No me importa lo que pensara mi madre de mi en el momento en el que entré al auto con Alana desmayada y sangrando en mis brazos.
Felipe se había apresurado a entrar al asiento del piloto y una vez que la puerta se cerró, arrancó a toda velocidad sin mirar atrás mientras que yo sostenía con fuerza a Alana entre mis brazos.
El temor comenzó a invadirme, el temor junto con la culpa de que no hace muchos minutos atrás yo había estado con ella pidiéndole, suplicándole que me dijera que lo del bebé era mentira, sentía culpa por que yo le rogué a Dios que no fuera cierto y que nos dejara poder ser felices,
¿Acaso era mi culpa?
¿Estaba ella así, por mi?
La desesperación me gano, y termine bajado mi cabeza hasta que toco la suya mientras que le rogaba ahora a dios pero para que todo estuviera bien, que estuviera fuera de peligro.
—Ya estamos llegando.—aviso Felipe mirando por el espejo retrovisor,
Me aleje del ella y asentí, segundos después llegamos y sin esperar a nadie baje y corrí hacia emergencias con ella aún inconsciente.
Había perdido la cuenta de cuántas veces habíamos estado ya en este horrible lugar. Me causaba escalofríos el simple hecho de entrar y sentir la angustia y pesadez del ambiente.
Rápidamente dos enfermeros trajeron una camilla y la arrebataron de mis brazos, la pusieron ahora en aquella cosa y se alejaron de mi mientras que otra enfermera me detenía de la mano.
—Joven, necesito que nos diga que sucedió.—pidió aquella muchacha vestida toda de blanco.
—No se, comenzó a sangrar de entre las piernas y se desmayó.—explique con la voz temblorosa viendo como cada vez mi niña se alejaban más de mi vista.
—¿Tiene algún antecedente....tal vez...
—Está embarazada.
Y la mirada de la enfermera cambió. Sus ojos me vieron con lastima, odiaba que me viera así, y odiaba mas saber el motivo por el cual lo hacía. Estaba seguro que pensaba que yo era el padre del bebé que seguramente en estos momentos corría peligro.
—Voy a necesitar que llene estos formularios, pase por aquí.
Hice lo que me pidió, llene sus datos con todo lo que sabía y minutos después entro mi mamá con Felipe.
—¿Que te dijeron, hijo?.—mi madre fue la primera en preguntar.
—Se la llevaron adentro, no me han dicho nada aún.—respondí en voz baja sintiendo como mi cabeza comenzaba a martillar sin parar.
No debían de ser más de las 5 o 6 de la mañana, apenas había dormido unos cuantos minutos y la borrachera estupida que me puse horas antes habían comenzado a surtir efecto.
—¿Quieres ir por un suero, una pastilla?.—pregunto ahora Felipe al darse cuenta de que me había comenzado a quejar en silencio.
—No, ahorita...
—Anda, vamos.—insistió de nuevo echándome una mirada que no logre comprender.
—Que no. Al rato.—respondí.
No quería irme y que el doctor viniera a decirnos que había pasado, tenía que estar aquí, al pendiente de ella.
—Ahí te vas a estar quejando como pendejo, la cafetería esta aquí a la vuelta.—señaló un cartel con un café en el.
—Ahorita vamos Felipe, no estes chingando.—le dije con fastidio. No entendía porque tanta insistencia.
—No seas pinche terco, te dije que...—volvió a decir, pero antes de que terminara un hombre vestido de blanco con cubrebocas se acercó a nosotros.
De inmediato los tres nos quedamos callados y nos paramos a escuchar lo que tenía que decirnos.
—¿Son ustedes los familiares de Alana Guzmán?.—nos preguntó.
—Si, nosotros somos. ¿Que sucedió? ¿Que tiene Alana?.—le dijo mi mamá preocupada.
El doctor suspiró y quitó su cubrebocas, su semblante serio me aterro y provocó que pensara lo peor mientras que todos lo veíamos expectantes.
—Lo que tengo que decirles puede ser algo complicado.—comenzó.
Mis manos comenzaron a sudar.
—La joven llegó con un shock por lo que creemos que fue un ataque de pánico fuerte, su cerebro no soporto la intensidad de la ansiedad, lo que provocó que tuviera un colapso y por ende el desmayo.—hizo una pausa y suspiro pesadamente.—el problema aquí es el bebé.
Mierda.
Mi mamá soltó un jadeo de sorpresa y presiono su mano con su pecho mientras que con la otra tapó su boca.
—Al estar en tan temprana etapa del embarazo, su anemia junto con sus constantes ataques de ansiedad provocaron que tuviera una amenaza de aborto, esa es la razón del sangrado. Pudimos deter la hemorragia y controlar la amenaza con medicamento, pero, debido a sus antecedentes si debo advertirles una cosa. Su embarazado es de alto riesgo; Alana tiene mucho riesgo de perder al bebé.
—¿que es lo que está diciendo?
Y mi alma quiso caer al suelo, Óscar estaba aquí, y ahora ya lo sabía.
A L A N A
Mis ojos se llenaron de lágrimas, el aire se fue de mis pulmones, mi pecho se contrajo y mis manos comenzaron a temblar sin control al ver a Óscar parado en la puerta de la habitación del hospital mirándome con su semblante serio. Tan serio que era aterrador.
El comenzó a dar pasos lentos hacia mi. Yo quise alejarme pero no podía, estaba plasmada en mi lugar, sin moverme. Sin respirar.
—Contesta Alana. ¿Cuando pensabas decirme que estás cargado a mi hijo?.—su voz era cada vez más ronca.
—Óscar, yo...yo me acabo de enterar.—tartamudee con pesar haciendo mi mayor esfuerzo para no llorar.
—Te acabas de enterar.—rio amargamente.
—Yo no se como pasó. Yo...yo estaba cuidándome.—respondí de nuevo.
—Pues parece que no, muñequita.—se acercó hasta que logró quedar frente a mi cara a cara.
Su mano busco mis mejillas y las tomo mientras me miraba directo a los ojos mientras que la otra la ponía encima de mi vientre aún plano.
—Estas cargando a mi hijo. Así que, eso significa que estaremos juntos para siempre. ¿No estas feliz?.—sonrió sobre mis labios. Yo quise cerrar los ojos y llorar, pero no lo hice.
Más bien, mi mirada se desvió hasta la puerta, donde me encontré con la imagen más desgarradora de mi vida.
Kevin estaba ahí, parado frente nosotros mientras que las lágrimas corrían por sus mejillas sintiendo el mismo dolor que sentía yo.
El dolor de estar separados.
Para siempre.
me duele
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Ella y yo
FanfictionElla y yo Dos locos viviendo una aventura Castigada por Dios Un laberinto sin salida En donde el miedo se convierte en amor Alana Guzmán estaba enamorada. Enamorada de un Álvarez. Su mundo entero era su novio y sus ojos. Alana estaba perdidamen...