treinta y seis

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Resople frustrado al escuchar otra vez el celular sonando, ya me estaba hartando tanta insistencia así que le tome la palabra a Alana y con todo mi pesar me separé de ella a responderle la llamada.

—¿Que se te ofrece, Brenda?.—respondí sin importarme sonar rudo.

Ella no me caía mal, en realidad me parecía alguien muy linda e interesante, pero me molestaba que no me dijera al grano que era lo que necesitaba por mensaje de texto, ¿que podría ser tan interesante e importante que no pudiera decirme por mensaje de texto? Estaba aferrada a que tenía que ser en persona o llamada, y realmente no interés en verla así que por fin conteste.

—¡Kevin! Por fin respondes.—su aguda voz sonó a través de la línea.

—Si, ¿para que me necesitas?.—volví a preguntarle.

Escuché como Brenda suspiraba y hacía una pausa demasiada desesperante para mi.

—Es qué hay algo que quería hablar contigo.—comenzó a decir, pero seguía dándole vueltas, no iba directo al grano.

—Te escucho.—la presione.

—Sabes que estoy comenzando en la comunicación de los Tuzos, ¿cierto?.

—Si lo se.—resople.—Pero sigo sin saber que tiene que ver eso conmigo.

De verdad me hartaba.

—Es que hace días me llegó un correo desconocido, no sabía de quién era o que contenía, solo había un número que decía escríbeme, y pues lo hice, y me respondieron...— todavía no entendía.

—Brenda, de verdad estoy ocupado...

—No, no, ¡espera!.—me detuvo.—El mensaje decía que sabía algo de ti, algo que podía afectar tu carrera y que me lo enviaba a mi por que sabía que éramos amigos, y yo podría negociar contigo...

¿Algo mío? ¿Algo que podría afectar mi carrera? Eso se escuchaba como que alguien intentaba extorcionarla, y ella estaba cayendo redondita en la trampa que querían tenderle.

—Están jugando con tu mente, no debes hacer caso a esos mensajes Brenda.—suspire frustrado caminado hacia adelante.

—No kevin, ¡escúchame!.—dijo ella.

—Brenda, no tengo tiempo para estas cosas.—comencé a darle fin a la plática, pero antes de eso ella me detuvo.

—¡Dicen que la novia de Óscar está embarazada de ti!

Mierda.

Mierda, mierda, mierda.

—¿Qué?.—la voz se me había cortado.

—Que dice que estuvo en el hospital y se enteró de eso, dijo que hasta tenía pruebas...—me dijo.

Mierda; ni si quiera encontraba palabras para negarlo, o afirmarlo, o... o hacer lo que fuera. No podía reaccionar. No sabía hacerlo.

—Pero eso no es cierto, ¿verdad Kevin? ¿Verdad que no es cierto?.

Puta madre.

—Eso es una mentira por que dijiste que tú no querías nada serio, ademas, ella es tu cuñada, no podrías hacerle eso a tu hermano, ¿verdad? Tu me lo dijiste, tú dijiste que no buscabas nada con nadie en estos momentos.

Escuchaba como parloteaba, hablaba y hablaba pero yo no podía prestarle atención.

—Kevin, dicen que estás enamorado de ella, que ella y tu tienen una relación a espaldas de Óscar...que traicionaste a tu familia por ella, dime que no es cierto.

—Yo...

—Kevin, no puedes hacerme esto...dime que es mentira.

—Brenda...—seguía sin poder decir algo.

Pero era obvio que mi silencio le había dado la respuesta que ella no esperaba.

—Puta madre Kevin!!! Necesitamos vernos ya. Tenemos que arreglar esto. Tenemos que arreglar lo nuestro.

—¿Lo nuestro?.—pregunté extrañado.

—Si, lo nuestro.

—¿De que estás hablando? Brenda de verdad que no te entiendo. Pásame el número de la persona que te está diciendo esas cosas para verlo con mi abogada y ya.

Hubo un silencio en la línea.

—Kevin, ya me arregle con la persona que envío eso, ya me hice cargo.—confesó segundos después

—¿Qué?

—Solucione tu problemita, pero, ahora tu te tienes que arreglar conmigo. Y sabes perfectamente que es lo que quiero. Nos vemos esta noche en mi departamento,

Y entonces el celular cayó al suelo al saber a que era lo que se refería.

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Cuando mire que su celular cayó me apresuré a levantarme de la banca e ir hacia el. Kevin rápidamente recogió el celular y se dio la vuelta dejándome ver como su rostro había perdido el color provocando que pareciera un fantasma.

¿Que es lo que le había dicho que lo puso así?

—Kevin, ¿estás bien?.—me acerque a él y puse mi mano en su hombro.

Vi como sus gestos cambiaron.

—Si, si todo bien.—respondió rápidamente e hizo una mueca parecida a una sonrisa.

No lo creía del todo, pero no quise insistir mucho así que me hice la que le creí y sonreí de vuelta para tranquilizarlo.

—¿Nos vamos?.—pregunto en un tono de voz más bajo de lo usual.

—Vamos.—respondí a la vez que comenzaba a caminar a su lado.

Kevin estaba actuando muy extraño, casi siempre era como un perico que no podía dejar de hablar y bromear; entendía que en estos momentos nuestras situaciones no estaban en las mejores condiciones, ni éramos los más felices, pero creí que las cosas comenzaban a mejorar.

Obvio nunca volverían a ser lo que eran antes, pero por lo menos yo estaba dispuesta a intentar superarlo y buscar la manera, y creí que el pensaba lo mismo.

Tal vez me equivoque.

Llegando a casa buscaría la manera de hablar con el y preguntarle que sucedía, le daría su espacio en silencio en el auto y una vez que estuviéramos listos lo hablaríamos y todo se solucionaría, ¿cierto?

Como me esperaba, el viaje fue rápido y callado, la música de la radio resonaba en todo el carro y fue así como llegamos a casa en donde rápidamente el se bajó siendo seguido por mi y ambos recibidos por su mamá.

—¿Como les fue?.—nos preguntó sonriendo.

Kevin no respondió, sólo pasó de largo subiendo las escaleras dejándonos a ambas igual de confundidas.

—iré a...iré a cargar mi celular. ¿Óscar no ha llegado?.—pregunté.

—Llegó hace rato, debe estar arriba jugando.—me contestó.

Yo suspire y me prepare mentalmente para enfrentar otra noche, sabiendo que había un tema que quedaba pendiente por resolver.

Bonjour

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Bonjour

Ella y yoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora