Capítulo 41

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El padre de Julieta fue por ella como a la 1:30 a.m. Clara estaba realmente ebria, así que, con ayuda de Mike, me la llevé a casa de Iñaki y se quedó conmigo.

Recuerdo que, antes de que me subiera al taxi, Danielle me dijo que la cuidara.

Por la mañana, me di una ducha, luego desperté a Clara para que fuera a lo mismo. Le voy a tener que prestar un cambio de ropa.

Quince minutos después, volvió masajeándose la cabeza.

—Ponte eso para que bajes, un café te va a caer bien —indiqué a las prendas que dejé para ella.

Comenzó a vestirse mientras yo me cepillaba el cabello.

—¿Quién fue por Danielle? —Con todo y el dolor de cabeza, tiene mente para preguntar por ella.

—Se fue con Julieta, creo que se quedó con ella y con América.

—... —se quejó—. Teníamos planes de que se quedara conmigo.

—Lo que sea que tengan —divagué—, ¿es privado?

—Ya te dije que ella todavía no quiere hacerlo público... y siento que me puso una correa porque hago todo lo que me pide —dijo con cierta molestia.

Ayer apenas se le acercó Danielle a ella. Cualquiera dudaría de si siquiera se conocen.

Una vez que se alistó, bajamos a la sala. Ariana estaba preparando el desayuno.

—Buenos días —saludó la mujer.

—Buenos días, señora —respondió Clara.

Ellos no vieron cómo llegó Clara, en cambio, seguro que Ariana ya se dio cuenta de que está cruda, pues fue a la primera a la que le ofreció una taza de café.

—¿A qué hora llegaron ayer que no las escuché? —cuestionó al tomar asiento.

—A las... dos, creo —respondí poniéndole crema a mi café. Yo no tomé tanto, así que no necesitaba un café cargado.

—¿Cumpleaños de quién fue?

Les dije que iría al festejo de cumpleaños de alguien de mi grupo, mas no les di detalles porque no los tenía.

—Danielle —contestó la chica—. Es de nuestro grupo y es mi... —dejó implícito lo demás, sin embargo, Ariana lo entendió.

—Qué bonito —expresó con emoción, a lo que la otra sonrió.

—Por cierto, Danielle y yo vamos a salir el miércoles, por si quieres venir con... —le di una patada para que se callara, por suerte, eso Ariana no lo interceptó, ni Clara, aunque igual no terminó de hablar.

—¿Llevas mucho tiempo saliendo con Danielle? —comenzó a curiosear.

—... —Seguía confundida—. No tanto —respondió volviéndose a Ariana—. Nos veíamos mucho en la escuela, pero, ahora que son vacaciones, es difícil.

—Oh, cuando se quiere se puede, cariño.

—Supongo... —musitó con melancolía—. Creo que lo estamos haciendo funcionar.

Si la memoria no me falla, esta es la tercera vez que ellas dos se ven. No se conocen tanto como para conversar así.

—¿Y es guapo?

Ambas dirigimos nuestros ojos a Ariana al escucharla, después nos miramos.

Clara me sonrió.

—Es una chica, señora —corrigió con el tacto suficiente. La mujer enserió y se le vio un tanto nerviosa.

En el vino y el café | TERMINADA/EN FÍSICO | ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora