treinta y nueve

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Escuchaba como todos parloteaban a mi alrededor, las muchachas corriendo de un lado al otro, los flashes de las cámaras y los carritos con los cambios de ropa que pasaban por enfrente de mi, ya estaba harto.

—Eh rata, ¿estás bien? Te ves hasta pálido.—Luis Chávez se había sentado al lado mío palmeando mi espalda.

—Estoy bien.—respondí a secas volteándolo a ver a la cara.

—Pues dile eso a tu cara wey, parece que quieres matar a todos los que están aquí.—me respondió queriéndose reír.

Yo mire a mi al rededor para asegúrame que no hubiera nadie cerca que pudiera escuchar nuestra conversación, y una vez que estuve completamente segura de que no lo había, decidí hablar para eliminar esta horrible sensación que había dentro de mi pecho.

—Luis, tu...—mi tono serio parece que lo asusto, pues todo rastro de risa desapareció de su cara.—¿Tu alguna vez te has enamorado de alguien que no debías?

Esto último lo dije en el tono más bajo que pude, sintiendo como mis entrañas se retorcían ante la pregunta.

—¿Alguien que no debía? ¿De que hablas?.—Luis se movió hasta llegar mas a mi lado.—Me estás asustando. ¿De quien estás enamorado?

Mordí mi labio nervioso.

—Hice una pendejada wey, la cague machin pero ya no hay vuelta atrás, estoy hundido.—mi voz tembló.

Luis se puso pálido y sus ojos se abrieron aún más con sorpresa.

—¿Que mierda hiciste Kevin?.—me pregunto serio.

—Yo, yo estoy enamorado Luis...

Claro que lo estaba, lo estuve desde el primer día que ella cruzó mi puerta.

—¿De quien estás enamorado, ratón?

—Estoy enamorado de

—¡Luis, Kevin! Su turno.—una muchacha de lentes con una tablet en sus brazos corrió hasta nosotros y nos presionó para que nos paráramos.—Anden, anden, que no tenemos todo el día.

Esta muchacha nos empujó hasta que llegamos al set de las fotos, yo suspiré y mire a Luis.

—Al rato te cuento.—no lo haría. Tal vez aquello había sido una señal para darme cuenta que nadie más podría saber lo que estaba sucediendo, nadie.

Dl fotógrafo comenzó a tomarnos fotos, primero junto, luego separados, duramos como dos horas entre tomas y cambios de ropa, hasta que por fin esto se terminó.

—¿Nos vamos juntos?.—Luis me pregunto cuando salimos del vestidor donde nos pusimos nuestra ropa normal.

—Kevin tiene que quedarse, le falta grabar un comercial aún.—mi representante se metió en la conversación entre nosotros dos.

Yo rodee los ojos con molestia y suspiré derrotado, que más diría, tenía que aceptar pues era parte de mi trabajo.

—Nos vemos luego bro, ánimo.—Luis me dio un corto abrazo y volvió a palmear mi espalda. Entonces me voltee e hice lo que me indicó.

Dos horas después terminé ahora si lo que tenía que hacer, ya no había más pendientes del día y por fin podría llegar a mi habitación de hotel para poder descansar.

Llegue a la entrada del hotel y subí por fin a mi cuarto, me tire en la cama y solté el suspiro que estuve aguantando todo el día.

Estaba harto, tan harto de todo. Harto de no poder ser feliz por una maldita vez.

Ella y yoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora