Los Hilos del Dragón

Cap LII

Dolor, Estrategias y Seducción

Advertencia: Este capítulo contiene lenguaje vulgar se les recomienda discreción.

En el interior de la Fortaleza Rocadragón se encontraba el Gran Maestre Gerardys y el Gran Maestre Izembaro tratando el brazo roto de Rhaegan, toda la familia de la mencionada tenían los nervios de punta sobretodo su esposo, ella no gritaba, no emitía ningún tipo de sonido, solo ponía una mala cara y frunciendo a cada rato el ceño.

Gran Maestre Gerardys-- No podrá mover el brazo por las próximas dos lunas o quizás más.. En este momento está un poco delicado.

Gran Maestre Izembaro-- Es importante iniciar la rehabilitación con algún movimiento para minimizar la rigidez del brazo, la mano y el hombro mientras permanece el yeso o el cabestrillo... Tras retirar esta protección puedo recomendar ejercicios extras para recuperar la fuerza muscular, el movimiento articular y la flexibilidad.

Rhaenyra I Targaryen-- Muchas gracias.

Ambos Maestres hicieron una reverencia y se retiraron de la habitación, los únicos que se quedaron, miraban con preocupación a la mujer que seguía sin emitir un solo sonido y solo fruncia el ceño cuando le dolía cada vez que ella trataba de moverse.

Aemond Targaryen-- ¿Quieres leche de amapola?.

Rhaegan I Targaryen-- Estoy bien, solo es un pequeño golpe.

Rhaenyra I Targaryen-- Hermana, sé que no quieres que los demás te vean débil, pero somos tu familia y puedes gritar, llorar e incluso tirar las cosas por el aire si es necesario, así que no te lo guardes.

Rhaegan I Targaryen-- Nunca antes me han escuchado gritar, hermana.. Excepto cuando Aemond me hace gritar su nombre cada vez que me hace el amor.. O cuando di a luz a los trillizos que todos en el Palacio me escucharon gritar.

Aemond miraba a otro lado, estaba muy rojo por la vergüenza, se notaba que su hermano Aegon le había pegado lo sinvergüenza a su esposa por lo que decidió que cuando regresará a casa tendría una "amable y civilizada conversación" con él.

Daeron Targaryen-- Declaraciones fuertes. Dijo avergonzado.

Aemond Targaryen-- Callate Daeron.

Rhaenyra Targaryen-- Pero aún así.

Rhaegan I Targaryen-- Hay dolores mucho peores Rhaenyra, y las que más duelen son las que provienen de lo más profundo de nuestro ser.. Además no soy una niña pequeña e inmadura para tirar cosas, sería humillante.

Rhaenyra I Targaryen-- Siempre fuiste así, desde que cumpliste tu primer año dejaste de llorar.. Cada vez que te lastimabas no emitía ningún tipo de sonido, como ahora... No se si es bueno o malo.

Daemon Targaryen-- Dejémonos que descanse, tuvo una fuerte batalla.

Toda la familia estuvo de acuerdo y salieron del lugar a excepción de Aemond, que se quedo para cuidar de ella, Rhaegan se quedó recostada sobre el espaldar de la cama mirando hacia la playa, su esposo con mucho cuidado se acomodó detrás de ella y la recostó en su pecho.

Aemond en-- ¿De verdad estas bien?. Preguntó susurrando.

Rhaegan I Targaryen-- Duele mucho... Pero puedo aguantar.

Ambos permanecieron así durante varias horas hasta quedarse dormidos, por primera vez en la vida de Aemond Targaryen estaba de acuerdo con su media hermana Rhaenyra, no sabía si era bueno o malo el hecho de que su amada esposa ni siquiera llorara aunque nunca la ha visto de esa manera, ni de cuando eran niños ni cuando ella entró en trabajo de parto y casi moría.