veintitres

2.1K 122 30
                                    

Existen miles de corazones rotos, el sentimiento de tenerlo es muy extraño. La primera vez que lo sentí tenía dieciséis  años, mi novio de ese entonces me había confesado que estaba conmigo solo porque quería quitarme la virginidad, y que ahora que lo había hecho, yo ya no le serviría más; es más, que ya no le serviría a nadie más habían sido sus exactas palabras.

Y sentí que moría.

Pobre niña ilusa.

La segunda vez que alguien me rompió el corazón tenía dieciocho años, no podia aguantar más el maltrato de parte del novio policía de mi mamá así que decidí huir, huir antes de que esto fuera más lejos, antes de que sus insinuaciones y toqueteos se convirtieran en algo mayor. Así que, en cuanto cumplí la mayoría de edad tome mis cosas, hice una pequeña maleta y huí sin rumbo con la esperanza de encontrar algo mejor.

Conseguí un trabajo en una heladería, rente un pequeño cuarto barato y comencé a ahorrar para poder salir de ahí. Conocí también a mis dos amigas quienes me ofrecieron una habitación más en su departamento, pude conseguir otro trabajo y mi vida parecía mejorar. Guardaría mucho dinero, sacaría a mi familia de ese horrible hogar y seríamos felices. ¡Incluso podría entrar a una universidad!

Pero, aquello nunca sucedió, pues unos meses después recibí una llamada de mi hermana menor. Y recuerdo perfectamente aquellas palabras, de aquel martes a las 11 de la noche.

Esta muerta, el la mato.

Y entonces mi corazón se rompió una vez más, mi corazón y mi vida se derrumbaron, el dolor era tanto que sentí morir.

Sentí que moriría junto con ella.

Pobre niña ilusa.

La justicia nunca hizo su trabajo. Al ser el policía logró huir a no se donde, y nunca más volvimos a escuchar nada de él.

El padre de mis hermanos se los llevo a Estados Unidos y me quede sola una vez más.

Mi vida tomó un rumbo diferente entonces, caí en vicio de la fiesta y el alcohol, mis noches y dijeron eran dedicado a botellas y desmadre, hasta que lo conocí a él.

Mi segundo novio, el que me cuido y me hizo ver el mundo desde otra perspectiva.

Fue el quien me dio ánimos para salir de ese círculo vicioso y depresivo al que había entrado, me brindo su apoyo y amor hasta que se fue sin explicación y nunca más regreso.

Ahí fue donde se partió mi corazón una tercera vez, solo que, esta vez no le deje vencer y controlé el estilo de vida que llevaba, por que se lo había prometido a él. Le había prometido que no volvería a caer y lucharía por tener una vida sana y feliz como el lo deseaba.

Pobre niña ilusa.

Y eme aquí, donde todos conocemos ya la historia, me enamoré de quien no debía y ahora estaba pagando las consecuencias, sintiendo mi corazón romperse una cuarta vez.

Solo que esta vez no tenía ganas de morir, esta vez la idea de perder la vida me aterraba. Quizá era por lo cerca que veía la muerte.

Pobre niña ilusa.

No se por cuánto tiempo más llore. Solo estuve acostada en la cama deseando que esta horrible sensación desapareciera, hasta que escuché la puerta abrirse otra vez.

—Señora Norma, de verdad no tengo ham....

—No soy mi mamá, Alana.—una masculina voz se escuchó tomándome por sorpresa.

Me levante de golpe dejándome ver a Felipe parado en la oscuridad de la habitación.

—¿que...?.—mi voz ronca ardió en mi garganta.—¿necesitas?

—Alana...—dio unos pocos pasó hasta quedar parado en la orilla contraria en la que estaba yo.

—Felipe, ¿que haces aquí?.—pregunté.

—¿Me puedo sentar?.—respondió mi pregunta con otra pregunta.

Desconfiada asentí cortamente para después verlo sentarse en aquella orilla.

—Mira...—comenzó.—Esto es demasiado complicado para mi, pero...

Lo mire extrañada.

—Kevin te quiere, te quiere mucho.—mis ojos se llenaron de lágrimas al recordar lo que vi en mi celular.

—Felipe yo...

—Déjame terminar.—me interrumpió.

—Kevin es un tonto que no sabe hacer bien las cosas pero estoy seguro que lo que siente por ti es real, solo que, la noticia le cayó como un balde de agua fría...

Mi corazón comenzó a latir erráticamente al escucharlo mencionar 'la noticia'

—¿Noticia?.—titubee.

—Se que estas embarazada.

Mierda.

—¿C..c-Como?.

—Kevin está cayéndose de borracho en alguna fiesta de unos influencers, me llamo y me lo contó llorando como loco, por eso vine contigo, para que vayamos por el.

—No, no...por qué, Óscar....

—Óscar no llegará hoy, no tienes porque preocuparte por el.

—Pero es que...—comencé a temblar de ansiedad y sentí que el aire comenzaba a faltarme.

—Hey, tranquila, tranquila...—Felipe se acercó más y me tomó de las manos para que dejara de temblar.

—Vamos a ir por Kevin, le bajaremos esa borrachera que trae y buscaremos juntos una solución, ¿te parece bien?.—me dijo suavemente.

Yo solo asentí y me pare de la cama con ayuda de él hasta que salimos de la casa y partimos a una ubicación desconocida.

Media hora después llegamos a una gran casa con gente entrando y saliendo en estados deportables.

—Espérame aquí, iré por el y nos vamos.—nuevamente asentí y lo vi salir del auto y perderse entre la multitud.

Espere unos 15 minutos según mis cálculos, hasta que alcance a divisar al hermano de en medio cargando al menor de los hombros.

Rápidamente abrí la puerta trasera y Felipe lo metió.

—Felipe, Felipe...—habló kevin con voz de borracho.

—Kevin, déjate abrochar, nos vamos a la casa.—respondió.

—Felipe, tengo el corazón roto.—los dos nos quedamos en silencio.

—Hermano...

—La amo Pipe, la amo con mi alma entera y me rompe el corazón que esté embarazada de el. De mi hermano.—Kevin sollozo.

—Todo se va a arreglar bro, confía.

—Todo está jodido Pipe, hasta yo. Quise venir a olvidarme de todo. Y cuando Domelipa me besó, le dije Alana. ¡ALANA!.—río a carcajadas.

—Kevin.—al parecer todavía no se percataba de mi presencia.

—Yo la amo, pipe.—la risa cesó, el suspiró y luego se dejó caer en el asiento.

—Yo también te amo...

Pero cuando voltee, el ya estaba profundamente dormido.

buenas noches, sin odiar a Kevin

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

buenas noches, sin odiar a Kevin.

Ella y yoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora