Capítulo 50

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El miércoles, salí antes porque contesté una llamada de Iñaki, dijo que había salido con Ariana y me dejó encargada a Linette.

Tengo que preguntarle a esa niña si estará bien sola o...

—¡Oye! —me hablaron. Levanté la vista de mi teléfono y miré a mi derecha. Es el hermano del niño. Caminó hasta situarse delante de mí—. Espero te haya quedado claro; no te quiero cerca de mi hermano y, si no quieres que te pase algo peor, tú y tu amiga sálganse de la competencia.

—... —estiré la cabeza para ver detrás de él, hacia el interior de la escuela, pues estamos justo afuera.

—¿Qué?, ¿tienes miedo? —intentó bloquearme la vista.

Seguí mirando allá, hasta que vi a Clara y Mike y debo decir que no me di cuenta de que no venían ellos solos, no le tomé importancia ni a la decente cantidad de espectadores, en fin, miré al grandulón enfrente de mí.

—No —respondí—, me dijeron que no hiciera nada yo sola, pero ya están aquí.

Sin previo aviso, nada más le di una patada en la cara girando sobre todo mi cuerpo. No iba a utilizar las manos, podía volver a lastimarme el brazo.

—¡Qué demonios...! —se quejó en el suelo.

—Eso lo aprendí en una clase de defensa personal —expliqué al ponerme en cuclillas—. ¿Quieres que te enseñe qué más sé hacer? —me ofrecí con amabilidad.

Me levanté al mismo tiempo que él. Hizo ademán de acercarse, algo que Clara y Mike le impidieron.

—Nunca vuelvas aquí —le advirtió la chica.

—Porque nos encantaría dejarte sin herencia —concluyó el otro.

—... —tensó la mandíbula—. Los veré en el partido —expresó y volvió por donde vino.

No me equivoqué, él iba a venir a mí por sí solo.

—¿Qué te dije? —cuestionó Julieta al tomarme del brazo y tirar de mí para que la mirara.

—No más peleas —musité.

—Y, ¿qué hiciste?

—... —desvié la vista—. Nada más se lo devolví.

Julieta emitió un suspiro y recargó la frente en mi hombro.

—Deja de preocuparme así —susurró.

—... —Ahora yo suspiré—. Está bien.

Clara y Mike me acompañaron a la librería, en cambio, se despidieron afuera. Nada más me dejaron dicho que, si había señales del grandulón, los llamara enseguida.

Únicamente pretendía cobrarme la lesión en el brazo, no es como que haya tenido intenciones de involucrarme con él. Me da lo mismo, así que no pensaba buscar más problemas.

Antes de empezar con mi parte de la limpieza, salí a tomar mi descanso. La verdad es que no quiero hacer nada.

Compré un cigarrillo y me senté en la jardinera afuera de la librería.

A mi derecha, vi venir a los chicos del grupo de estudio, no solo a ellos, sino también a Noel, quien cada vez es un tanto más descarada con la atención directa que pone sobre mí.

Entraron, mientras que Julieta se quedó afuera.

—¿Por qué está aquí, otra vez? —pregunté mirando al frente.

—Quiere algunas asesorías —se sentó a mi lado.

—... Ya hablaste con ella, ¿no es así?

—No. Ella me ha hablado, pero la he estado ignorando, te lo prometo...

En el vino y el café | TERMINADA/EN FÍSICO | ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora