Cap XLI

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Nuevos Dragones

Mientras los Martell con un grupo de las sombras y con el Príncipe Daeron junto a Tessarion en Desembarco del Rey, el Príncipe Aegon junto a Sunfyre regresando con la pequeña Princesa Coryanne Martell.

La Emperatriz cuando mandó a reconstruir la Fortaleza de Sangre, encomendó construir una Sala Especial solo para la familia aunque principalmente las personas que lo utilizan más con loa niños.

Rhaegan estaba sentada en el sofá con su esposo al lado, Gaemon jugaba con unos dragones de madera y Alys cargaba a la pequeña Jaehaera mientras que la Princesa Helaena cargaba a Jaehaerys tratando de volverlo a dormir.

Gaemon no podía dormir así que se puso a jugar en la sala, pero Rhaegan tampoco podía debido a las incomodidades del embarazo y su esposo que no paraba de acariciar el vientre de su preciosa esposa.

Ellos hablaban tranquilamente para pasar el rato ya todavía ninguno de ellos podía dormir a excepción de los gemelos, parecían unos angelitos cuando estaban dormidos que provocaba comérselos a besos.

Helaena Targaryen-- Jaehaerys nació con seis dedos en su mano izquierda y seis dedos en cada pie, lo que lo hace más bonito. Dijo sonriendo.

Rhaegan I Targaryen-- Y lo hace único.

Aemond Targaryen-- Pero es un poco extraño que Jaehaera no llore o tan siquiera sonría.

Helaena Targaryen-- Por eso tengo algo de miedo de que le pase algo malo en el futuro.

Tras escuchar eso, Gaemon se levantó y se dirigió hacia su madre, no quería que ella se preocupara por la seguridad de sus hermanos porque él mismo se encargaría de cuidarlos.

Gaemon Targaryen-- No les pasará nada malo a mis hermanos madre, aquellos que se atrevan a lastimarlos lo pagarán con Fuego y Sangre.

La madre del niño lo miraba sorprendida ante su declaración, apenas tiene cuatro años y ya sabe ese tipos de cosas incluyendo el Lema Familiar, eso le recordaba de cierto modo a su hermana mayor.

De pronto se escucho un quejido de dolor por parte de Rhaegan quien ya había roto fuente, Aemond se asustó un poco pero la que estaba más asustada era la persona que estaba sintiendo el dolor insoportable.

Rhaegan I Targaryen-- El bebé ya viene.

Tras decir eso, Aemond se paralizó, pero volvió a reaccionar cuando escucho otro quejido por parte de su esposa y recibió un golpe en su nuca por parte de su hermana, cuidadosamente la levantó y se la llevó hacia sus aposentos, en el camino ordenó la presencia del Maestre y sus ayudantes de forma inmediata.

Rhaegan ya sudaba mucho y sus contracciones eran muy seguidos, el dolor pareciera que la estuviera matando y por primera vez en la vida de Aemond Targaryen tenía miedo de que algo malo le pasara.

Una vez que llegó el Maestre ordenó agua caliente y trapos limpios, también que su Majestad el Emperador se retirara de la habitación junto a los demás presentes.

Pasaron varias horas y la mujer solo gritaba más y más de agonía, su esposo caminaba por todos lados intranquilo aparte de que no soportaba escuchar gritar de esa manera a su esposa, no se le quitaba esa sensación que lo aturde de muchas maneras.

Rhys Taylor-- ¡Detente o tendré que encadenarte a una silla, me pones más nervioso de lo que ya estoy.

William agarró a Aemond por los hombros para tranquilizarlo un poco, sentarlo y tal vez hacer lo que recomendó Rhys de atarlo a la silla.

Aemond Targaryen-- ¡Quítame las manos de encima o juro por los Dioses y por mi esposa que voy a descargar mis nervios en tu maldita cara!.

En la Fortaleza De Sangre solamente se escuchaban los gritos de la Emperatriz, no se podía escuchar nada más, ni siquiera los rugidos de los dragones que hasta apostaban que alguna de las ayudantes del Maestre se había desmayado por aturdimiento debido a esos gritos.

Los Hilos del Dragón Donde viven las historias. Descúbrelo ahora