cuatro

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—Hablamos después.—Óscar soltó mi mejilla para pasarlas a mi mejillas, me apretó y luego me acercó a su cara dándome un beso en los labios.

El olor a tabaco mezclando con el alcohol provocó que las náuseas regresaran a mi garganta, así que yo simplemente cerré los ojos y esperé que se alejara.

Una vez que no sentí el calor de su cuerpo cerca de mi los abrí, pero cual fue mi sorpresa al darme cuenta que Kevin seguía parando en donde anteriormente estaba, viéndome fijamente.

—¿Segura que estas bien?.—pregunto.

Yo lo miré y asentí.

—Si, todo bien es solo que ya nada pedo.—me excuse por el.

Me daba mucha pena que la gente se diera cuenta de cómo me trataba Óscar a veces.

Y es que yo sabía que me quería, el no se cansaba de repetirme que me amaba, simplemente había veces que tenía días malos y terminaba no tratándome de la mejor manera, pero no era su culpa.

Simplemente así es como era el. Y yo lo amaba tal y como era, en sus días buenos y en sus días malos.

Pero al parecer Kevin no quedó muy convencido por mi respuesta pues seguía sin moverse del mismo lugar.

Luego pasó su mirada de mi rostro hasta mi muñeca la cual había comenzado a acariciar inconscientemente.

Baje mi cabeza para observarla yo también, dándome cuenta que tenía todo al rededor de un color rojo brillante y me comenzaba a punzar.

Kevin dio un paso más cerca de mi, estiró su mano hasta que tomó la mía, y con la otra mano con sus dedos comenzó a acariciar la herida.

Su dedo se deslizaba con tanta delicadeza que provocaba que todo mi cuerpo se erizara, parecía que el dolor desapareció en ese momento, y en lo único que podía concentrarme era en eso, en el, en sus caricias.

Parecía que todo a nuestro alrededor había dejado de existir, no podía sentir nada más que su piel contra la mía.

No entendía que era lo que tenía el, su piel. El roce de nuestros cuerpos me provocaba sensaciones que me aterraban.

Entonces la conciencia volvió a mi y cuando me di cuenta de lo que estaba sucediendo di un paso hacia tras haciendo que me soltara.

—Yo, ehhh, tengo que ir al baño.—y de inmediato me di la vuelta y camine con pasos rápidos al baño.

Entre y me mire al espejo.

Mi cara de encontraba un poco roja, así como sonrojada. Me acerque un poco más y mis ojos se aguaron un poco al ver las marcas de dedos en mis mejillas.

Saque de mi bolsa un corrector y aplique una pequeña cantidad de producto para topar aquellas marcas.

Me estuve ahí un rato hasta que me tranquilice un poco y salí de nuevo a la fiesta.

La música sonaba más fuerte y el frío comenzó a calarme en los huesos así que decidí ir a sentarme en unas sillas en la parte techada de la quinta esperando que cubriera un poco mi frío.

Llegue y me senté mientras miraba a la gente a mi al rededor. Todos se miraban muy felices, y muy ebrios.

Hombres y mujeres cantaban fuertemente junto con los músicos mientras seguían tomando y rellenando sus vasos de alcohol.

Parecía que todos estaban pasando un buen rato, todos excepto yo.

Mis ojos recorrieron a todos los invitados, hasta que mi vista se topó con mi cuñado menor, con Kevin que parecía muy entretenido hablando con un grupo de personas que también se me hacían conocidas.

Eran unos muchachos que no ubicaba, aquella rubia que había visto antes y una castaña que veía a Kevin con toda su atención.

Mantuve mis atención en ellos un buen rato. El suficiente tiempo para darme cuenta que aquella castaña buscaba desesperadamente contacto físico con Kevin.

Sus ojos jamás se despegaron del rostro del muchacho, sus pestañas se batían ante el con frecuencia y la manera en la que mordía su labio no hacía nada más que confirmar lo que ya imaginaba. Estaba deseosa de él.

Pero Kevin parecía que no lo notaba, el seguía platicando y tomando de su yeti negro sin prestarle atención a los intentos vergonzosos de llamar su atención.

Seguí zorreando a más gente hasta que la tonada de una canción que me gustaba mucho comenzó.

Antes de que comenzaran a cantar sentí una mirada, rápidamente busque al dueño encontrándome con la mirada con marrón del futbolista.

Entonces el grupo de norteño comenzó a cantar.

Deja que mis manos bajen tu vestido
Y si al desnudarte me echas a temblar
Con un solo beso te quitare el frío
Con una caricia te enseñare a amar.

Los ojos de Kevin no se apartaron de mi en ningún segundo. Ni si quiera parpadeaba.

Solamente me miraba directamente y cantaba en voz baja aquella canción.

Y cuando tu cuerpo este juntito al mío
Y hayas descubierto la felicidad
Te diré despacio y bajito al oído
Que voy a quererte cada día más
Cada día más
Voy a quererte cada día más
Voy a quererte cada día más mi amor

El color subió de nuevo a mi rostro y no sabía ni qué pensar, ni qué hacer.

Estaba increíblemente plasmada y en shock por lo que estaba sucediendo.

No entendía que estaba pasando con Kevin, no entendía que era lo que me provocaba sentir todo esto que estaba sintiendo.

No entendía nada. Y me frustraba.

Decidí no confundirme ni comenzar a sobre pensar más. Necesitaba irme urgentemente de aquí.

Me paré de golpe de la silla cuando de pronto un mareo me golpeó fuertemente ocasionando que comenzara a tambalear.

Comencé a ver estrellas y estaba segura que me desmayaría en
cualquier momento, pero antes de que eso ocurriera sentí unos brazos sostenerme con fuerza evitando la caída.

Mis piernas perdieron fuerza y lo último que sentí fue el tibio aliento de Kevin susurrando algo a mi oído.

Mientas que varias personas observaban lo que acababa de suceder. Un hermano que se preguntaba qué demonios estaba sucediendo entre su cuñada y el menor.

Y una tiktoker que furiosa echaba humo por las orejas preguntándose quién demonios era ella, y por que le importaba tanto a Kevin.

capituló dedicado a la marquesita que la mandaron alv hoy 🫰🏻

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Ella y yoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora