veintinueve

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Comencé a manejar según lo que la ubicación que Dominick me había pasado, todavía con la cabeza caliente por la furia que sentía.

No podía controlarlo, el odio irradiaba por cada poro de mi ser. Y la fuerza que estaba aplicando sobre el volante con mis manos y lo apretada que estaba mi mandíbula no hacía más que confirmarlo.

Mi mente estaba nublada, no podía pensar nada con claridad, no había más que una pizca de uso de razón que quedaba en lo más profundo de mi conciencia, pero no podía hacerle caso, mi enojo le ganaba y terminaba quedando más y más enterrado.

Según el GPS faltaban 8 minutos para que llegara al departamento en el que la tiktoker me dijo que estaría.

Estaba concentrado en el tráfico para no causar algún accidente cuando se repente mi celular comenzó a sonar el asiento en el copiloto. No quise verlo, deje que sonara ahí por un rato hasta que la llamada se cortó.

Pero, unos cuantos segundos después volvió a sonar, y esta acción se repitió unas tres veces más hasta que me harte.

Aproveche que el semáforo estaba en rojo y que el tráfico se veía tardado y me estire hasta agarrar el celular viendo de quien era la llamada que estaba insistiendo tanto.

Miguel

Que raro, ese wey raramente me hablaba por teléfono.

Pero aún así conteste la llamada que acaba de entrar.

—¿que vergas quieres Miguel?.—conteste enojadisimo.

—Kevin!

No era Miguel, no. Era Felipe.

—Neta vete a la verga Felipe ahorita eres el ultimo con el que quiero hablar.—la ira creció en mi y estaba apunto de colgarle la llamada para seguir con mi destino pero antes de que pudiera hacerlo volví a escuchar su desesperada voz por el otro lado de la línea telefónica.

—¡NO! KEVIN! KEVIN! Escúchame, tienes que escucharme.—pidió mi hermano.

—No vales verga wey. Adió...

—¡ÓSCAR VA EN CAMINO A PACHUCA DE NUEVO! Y va furioso.—frene de golpe escuchando todos los autos de tras de mi pitarme con agresividad.—Kevin, dijo que la iba a matar.

Y todo el coraje fue remplazado por un miedo descomunal.

Sin pensarlo me di una vuelta en U en el primer lugar que encontré y cambié mi ruta hasta la salida de la ciudad.

Esto no podría estar pasando.

—Kevin, ¿qué vas a hacer?.

No me había percatado de que aún no se colgaba la llamada.

—Voy para allá.—fue lo que respondí antes de pisar el acelerador hasta el fondo, esperando tener una ventaja sobre mi hermano mayor ya que yo ya estaba casi por la salida de la ciudad.

Maneje como loco, la velocidad jamás bajo de los 100 km/h y tuve que soportar los sonidos del claxon de muchos autos molestos por que los rebasaba.

Pero no me importo ninguno y seguí manejando tal y como lo estaba haciendo.

El miedo estaba instalado en la boca de mi estómago, mis manos temblaban y comenzaba a sentir el sudor frío correr por mi frente en cuanto más cerca estaba de la carretera.

Tenía miedo, mucho miedo.

Me aterraba no llegar a tiempo. Pero también, una parte de mi quería creer que Óscar no sería capaz de eso, ¿cierto? Ella estaba embarazada. No podía hacerle nada.

Mierda. Tenía tanto miedo, que hice lo que mi corazón me dictó.

—Siri, márcale a Alana.

Pito dos veces antes de que su temblorosa voz me respondiera.

—¿Bueno?

—Alana, mi amor.—exclamé aliviado de escuchar su voz después de todos estos días.

—Kevin, el va a matarme Kevin.—sollozo.—No se que sucedió, te lo juro que...—y no pudo terminar por que en ese momento rompió en llanto, rompiendo mi corazón también.

—No, no tranquila. Yo voy en camino amor, todo estará bien.—le dije intentando ignorar el nudo en la garganta que se me había formado. Tenía que ser fuerte por ella.

—No se que hare, no se que pasara.—respondió entre murmullos.

—Escúchame bien Alana, todo saldrá bien. Todo va a salir bien, no tienes que tener miedo...—mas que intentarla convencer a ella, me quería convencer q mi mismo de que eso sucedería.

—¿Por que?.—sollozó.—¿Por que a mi? Yo no quería nada de esto, yo no quería...yo....yo quería a Óscar.—mi corazón no hacía nada más que romperse cada vez más. Sentía que el alma caía por mis pies y se me hacía cada vez más difícil mantenerme enfocado en el camino.

—Alana, respira...tienes que calmarte. Es por el bien del...—y es que hasta mencionarlo me quemaba.

—Yo no quiero a este bebé Kevin, no puedo quererlo...yo....tal vez eso es. Este es mi karma por no amar a la persona que llevo dentro. Yo se que el no tiene la culpa de nada pero...pero...—pauso para soltar otro sollozo.—Pero no puedo quererlo con el mismo corazón con el que te amo a ti.

Y ahí estaba. Ella me amaba.

—Amor, escúchame.—repetí.—Voy a llegar, agarraremos tus cosas y después vamos a ir a una clínica para que abortes, luego nos iremos muy lejos tu y yo, ¿esta bien? ¿Eso te gustaría?.—no podía escuchar su respuesta, pero imaginé que asentiría.

—Todo estará bien chiquita, ¿esta bien? Confía en mi.—volví a darle ánimos.

—Confío en ti Kevin...—susurro en voz bajita. Escuché como limpio su nariz y comenzó a respirar con más tranquilidad.—Confío en ti más que en nadie en este mundo.

Y en ese momento la pantalla del auto se prendió indicando la llegada de un mensaje de mi celular.

Dome
Ya estoy esperándote, guapo.
*foto adjunta*

—Maldita sea.—murmure sin darme cuenta hasta que escuche como Alana hacia un sonido de pregunta.

—Nada importante amor, ya casi llego. ¿Está mamá ahí contigo?.—pregunté.

—N-no..no. Ella fue no se a donde.

Mierda.

—No pasa nada, estoy a nada de llegar, aguanta un poco por mi, ¿si?.

—Si...yo...

De repente la llamada fue interrumpida por el fuerte estruendo de un carro rechinando y luego una puerta siendo azotada.

—Kevin. Te amo. No olvides nunca lo mucho que te yo te amo.

Y la llamada se cortó.

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Ella y yoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora