Los Hilos del Dragón

Cap XVIII

La Ira del Dragón

Advertencia: Este capítulo contiene lenguaje vulgar se les recomienda discreción.

La Segunda Princesa caminó hasta donde se encontraba su madrastra, cuando ella volteó a verla trató de acercarse pero la joven la detuvo.

Alicent Hightower-- Rhaegan mi niña... Decía hasta que fue interrumpida por la Princesa.

Rhaegan Targaryen-- Majestad yo la respeto como Reina, como persona e incluso la he considerado mi madre... Pero vuelve a tratar a poner una mano encima de Aegon o tan siquiera de mis otros hermanos, creame que Caníbal disfrutará de su cena. Dijo muy tranquila.

Alicent Hightower-- Mi niña.. ¿Esa es una amenaza?. Preguntó nerviosa.

Rhaegan Targaryen-- No Majestad, yo no tengo la necesidad de hacerlo, creo que usted debería ir a la biblioteca e investigar la diferencia entre amenaza y advertencia.

La Reina quedó en estado shock por las palabras de su adorada "hija", pero más en lo tranquila y calmada que estaba.

Rhaegan Targaryen-- Puede que usted los haya traído a este mundo pero ellos son mis niños, y hasta el más idiota sabe que no deben meterse con las crías porque tendría que enfrentarse a la ira del dragón.

Alicent Hightower-- No es su... Decía hasta que fue interrumpida por la platinada.

Rhaegan Targaryen-- ¿Sabe por qué dejé que se llevarán a Daeron a Antigua?.. Porque quería que al menos él, no tuviera que ver como su madre pierde el control y golpea a sus hermanos, pero ahora me arrepiento.

Su Majestad no podía emitir una sola palabra, ella tenía un mal presentimiento si lo hacía y eso le daba miedo.

Rhaegan Targaryen-- Y mira lo que les enseñas.. Los enseñaste a odiar, hiciste que Aegon buscara consuelo en el alcohol cuando no estoy en la Fortaleza Roja, e hiciste que Aemond llamara a sus sobrinos "bastardos" con un odio que ni él mismo sabe por qué.. De ahora en adelante tienes prohibido acercarte a mis hermanos, al menos que ellos lo permitan y Daeron regresará con su verdadera familia, no seguiré permitiendo que siga siendo el escudero de los Hightower.

Ella iba a quejarse pero la Princesa Rhaegan puso su dedo índice en sus labios como señal de que haga silencio, la Reina no se atrevía a hablar más con las advertencias que le dio su hijastra menor.

Antes de seguir su conversación, se escuchó un grito a lo que ambas fueron hacia el lugar donde se escuchó dicho ruido, al llegar encontraron a la Princesa Rhaenys tirada en el suelo con su esposo Lord Corlys a su lado, viendo el cuerpo carbonizado y sin vida de su hijo.

El Maestro de Driftmark le gritaba a sus guardias por el haber permitido que asesinaran a su único hijo, sobretodo en su propia sala y más al único que le quedaba.

La Segunda Princesa fue corriendo hacia sus aposentos para ver a sus hermanos que afortunadamente seguían dormidos, el pequeño Aemond todavía seguía estable gracias a los Dioses.

A los minutos, el Segundo Príncipe despertó primero que sus hermanos, vio que su hermana seguía despierta y dirigirse hacia él.

Rhaegan Targaryen-- Aemond, ¿Cómo te sientes?. Preguntó preocupada.

Aemond Targaryen-- Estoy bien hermana, pero.. ¿Pasaste toda la noche en vela?. Preguntó nervioso.

La Princesa lo único que hizo fue asentir y acariciar a su hermano, pero él solo se sintió culpable.

Rhaegan Targaryen-- No te sientas culpable mi gran dragón, porque no es tu culpa. Dijo mientras besaba el dorso de la mano de su hermano.

El niño se quedó en silencio, haciendo unas muecas de dolor a lo que alertó un poco a su hermana pero logró tranquilizarla.

Rhaegan Targaryen-- Entonces, reclamaste a Vhagar. Dijo ofreciendo leche de amapola.

Aemond Targaryen-- Si, obtuve un dragón digno de mí hermana, como dijiste. Dijo mientras bebía la leche de amapola.

Rhaegan Targaryen-- Konir sagon ñuha valītsos (Ese es mi chico). Dijo sonriendo orgullosamente.

El joven platinado se sonrojó por el cumplido de su hermana, que incluso parecía un tomate y eso le daba un poco de risa a la platinada.

Al los minutos el Príncipe Aegon y la Princesa Helaena despertaron, aunque soñoliento, veían como sus hermanos ya estaban despiertos.

Rhaegan Targaryen-- Ya que están despiertos mi lindos dragones, vallan a prepararse que lamentablemente asistiremos a otro funeral.

Aegon Targaryen-- ¿Otro funeral?. Preguntó confundido.

Rhaegan Targaryen-- Así es, lastimosamente, el esposo de nuestra hermana Ser Laenor Velaryon fue asesinado anoche.

Los niños se asustaron, temían que ellos serían los siguientes pero su hermana mayor se acercó a ellos y los abrazó.

Rhaegan Targaryen-- Nadie, incluida su madre podrá tocarlos, aquellos que se atrevan, conocerán la ira del dragón y lo pagarán con Fuego y Sangre.

Los tres jovenes le devolvieron el abrazo a su hermana, quién los llenó de besos y mimos e incluso les hacía cosquillas.

Ya en la tarde, se procedió el funeral de Ser Laenor Velaryon, principalmente su madre era la que estaba más devastada, después de todo primero había perdido a su hija y ahora a su hijo.

La Princesa no se despegaba de sus medios hermanos, tras el incidente del ojo de Aemon, su Majestad la Reina se le reflejaba el dolor y el arrepentimiento por lo que le había hecho a sus hijos, pero ellos ya no le hacían caso, de hecho empezaban a odiarla y solo querían estar con su segunda hermana mayor porque para los cuatro Targaryen incluyendo al pequeño Tercer Príncipe, ella es su única familia.

Pasaron unos días desde el funeral de los hermanos Velaryon, el Príncipe Deamon junto con la Princesa Rhaenyra estaban en una pequeña casa en un pueblo no tan lejos de la Fortaleza de Driftmark.

Hombre de Negro-- ¿A qué debo el honor nuevamente sus Altezas?.

Rhaenyra Targaryen-- Queríamos saber sobre si.. ¿Laenor Velaryon, salió de aquí sano y salvo?.

Hombre de Negro-- No se preocupe Princesa, que el hombre Velaryon salió junto a su amantes, Qarl Correy sano y salvo.

Deamon Targaryen-- ¿Cómo sabremos que no estas mintiendo?.

Hombre de Negro-- La palabra de mi señora no es voluble.

Rhaenyra Targaryen-- ¿Tu señora?. Preguntó confundida.

Hombre de Negro-- Así es Princesa, ustedes me pidieron que les hiciera este "favor", pero la persona que tomó realmente la decisión de ayudarlos fue mi señora.

Deamon Targaryen-- ¿Y podemos conocer a tu ama?.

Hombre de Negro-- Lamentablemente para ustedes no pueden, de hecho la gran mayoría de nuestra organización no conoce a nuestra señora.

Rhaenyra Targaryen-- ¿Qué?. Dijo impactada.

Hombres de Negro-- De todos modos, eso es lo único que puedo decir y está será nuestra último encuentro, hasta que la sombra lo permita. Dijo mientras se paraba de la silla.

El hombre de negro se fue dejando las palabras en la boca a la Princesa Rhaenyra, y Príncipe Deamon se le quedó mirando hasta que desapareció de su vista.