capítulo 4

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— ¿Y Bada?—Jiwon preguntó cuando llegamos a mi departamento.

— No sé, últimamente llega muy tarde.—dejé mi mochila en el sillón y los miré.— ¿Quieren algo de tomar?

— Yo no.—respondió Jiwon sentándose en el sillón y tomó el control remoto de la televisión, encendiéndola.

— ¿Y tú, Jungwon? ¿Quieres algo de tomar?—pregunté mirándolo.

— Agua, por favor.—me sonrió, aparté la mirada sintiendo que se me revolvía el estómago.

— Siéntate, ya te traigo el agua.—dije antes de ir a la cocina. Tomé un vaso de la alacena y serví el agua con las manos algo temblorosas, algo paranoica. ¿Había alguna manera de que Jiwon se diera cuenta que su hermano había estado en el departamento el día anterior?

Solté una pequeña risa, claro que no, Jiwon no tenía poderes para saber cosas como esas. Regresé a la sala con el vaso en mano y se lo entregué a Jungwon sin verlo a la cara, me senté a su lado ya que no había otro lugar donde sentarme. 

— Jiwon, el proyecto.—dije al notar que se había quedado enganchada con el programa que estaba en la televisión.

— Ahorita, después de que se acabe este capítulo. La abuela no me deja ver este programa.—fruncí el ceño mirando la pantalla, era simplemente un programa de citas, no era nada especial, ni siquiera se daban besos.

Me acomodé para verlo también, congelándome al sentir la mano de Jungwon en mi pierna. Lo miré asustada y rió levemente, subió su mano hasta tomar la mía la cual se encontraba en mi vientre, entrelazó nuestros dedos y escondió nuestras manos en el espacio que había entre nosotros y se inclinó un poco hacia adelante, de esa manera si Jiwon se giraba no lo notaría.

Llevé la mirada hacia Jiwon, estaba concentrada con el programa, parecía ajena a todo lo demás. Una pequeña sonrisa apareció en mis labios, sintiendo una extraña felicidad recorrer mi cuerpo.

Cuando el programa terminó, casi hora y media después, nos pusimos a hacer el trabajo. Jiwon y yo estábamos estudiando psicología, y habíamos decidido hacer el trabajo sobre el síndrome de burnout el cual era muy común en nuestro país.

— ¡Por fin terminamos!—Jiwon gritó con alegría luego de cuatro horas de haber estado haciendo el proyecto, la miré alzando una ceja.

— Hubiéramos terminado antes si no te hubieras quedado viendo ese programa de mier...

— Eh, eh, groserías frente al niño no.—señaló a Jungwon, ambos nos dimos una mirada de complicidad y reímos.— Bueno, ya es tarde... Es hora de irnos, Jungwon.—dijo guardando sus cosas.

Los tres nos levantamos del piso, Jiwon tomó su mochila y me dio un abrazo despidiéndose. Jungwon se había puesto a hacer una tarea que tenía pendiente, por lo que sus cosas también estaban en la mesita de centro, comenzó a guardarlas lentamente, como si no quisiera irse.

— Apúrate, Jungwon, no alcanzaremos el metro.—Jungwon suspiró terminando de guardar sus cosas.

— Youngmin, ¿puedo usar el baño?—me miró.

— No seas igualado, dile Youngmin noona.—no, gracias, no quería que me llamara así.

— El baño está por allá.—le señalé la puerta y asintió.

— Noona, creo que algo me cayó mal de lo que comí...—hizo una mueca de dolor y se tocó el área abdominal.— Adelántate, ya te alcanzo.—dijo yendo rápido al baño. Jiwon soltó un suspiro y me dijo que le avisara a Jungwon que lo esperaría abajo. Asentí viéndola salir del departamento. Unos segundos después la puerta del baño se abrió, dejando ver la cabeza de Jungwon.— ¿Ya se fue?

— ¿Que no te dolía el estómago?—pregunté cuando se acercó a mí.

— No, mentí para estar un rato a solas contigo.—habló tomándome por la cintura y presionó sus labios contra los míos, besándome dulcemente.— Tenía ganas de hacer esto desde que te vi en la tarde...—murmuró después de separarse y juntó nuestras frentes.— De hecho, fui a verte a ti.—lo miré sorprendida.

— ¿En serio?—asintió sonriendo.

— Fue una pena ver que estabas con mi hermana.—acarició mi mejilla, haciéndome sonrojar.

— Ya... Ya debes irte, tu hermana te está esperando abajo.—hizo un puchero.

— No me quiero ir, me gusta estar contigo.—frotó su nariz con la mía y rió, sonreí pellizcando sus mejillas.

— Podemos vernos mañana.—sus ojos brillaron y asintió varias veces.— Pero sólo si te vas ahora, perderán el metro.

— Está bien... Espera, tengo algo para ti.—se separó para tomar su mochila y sacó de ésta un osito de peluche con un corazón rojo. Me lo entregó junto a un chocolate, los miré con una gran sonrisa, era un lindo detalle.

— Gracias...

— Tengo algo más... Toma.—de su libreta sacó un papelito.— Es mi número, puedes mandarme un mensaje o llamarme cuando quieras.—sonrió dándome el papel y sin previo aviso volvió a besarme, sólo que esta vez fue un beso casto, apenas y rozó mis labios.— Ten dulces sueños, Youngmin, nos vemos mañana.

Y sin más salió del departamento, dejándome con el corazón acelerado y las mejillas completamente rojas. Me apoyé en la puerta soltando un largo suspiro.

¿Podemos vernos mañana? ¿En serio, Ahn Youngmin? Excelente manera de dejar de tener contacto con él, maravillosa.

Bajé la mirada al peluche en mis manos y lo acerqué a mi rostro aspirando su aroma, sonreí, olía a él.

Abrí el papelito leyendo su número y fui a buscar mi celular para guardar su número. Dudé un poco antes de mandarle un mensaje pero al final lo hice, le mandé un simple hola, diciéndole que era yo por si llegaba a asustarse por el mensaje de un número desconocido.

Recogí mis cosas y me fui a mi habitación, tirándome en la cama abrazando el peluche. No podía negarlo más, me estaba enamorando de Jungwon.

The Night Of Passion | Jungwon YangDonde viven las historias. Descúbrelo ahora