No era tonto, desde el momento en el que crucé la puerta de la cocina y vi la mirada que Felipe me dio cuando me vio lo supe. Nos había visto.
Conocía a mi hermano a la perfección. Su rostro más pálido de lo normal, sus ojos mirándome fijamente, las comisuras de sus labios hacia abajo, su postura rígida y derecha, el leve temblor se sus manos cuando levantaban la taza de café que estaba tomando, como presionaba su boca en una línea fina, y lo que provocó que lo entendiera todo. Entre, me miro, luego miro a Alana y después al piso.
Ya estaba, habíamos sido descubiertos.
Nervioso me acerque hasta mi mamá, le di un abrazo y un beso en la frente para después hablar.
—Buenos días.—dije para todos.
—Buenos días Kevin.—Alana fue la única en responder, me miro un instante y luego volvió la vista a su taza.
—¿Como te fue ayer, hijo? No escuché llegar junto con tus hermanos.—me dijo mi mamá mientras me pasaba una taza llena a mi también.
—Todo bien ma, llegue temprano yo solo, anoche me fui a unos asuntos.—respondí nervioso y le di un trago a mi café.
—Cierto, ¿como te fue con Domelipa anoche, Kevin?.—Felipe habló.
El café se atoro en mi garganta lo que provocó que tosiera y escupiera el líquido.
Rápidamente mi mamá comenzó a darme palmadas en la espalda y a soplarme en la nuca.
—Hijo, tranquilo hijo.
Intente tranquilizarme y parar la tos bajo la mirada atenta de Felipe mientras que Alana seguía mirando hacia cualquier lugar menos en mi dirección.
—Perdón, perdón. Se me fue por el otro lado.—Una vez que estuve bien me explique.
—Bueno, ¿quien quiere desayunar?
Los tres dijimos que yo al unísono, ella rió y se dio la vuelta para comenzar a cocinar con lo que habíamos comprado el día anterior.
—Yo le ayudó Norma.—Alana se levanto también.
—Oigan, y a todo esto.—la mayor se volteó a vernos de nuevo.—¿sigue Óscar dormido?
Y ahora fue Felipe el que hizo gesto de incomodidad, pero era cierto, no había visto a Óscar en toda la mañana.
Alana de inmediato volteó a vernos extrañada.
—Ehh, el...—hizo una pausa como buscando una excusa lo suficientemente creíble para nuestra mamá.
Yo voltee a ver a mi niña al imaginarme ya que había sucedido y por qué mi hermano no regreso a dormir.
Ella simplemente soltó un suspiró casi insonoro y bajo la mirada.
—Se quedó con el Beto y Alex, querían seguirle a la fiesta y el Alex me avisó que se fueron a su depa al after.—respondí yo lo primero que se me ocurrió.
—Ah.—fue lo único que ella respondió, luego sólo se giró y siguió cocinando con la ayuda de Alana dejándonos incómodamente a Felipe y a mi viéndonos sin saber que decir.
Media hora más tarde el desayuno estaba listo, mi hermano y yo colocamos la mesa y nos sentamos a comer los cuatro en un silencio demasiado incómodo.
—Bueno, iré a bañarme, con permiso.—Alana luego de unos minutos fue la primera en terminar su comida y retirarse.
Entonces la conversación comenzó a fluir un poco más, hablamos de distintas cosas hasta que los tres decidimos retirarnos de la mesa para descansar otro rato ya que no teníamos nada planeado para el día.
Camine rumbo a mi habitación esperando que Felipe no me siguiera, pero, tal y como lo imaginaba; en cuanto estuvimos lo suficientemente lejos de la cocina sentí como me tomaron por el brazo para que parara de caminar.
—Tenemos que hablar.
Mierda.
No tenía ni caso que me negara, así que solamente me dejé guiar por el hasta que llegamos a la que era su habitación.
Incómodamente entre y me quede parado en la esquina mientras que el iba hasta su cama en donde se sentó y luego pasó sus manos por su cabello como desesperado.
—¿Que vergas Kevin? ¿Que putas tienes en la cabeza?
Lo sabía.
—No se de que hablas, Felipe.—intente hacerme el desentendido.
—¡Por Dios! Y todavía tienes el descaro de hacerte pendejo.—se levantó de la cama hasta que quedó frente a mi.
—Felipe...
—¡Felipe nada! Es que no si quiera se que decirte.—suspiro frustrado.—¿Meterte con la novia de tu hermano? Eso es caer demasiado bajo, hasta para ti.
Auch, no mentiré, ese último comentario me dolió.
—Tu no sabes nada Felipe.—murmuré mirando hacia el frío piso de madera.
—No hay mucho que saber. Te estás acostando con la novia de tu hermano mayor. Es tu cuñada por el amor de Dios kevin.
Su rostro estaba rojo del coraje, y temía que empezara a gritar.
—¡Que tu no sabes nada de lo qué pasa entre nosotros! Así que mantente alejado de nuestros asuntos.
—¿COMO VERGAS ME VOY A MANTENER ALEJADO CUANDO SE QUE TE COGES A TU CUÑADA?.—grito.
Yo me lance sobre el y tape su boca.
—Que te calles!
—Mierda Kevin, quítate.—con fuerza me empujo hasta alejarme.—Ahora lo entiendo todo. Ella, su decisión de mudarse a la casa, siempre tuvo el plan de meterse en tus putos pantalones. Nada tonta, sabía cual era el hermano famoso y millonario.
Y mi sangre hirvió. Hirvió al tal grado que estuvo apunto estrellar mi puño contra su cara. ¿Como se atrevía a hablar así de ella?
—vete a la verga Felipe. Y nunca en tu vida vuelvas a hablar así de ella, ¿me escuchaste?
—¿O que? ¿Vas a defenderla a ella?
—SI! Claro que voy a defenderla. Por que dime, ¿quien está ahorita cogiendose a no se cuentas, mientras que su novia lo esperaba en casa? ¿Quien Felipe, quien?
—Y ella muy santa cogiendose al hermano, ¿no? Muy fiel que digamos tampoco lo es. Si ya no lo quiere, que se largue y ya.
Estaba perdiendo los estribos, realmente lo estaba haciendo.
—Pero no lo hará, de pendeja se alejaría de ti y tus millones.
—¡No se aleja porque Óscar dijo que la mataría si lo hacía! ¿Era eso lo que querías escuchar? ¿Estas contento ahora?
hermano cayo la ley
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Ella y yo
FanficElla y yo Dos locos viviendo una aventura Castigada por Dios Un laberinto sin salida En donde el miedo se convierte en amor Alana Guzmán estaba enamorada. Enamorada de un Álvarez. Su mundo entero era su novio y sus ojos. Alana estaba perdidamen...