capítulo 14

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Una semana pasó rápidamente. Era viernes por la tarde, estaba en mi última clases haciendo apuntes de lo que el profesor decía.

En vez de deprimirme por lo sucedido, había optado por mejorar mis calificaciones y mi imagen en la universidad, aunque la verdad me parecía muy aburrido tener que asistir a todas las clases y prestar atención, no sabía como Jiwon lo soportaba y hasta le gustaba.

La clase terminó y solté un suspiro de alivio, ya quería llegar a mi casa y tirarme a dormir. Guardé mis cosas lo más rápido que pude y salí del aula, mi camita suave y cómoda me estaba esperando.

Al salir de mi edificio noté que había un chico afuera sentado en una de las jardineras. Tragué saliva al notar que era Jungwon, pasé por su lado ignorando su presencia y me apresuré el paso.

— Youngmin, espera.—lo escuché pero no me giré, no quería hablarle o verle la cara siquiera. Seguí con mi camino, dándome cuenta que en esos días no había pensando en él, eso era lo único bueno de prestar atención en clases y hacer la tarea, mi cabeza estaba en otro lado que ni me acordaba de Jungwon. 

Llegué a mi departamento y entré tarareando una canción, me quité los zapatos dejándolos junto a la puerta y me di la vuelta, pegando un tremendo grito al encontrarme con mi padre sentado en el sillón de mi sala.

— ¿Qué haces aquí?—pregunté tocándome el pecho.

— ¿No puedo venir? Yo pago este lugar.—dijo con expresión seria, siempre tenía esa cara.

— Sólo pagas la mitad, Jiyoung paga lo demás.—dejé mi mochila en el otro sillón y me senté.— ¿Para qué viniste? ¿Qué quieres?

— Primero; es tu madre, no la llames por su nombre y segundo; saldré de viaje con Jinah este fin de semana y necesitamos que alguien cuide a Minjae.

— Ah, bien por ustedes, pero no entiendo, ¿qué haces aquí?—fruncí el ceño.

— No te hagas la tonta, quiero que tú lo cuides.—solté una carcajada y negué.

— No, no quiero cuidarlo así que ni se te ocurra traerlo...

— Muy tarde... ¡Minjae, ven aquí!—abrí los ojos en grande y miré por todos lados, el mocoso salió de mi habitación con el peluche que Jungwon me había dado en las manos. Sentí tanta rabia al verlo con mis cosas en sus manos, me levanté de golpe y le quité el peluche.

— ¡Dame eso! ¿Tus padres no te enseñaron que no toques las cosas que no son tuyas?—dije entredientes, el niño me miró asustado y por unos segundos me sentí mal por tratarlo así, hasta que mi padre volvió a hablar.

— Ya se acomodó en la habitación que estaba sola... ¿Qué pasó con tu prima? Mi madre me contó que la corriste de aquí pero no fue específica.—lo miré con rabia.

— Eso no es tu asunto, Minjun...

— Soy tu padre.—alcé una ceja queriendo decirle que solamente era mi padre biológico porque su hermano, mi tío, era más un padre para mí que él. Abrió los labios para seguir hablando cuando su teléfono sonó.— Es Jinah, ya me tengo que ir... Te dejo a tu hermano, vengo por él el domingo en la noche...—ni siquiera me dejó decir algo cuando salió del departamento.

Apreté los labios, reprimiendo el grito de coraje que quería dar en ese momento. Respiré profundo y miré al niño que estaba con la mirada baja, suspiré dejando el peluche junto a mi mochila.

— ¿Ya comiste?—le pregunté secamente y levantó la mirada hacia mí, negó con la cabeza.— ¿Tienes ganas de comer algo?

— No...

— ¿Seguro? Puedo pedir una pizza o lo que quieras.—volvió a negar con la cabeza.

— Quiero ir a casa...

— Pues no se puede, tus padres no estarán... Si quieres te voy a dejar en casa de la abuela Yujeong.

— ¡No! ¡Ella es una bruja y tú también!—gritó y corrió a la puerta, la abrió para luego salirse corriendo. Todo fue muy rápido que no pude reaccionar a tiempo.

— ¡Minjae!—lo llamé corriendo detrás de él, ¿cómo era posible que fuera tan rápido?

Se subió al ascensor cuando las puertas se estaban cerrando, la señora que estaba adentro gritó asustada porque casi lo aplastan las puertas.

— Maldición...—le di un manotazo a las puertas del ascensor y corrí a las escaleras. Bajé lo más rápido que mis piernas me permitieron, llegué al lobby, viendo que la señora que estaba en el ascensor estaba con el recepcionista.

— ¡Señora! ¿Y el niño? ¿Dónde está el niño que se subió al ascensor?—le pregunté desesperada tomándola por los hombros.

— ¡Suéltame!—quitó mis manos con una mirada de asco.— Ese niño loco ya se fue.

— ¿Qué? ¿Por qué no lo detuvo?

— ¿Por qué lo iba a detener? No es mi hijo, debiste cuidarlo mejor.—apreté los dientes, tenía unas ganas de meterle un golpe en la cara pero no era momento, tenía que ir a buscar a Minjae.

Le di una mirada fea antes de salir del edificio, miré por todos lados, no había rastro de él. Me pasé las manos por el cabello con desesperación sin saber hacia que dirección ir.

— ¿Youngmin?—Jungwon se apareció frente a mí.

— Ahora no, ¿si?

— ¿Está todo bien? ¿Pasó algo?—me miró preocupado. Suspiré tragándome mi orgullo.

— Ayúdame, por favor, el hijo... Mi hermano salió corriendo y no sé a que dirección se fue...

— ¿Cómo es? ¿Cómo se llama?

— Se llama Minjae, tiene el cabello un poco largo, me llega como a la cintura...—comencé a hablar nerviosa.— ¡Ah! Trae puesta una camiseta color naranja y unos pantalones de mezclilla.

— Bien, iré por este lado, tú ve por el otro. ¿Traes tu teléfono?—asentí.— Te llamaré si lo encuentro... Tranquila, lo vamos a encontrar.—puso su mano en mi hombro tratando de tranquilizarme, lo cual no sirvió de mucho.

Cada uno se fue por un lado y comenzamos a buscar a Minjae. Estaba rezando en mi interior para que nada malo le pasara.

The Night Of Passion | Jungwon YangDonde viven las historias. Descúbrelo ahora