Termine de contar lo que había pasado aquella tarde tragándome el nudo en mi garganta que se sentían como una bola de púas que se clavaban cada vez más conforme las palabras iban saliendo de mi boca.
No había podido ser capaz de mirarlo a la cara mientras le contaba, ¿como podría decirle que por mi torpeza terminé perdiendo a nuestro hijo?
De verdad no era algo fácil. Y aún u cuando ya había acabado de hablar, no fui capaz de verlo.
No hasta que sentí su mano atrapar la mía y darle un pequeño apretón que provocó que las lágrimas que había reteñido quisieran salir.
Pero estaba harta ya de llorar.
Ya no quería derramar ni una gota más.
Entonces su brazo se estiró por detrás de mi espalda hasta rodear mi cuerpo y pegarme al suyo en un fuerte abrazo.
Me abrazo con todas sus fuerzas sin mencionar ni una palabra, no sabia que pasaba por su mente.
Solo era el, sosteniéndome por la espalda como si quisiera sanar mi dolor, como si yo pudiera sanar el suyo también.
Y por más que deseaba no volver a tocar este tema nunca más, había algo que aún no me quedaba claro.
Le faltaba una pieza a mi rompecabezas para que pudiera estar en paz conmigo misma y poder empezar a ver mas allá de el oscuro hoyo en el que estaba metida.
—Kevin, ¿puedo preguntarte algo?.—dije en voz baja aún en el abrazo.
—Claro que puedes flaca, ¿que pasó?.—respondió de inmediato inclinado un poco la cabeza hacia mi.
Yo repetí su acción y me giré mi cabeza para verlo.
—¿Que pasó en el hospital con Óscar?
En cuanto me escucho hizo una mueca, suspiro y apretó su agarre en mis brazos por que se tensó. Pensé que me diría que no, pero suspiro unas vez más, volteó a ver el cielo y luego bajo la vista hasta mi rostro.
—Realmente no pasó nada espectacular.—comenzó a explicarme.—Decidí llevar la fiesta en paz por ti bienestar, supuse que el estrés que estabas pasando no mejoraría si me le iba encima a Óscar a matar.—suspiro y acaricio mis brazos.
—Cuando me di cuenta que era mi hijo decidí que iba a luchar por ti de la manera correcta, ahora que se que es verdad lo que Óscar me dijo que sucedió estoy decidido a arreglarlo todo. Vamos a hacer las cosas bien.
Mis ojos lo miraron con incredulidad, ¿como podríamos hacer las cosas bien, cuando era yo su cuñada?
Y al parecer descifró mi mirada pues de inmediato volvió a hablar.
—Buscaremos la manera, amor. Hablaré con Óscar y lograremos que terminen su relación, entonces podremos estar libres.—bajo sus manos hasta las mías para entrelazarlas.
Se escuchaba con demasiada seguridad, como si el supiera algo que yo no.
—¿Estas seguro de eso?.—pregunté con temor.
—Lo estoy, confía en mi.—subió mis manos a sus labios y besó nuestras manos entrelazadas.—¿Puedes hacer eso?
No estaba segura de eso que estaba diciendo, realmente no estaba segura de nada de lo que estaba pasando en mi vida en estos momentos, pero, el simple hecho de ver la ilusión en sus ojitos cafés mirándome con tanta ilusión me hizo tener la valentía suficiente para creerle, para creer en lo que decía y esperar por un futuro mejor para los dos, uno en donde por fin podamos estar juntos.
Entonces mis ojos se dirigieron a los suyos y asentí repetidas veces viendo como en sus labios se formaba una enorme sonrisa.
Sonreí de vuelta y luego por fin, después de lo que se sintieron como años para mi, su rostro se acercó al mismo para que nuestros labios pudieran encontrarse una vez más en un suave beso lleno de amor.
Un beso que demostraba lo mucho que nos necesitábamos, lo mucho que nos queríamos y las ganas que teníamos de estar juntos.
Sus labios se movieron con delicadeza sobre los míos, sus manos tomaron mis mejillas y comenzó a acariciarlas con sus pulgares lentamente mientras que las mis pasaron por detrás de su dura y marcada espalda.
Las mariposas en mi vientre revolotearon y todas mis dudas y pesares desaparecieron. Ese era el poder que tenía el en mi, el era magia pura capaz de curar todo mal.
Pero claro, nada dura para siempre, como este beso que se vio interrumpido en el momento en el que el celular de Kevin volvió a sonar provocando que me separara de él.
—Aghhhh.—Kevin soltó uña quejido de molestia y saco su celular para encontrarse con otra llamada de adivinen quien.
Si, de ella.
Brenda Tuzos estaba de nuevo apareciendo en la pantalla de su celular.
Kevin volvió a quejarse e iba a rechazarla.
—Contesta, puede ser algo importante.—le dije con el mejor tono de voz que pude para que ya terminara de responderle y que dejara de molestar.
—Pero...
—Anda, ve a contestarle.—yo misma me separe de su abrazo y me hice para un lado de la banca.
Kevin suspiro frustrado y se paró. Tallo su cara con sus manos y luego tomó el celular y deslizó su dedo índice sobre el teléfono contestando la llamada.
—¿Bueno?
Poco a poco comenzó a dar cortos pasos hacia adelante haciendo que me fuera imposible escuchar la llamada que estaba teniendo.
Comenzó a caminar de espaldas a mi, por lo que yo dejé de prestar atención y me concentré en ver a mi alrededor en lo que aquella insistente llamada terminaba.
Pero no podía dejar de preguntarme, ¿que es lo que quería y por que su nombre me parecía tan familiar?
Seguí haciendo memoria intentando recordar en donde había escuchado mencionarla ¿Kevin nos había hablado antes de ella? ¿O tal vez era Óscar?
No lo sabía, por más que intentaba recordarlo no lo lograba hacerme un recuerdo claro, y seguía totalmente hundida en mi cabeza hasta que un estruendo llamó mi atención.
El teléfono de Kevin se hacía caído al suelo.
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Ella y yo
Fiksi PenggemarElla y yo Dos locos viviendo una aventura Castigada por Dios Un laberinto sin salida En donde el miedo se convierte en amor Alana Guzmán estaba enamorada. Enamorada de un Álvarez. Su mundo entero era su novio y sus ojos. Alana estaba perdidamen...