historia de cómo comencé a jugar fútbol, le conté que desde Niño fui a historias, que me aceptaron y que a los 10 años me tuve que venir solo a Pachuca hasta el club.
Le conté todo, literalmente saqué todo lo que sentía con esa desconocida mientras que ella me escuchaba atentamente.
Me sentía muy bien a su lado.
Estaba acostumbrado a que las mujeres se me la darán encima desde el primer momento en el que pisaba lugares como estos, y por lo general yo me dejaba. Disfrutaba de lo que tenían por darme pero al final de la noche no me sentía pleno, al contrario, me sentía como un objeto al que solo usaron esa noche para su conveniencia.
Pero con ella no era así.
Ella no hizo ningún tipo de comentario lanzándose o coqueto, tampoco invadió mi espacio personal ni buscó sacar algún tipo de información o provecho de mi.
Era más como si de verdad le interesara ser mi amiga, o hablar conmigo. Saber que tenía esta noche.
Y fue eso lo que me enamoro de ella.
Se veía tan sencilla, tan humilde y tan hermosa que le causaba escalofríos el solo hecho de mirarla a los ojos por mucho tiempo.
Nunca había sentido algo así tan rápido por nadie.
No sabía si era el alcohol, el sentimiento que traía atorado o si verdaderamente era lo que la gente llamaba amor a primera vista.
Fue su forma de hablar, de escuchar, de sonreír, de respirar. Cómo se movías, cómo caminaba..., me hipnotizo desde el primer momento en que la vi.
Y así se me pasaron los minutos que sentí que fueron horas, mirando sus hermosa cara y hablando de lo que fuera que saliera de mi boca.
Nada más importaba, hasta que los tragos hicieron efecto y la sensación de malestar y ganas de ir a hacer pipí me invadieron.
Con todo mi pesar me levante, no sin antes decirle que iría al baño y que regresaría rápidamente a lo que ella asintió y me sonrió pronunciando una frase que nunca olvidaría.
—Aquí te esperaré.
Muy simple, lo se. Era una oración sin chiste ni un fondo profundo, pero por alguna razón eso me llegó al corazón y la esperanza de que algo entre nosotros sucediera se elevó.
Camine rápido al baño para poder regresar lo antes posible, me hice espacio entre la gente que solo se me quedaba viendo y entré al primer cubículo que encontré.
Hice mis necesidades y luego de lavarme bien las manos y verme unos segundos en el espejo para asegurarme que todo estuviera en su lugar correcto salí del baño a la barra.
Una vez más entre empujones y pisotones comencé a caminar, y ya estaba por llegar a donde me encontraba anteriormente, hasta que una voz conocida para mi me detuvo.
-¡Kevin! Que milagro! No sabía que estarías aquí.—Lucia, una vieja amiga con la que solía salir se lanzó a mis brazos y me abrazo.
Bueno, supongo que no tengo que dar detalles explícitos sobre lo que me refería con "vieja amiga con la que solía salir."
—Lucia! Hola.—respondí incómodo intentando separarla de mi para irme lo antes posible.
—¿como andas? ¿Quiere ir a bailar?.—su chillona voz volvió a hablar.
—no gracias, no tengo ganas.—dije lo más amable que pude.
—ándale vamos! ¿O quieres ir por algo de tomar conmigo?.—insistió una vez más.
—no gracias Lucia, estoy ocupado.—mi paciencia cada vez se agotaba más.
—¿seguro? ¿No quieres perderte por ahí un ratito conmigo?.—su mano comenzó a acariciar mi pecho.
—Que no Lucia, ya vete.—llegue q mi límite y termine dándole un pequeño empujón sin intención de lastimarla, pero si con la fuerza suficiente para separarla de mi y que entendiera que no quería nada que ver con ella hoy.
—Uy que groserito amor, tú nunca me rechazarías.—se hizo la ofendida y formó un puchero en sus inyectados labios.
—Lucia de verdad no estoy de ánimos, adiós.—intente abrirme paso para irme.
Pero, antes de lograrlo sentí como una vez más se me venía encima pero ahora tomo mi rostro entre sus manos y me besó a la fuerza.
Rápidamente intente quitarla de mi.
La tome de los hombros y la empuje hacia atrás haciendo que se separara y tropezara un poco casi cayendo al suelo.
—¡estás loca!.—exclamé enojado limpiando mis labios con la palma de mi mano.
Y ya ni si quiera espere una respuesta. Solamente camine a paso rápido hacia la barra para seguir con mi noche y olvidarme de este horrible momento.
Pero, cual fue mi sorpresa al darme cuenta que mi pelinegra acompañante ya no estaba sentada ahí donde anteriormente estaba.
Paniqueado comencé a buscarla con la mirada por todos lados, hasta que el Bartender me hablo.
—¿buscas a la muchacha?.—pregunto.
—Si, ¿a donde fue?
—No lo se hermano, solamente pagó todas las bebidas y se perdió de mi vista.—respondió.
Frustrado pase mi mano por mi cabello tirando un poco de el.
Maldita sea, ¿donde estará?
Intente buscarla entre la gente pero era imposible, había demasiadas personas, y lo oscuro del lugar más el humo que expedían me hacía aún más difícil la tarea de encontrar a aquella muchacha que me había sacado suspiros sin parar, pero tenía la esperanza de que la volvería a ver muy pronto.
Porque olvidé hasta de mi nombre. Solo sé que desde el primer momento que la vi pasar, solo viví para ella.
dos actualizaciones seguida????😧 Soy una eminencia ya lo sé, de nada de nada.
Otra vez comenten pq creen q la Alana se fue y si adivinan se ganan un premio
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Ella y yo
FanfictionElla y yo Dos locos viviendo una aventura Castigada por Dios Un laberinto sin salida En donde el miedo se convierte en amor Alana Guzmán estaba enamorada. Enamorada de un Álvarez. Su mundo entero era su novio y sus ojos. Alana estaba perdidamen...