Capítulo 75 [+18]

18.9K 872 101
                                    

El jueves de la misma semana, pedí permiso para faltar al trabajo, inventándome un par de escusas. Los amigos más cercanos de Julieta decidieron festejar su cumpleaños en un "centro recreativo" y tenía que ir.

Yo no suelo hacer mucho en esta clase de sitios, es decir, nada que no dañe mi sistema, además, estoy cuidando de Julieta y me basta con verla divertirse.

—Nos estamos haciendo viejos —apuntó Clara al darme una bebida y sentarse a mi lado.

—Nada más Lisa —Mike cayó al otro lado.

—Tenemos casi la misma edad —repuse.

—«Casi» —enfatizó la chica—. Eres tres años mayor que nosotros.

Eso no es tanto, pero sí, a veces me siento cansada como si fuera mucho mayor de lo que soy.

Me fui de ahí con Julieta cuando ella dijo. Intento no pensar en que irnos algo temprano fue por su consideración a que mañana tengo trabajo, pues escuela no hay.

Al llegar, me quité la chaqueta y fui a tomar agua. No estoy segura de qué me dio Clara que me secó la garganta.

—¿Le avisaste a tu madre que te ibas a quedar? —pregunté.

—Sí.

—... —Fui hacia el fregadero a dejar el vaso.

—¿Todavía puedo pedir algo por mi cumpleaños? —habló detrás de mí.

—Supongo —respondí sin voltear—. Tienes... —revisé la hora en mi teléfono, son las 11:30 p.m.—, media hora.

Me tomó por sorpresa que me abrazara por detrás, sujetara las manos en mi estómago y se recargara en mi espalda.

—¿Puedes hacerme tuya? —musitó.

Mi corazón se aceleró y fijé la vista al frente. Con cierto trabajo, volteé para verla a la cara, a lo que me soltó.

Estaba ruborizada, no quería ni mirarme.

Sujeté su rostro con ambas manos para levantarle la cabeza y me incliné a darle un beso.

—¿Vamos a la habitación? —pregunté quedándome cerca.

—... —asintió mordiéndose el labio.

La tomé de la mano, me aseguré de que la puerta principal estuviera bien cerrada y fuimos a la pieza, cuya puerta también cerré.

Nadie va a venir y el gato se quedó con Anthony, favor que hizo como pago por sus varias interrupciones.

Comenzamos con un beso como muchos otros. Estoy desesperada por tenerla, en cambio, no haré nada que la asuste.

Ella está nerviosa y el latido de su corazón podría escucharse en cada esquina del cuarto.

Le quité la chaqueta, la abracé besándola y la llevé a la cama. Ahí fue que empezó a alejarse de mí.

Me aparté.

—¿Qué tienes? —pregunté. Está temblando mucho.

—... —Se sentó en la orilla de la cama, con las manos apretadas entre sus rodillas—. Es que... —no me quiso mirar—, tú tienes mucha experiencia, ¿cierto? —murmuró.

Eso me sorprendió.

—... Algo —Creo que decirle eso la hizo enojar. Me senté a un lado de ella—. No tienes que saber eso, pero, sin importar mi experiencia, es mi primera vez contigo y yo también me pongo nerviosa.

Por fin me miró.

—¿Lo estás?

—Sí —sonreí—. Me da miedo hacer algo que no te guste.

En el vino y el café | TERMINADA/EN FÍSICO | ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora