Capítulo 72

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Como si no supiera lo que había hecho, Mike y Clara me regañaron cuando les conté lo que hablé con Julieta.

Los dos estuvieron de acuerdo en que cometí un error. De cualquier manera, estaba hecho y no lo iba a arreglar.

Ya que me quedé en Navidad en el bar, la siguiente semana me dieron el día libre, así que llegué algo temprano a casa de Iñaki y, antes de ayudar con la cena, subí con Linette a su habitación.

Le traje lo que prometí.

Son algunos métodos anticonceptivos. Ella ya los conocía, solo que nunca tuvo ninguno en sus manos.

Le expliqué cómo abrir el sobre de los preservativos, al igual de remarcarle que revisara las fechas de caducidad. No teníamos cómo probar el masculino, así que utilizamos la mano de un peluche y fue curioso que me preguntara si había mucha variedad de tamaños de miembros.

Tampoco es que conozca tantos. Además de Raina, me lie con cuatro personas más, tres fueron hombres y no sentí diferencia alguna entre ellos.

Linette me hizo muchas preguntas y todas se las respondí.

Las primeras veces que lo hice con Raina, accedí porque llevaba tiempo deseándola, en cambio, tampoco es como que me hubiera preguntado. La sensación de que lo hacíamos sin mi consentimiento tardó mucho tiempo en desaparecer.

No quería que Linette viviera algo como eso, así que, lo más importante que le dije fue que lo hiciera hasta que se sintiera completamente segura y uno al otro se lo preguntaran.

Bajé a la sala, dejándola curiosear entre todo lo que le traje.

Empecé a asear la sala para luego poner la mesa.

—Te quería preguntar antes —habló Ariana al dejar un refractario con comida en el comedor—, ¿qué pasó con Julieta?

—... Nada.

—¿Terminaron?

Nunca le dije que había regresado con ella la última vez, sin embargo, creo que se dio cuenta y ahora no sabe nada sobre lo que pasó con nosotras.

—Sí —respondí—. Esta vez fue en serio.

—¿Se enteró de todo lo que te pasó?

Asentí.

—Creo que se asustó y no la culpo.

—¿No le explicaste? —preguntó con inocencia.

—Lo hice después, pero no con la intención de volver con ella —expuse—. No puedo pedirle que acepte todo esto.

—Tú no hiciste nada, Lisa.

—Pero sí ante otros —repuse—, además, Raina sigue ahí y...

—¿Y por qué vas a perder algo que amas por otros? —interrumpió.

—...

Se acercó a colocar una mano sobre mi cabeza.

—No decidas por ella, eso de verdad es injusto.

Guardé silencio mientras Ariana volvía a la cocina.

Más tarde, una vez que Iñaki regresó de hacer un par de compras de último minuto, nos sentamos a la mesa.

La verdad es que yo no tenía apetito.

Seguía pensando en lo que dijo Ariana, así como en lo que Clara y Mike me han repetido en diversas ocasiones.

Por otro lado, uno de los aspectos por los que me enamoré de Julieta fue que, sin importar el miedo que parece tenerle a casi todo, seguía ahí. Ella hace lo que sea.

En el vino y el café | TERMINADA/EN FÍSICO | ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora