capítulo 17

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— Nunca creí que estaría así...—susurré para mí misma mientras miraba el techo de mi habitación. A mi lado derecho estaba Minjae abrazado a mi brazo, el cual ya tenía completamente adormecido. Y de mi lado izquierdo tenía a Yeeun con la cabeza apoyada en mi pecho.

Cuando los iba a mandar a dormir comenzó a llover muy fuerte y ambos se asustaron muchísimo, tuve que llevarlos conmigo a mi habitación. Nos acostamos los tres en la cama y les canté varias canciones hasta que se quedaron dormidos abrazados a mí.

Suspiré cerrando los ojos tratando de dormir pero me encontraba demasiado incómoda. Me removí un poco logrando liberar mi brazo del fuerte agarre de Minjae y respiré aliviada sintiendo que me circulaba la sangre de nuevo.

Bostecé acomodándome en la cama, abrazando a mis hermanitos y relamí mis labios, poco a poco fui quedándome dormida... Abrí los ojos bruscamente al escuchar que tocaban la puerta del departamento, entrecerré los ojos por la luz solar que entraba por la ventana, ¿ya había amanecido? ¿Cuánto tiempo dormí? Se sintió como si solamente hubiera cerrado los ojos. 

Me levanté maldiciendo por lo bajo y me tallé los ojos tomando mi celular, ¡eran las siete de la mañana! Fruncí el ceño molesta yendo a abrir, la persona estaba tocando muy insistentemente, lo cual sólo me hacía enojar aún más.

— ¿Qué mierda quieres?—pregunté irritada al abrir la puerta, el chico que estaba afuera me miró sorprendido para después darme una mirada de arriba a abajo, alzando las cejas cuando volvió a verme a los ojos.

— Vine por Yeeun, soy Kim Sunoo...

— ¡¿Acaso estás mal de la cabeza?! ¡Son las siete de la mañana!—grité furiosa y me pasé las manos por el rostro con desesperación, ¡quería dormir! Esos días no había podido dormir bien y eso me ponía de mal humor.

— Dije que vendría temprano, ¿o la señora Jiyoung no te dijo?—lo juzgué con la mirada, ¿quién en su sano juicio sale a las malditas siete de la mañana en domingo? ¿Y por trabajo?

— Sí pero yo me imaginaba que con temprano se refería a las nueve o diez de la mañana... Ven en un par de horas, Yeeun sigue dormida...

— ¿Puedo pasar?—miró hacia el interior de mi departamento y suspiré haciéndome a un lado para dejarlo pasar, de todos modos no podría volver a dormirme.— ¿Cómo te llamas?—preguntó sentándose en el sillón.

— Qué te importa.

— Eres muy bonita como para tener tan mal carácter.—alcé una ceja, ¿eso fue un cumplido y un insulto a la vez?

— ¿Quieres algo de tomar?—pregunté tratando de sonar amable, negó sin moverse ni un centímetro.

— Tu departamento huele raro.

— Largo.—señalé la puerta y él soltó una risa.— ¿Te parece gracioso?

— Tu cara cuando te enojas, sí.—me sonrió y resoplé apartando la mirada, tenía linda sonrisa.

— Eres muy descarado con alguien que acabas de conocer.

— Te digo lo mismo, Young.—me giré hacia él al escuchar como me había llamado.

— ¿Por qué me preguntaste por mi nombre si ya sabes cual es?

— Apenas me acordé que era parecido al nombre de la señora Jiyoung.—me senté a su lado cruzando las piernas.

— Mi nombre es Youngmin.—dije mirándolo de reojo.

— ¡Es cierto! Te pusieron así porque es una mezcla de los nombres de tus padres; Jiyoung y Minjun, sí, sí, ya me acordé.—sonrió ampliamente.

— ¿Y tú cómo sabes eso?

— La señora Jiyoung y yo somos muy cercanos, me ha platicado muchas cosas, algunas sobre ti.—abrí la boca con sorpresa.

— ¿Ella te habló de mí?—asintió.

— Me ha hablado de ti un par de veces, principalmente cuando se queja de su ex esposo. Y también me cuenta que estás celosa de Yeeun.—solté una risa, ¿en verdad pensé que le hablaría cosas buenas de mí? Sunoo me miró con mala cara y volvió a mirarme de arriba a abajo, como si estuviera analizándome.— ¿Por qué envidias tanto a una niña pequeña?

— ¿Por qué no cierras la boca, maldito imbécil?—le pregunté en el mismo tono apretando los diente, ¿quién se creía?

— ¡Unnie!—Yeeun gritó desde la habitación y corrí para ver que pasaba. Al entrar ambos niños estaban fuera de la cama alejados uno del otro, Yeeun se encontraba llorando en silencio mientras abrazaba su peluche. 

— Se hizo pipí.—Minjae dijo haciendo una cara de asco señalando la mancha en la cama, provocando que Yeeun llorara con fuerza.

— Yeeun, no pasa nada, princesa, fue mi culpa por no ponerte el pañal... Ven aquí.—la tomé en brazos y limpié sus mejillas, acaricié su espalda dándole palmaditas para que se tranquilizara, fue mala idea intentar enseñarle ir al baño sola.— ¿Te mojaste?—le pregunté a Minjae, éste negó.

— ¿Qué pasó?—Sunoo apareció detrás de mí, Yeeun lo miró y una sonrisa se dibujó en su rostro, saludándolo con la mano.

— Yeeun se hizo pipí... ¿Podrías cuidar a mi hermano mientras le doy un baño a la bebé? No puedo darlo solo.

— Claro...

— ¡Noona! Te prometí que no saldría corriendo otra vez, no quiero que ese tipo me cuide.—Minjae se cruzó de brazos frunciendo el ceño.

— Prefiero prevenir que lamentar. Y no seas grosero, Sunoo es bueno con los niños... Supongo.—susurré lo último al mismo tiempo que tomaba ropa limpia para mi hermana y la llevé rápidamente al baño.



(...)



— Gracias por invitarme a desayunar...—Sunoo me dijo con una sonrisa al terminar de comer su arroz frito con kimchi.

— ¿Por qué sales de tu casa sin desayunar? Y cuidando niños ni tiempo de comer te da, no te vayas a desmayar un día de estos.—le di un trago a mi taza de café.

— Sonaste como mi madre.—rió mirando a los niños comer su huevo frito.— Me mudé solo hace unas semanas y la verdad no sé cocinar, prefiero no desayunar.

— Muy mal, aunque sea prepárate un huevo o un sándwich, cosas fáciles.—volvió a mirarme, quedándose callado.

— ¿Por qué me estás tratando bien ahora?—abrí los ojos en grande revisando que los niños no estuvieran escuchando la conversación, sonreí, ellos estaban muy entretenidos hablando de una caricatura.

— Están ellos, no quiero darles una mala impresión... Por mucho tiempo me negué a conocerlos pero ahora que ya conviví con ellos, quiero seguir teniéndolos en mi vida y ser parte de la suya.

— Eso es muy tierno... Siendo sincero, con lo primero que vi de ti, creí que serías mala con ellos pero me llevé la grata sorpresa de que no es así.—me sonrió.— Eres buena hermana, Youngmin.

The Night Of Passion | Jungwon YangDonde viven las historias. Descúbrelo ahora