Capítulo 61

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En la librería, René me preguntó por Linette, dijo que no había respondido el teléfono desde el fin de semana y solo pude decirle que seguramente estaba ocupada.

Algo mencionó sobre ir a verla, en cambio, la chica vino a la librería el martes en la tarde, y no buscando a René, sino a mí.

Le dejé encargado al niño y salí con Linette, a la jardinera afuera.

—¿Tus padres saben que estás aquí? —pregunté al tomar asiento a un lado.

—... No —masculló mirando al piso.

—¿Y?, ¿a qué viniste?

—Mis papás no quisieron decirme nada de por qué te fuiste —me miró—. ¿Por qué no regresas?

—Es mejor así...

—¿Por qué? —alzó la voz.

—Porque sí —dije sin más—. Desde un principio yo estaba de paso por tu casa, me iba a ir algún día.

—... Pensé que hasta que te graduaras.

Me reí para mí.

—No podía aprovecharme tanto de tus padres.

—¿No puedes hablar con ellos y volver? —me pidió en un tono de súplica. Negué con la cabeza, a lo que entristeció.

—Oye —le di un golpecito en el hombro—, voy a seguir al pendiente de ti. No te diré dónde me estoy quedando porque no quiero que vayas sin el permiso de tus padres, pero siempre puedes encontrarme aquí.

Me volteó a ver y suspiró, luego desvió la vista y señaló con la barbilla al frente, a donde miré. Es Julieta.

—Voy a ver a René —se puso de pie. Asentí. Me sonrió, saludó a Julieta con un gesto y entró a la librería.

La chica se acercó a darme un beso que recibí bastante bien porque en serio lo necesitaba, después me preguntó si podía ir a mi departamento, para conocerlo.

La cosa es que faltaban tres horas para el cierre de la librería, algo que no le importó y esperó en una mesa de estudio, haciendo deberes.

A Linette la mandé de regreso antes de que oscureciera, René se fue a su hora, solo, y más tarde cerré la librería.

Me fui con Julieta en un transporte.

Desde una cuadra atrás, se la pasó registrando todo lo que veía, sin decir una palabra, nada más observaba.

Bajamos del elevador en el quinto piso y, mientras buscaba las llaves, del departamento de enfrente salió un hombre.

—Buenas noches —dijo y subió al ascensor.

—¿Quién es? —me susurró la chica una vez que el hombre descendió.

—Es la primera vez que lo veo —respondí.

Pensé que ese departamento igual y no estaba habitado.

En fin, abrí la puerta, dejándola entrar primero. Tal como afuera, observó de esquina a esquina.

Entré y cerré.

—Es lindo —dijo.

—Cuando está limpio —pateé una caja que estaba en el camino.

—En serio, es un bonito lugar —me volteó a ver—, ¿no te gusta?

—No me importa —repuse. Dejé mis cosas sobre la misma caja.

—¿Cómo haces para pagarlo? —me siguió a la cocina.

—... Mi papá —mentí.

—¿Significa que están bien?

En el vino y el café | TERMINADA/EN FÍSICO | ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora