capítulo 42

1.8K 210 6
                                    




— ¿Cómo va todo, Youngmin?—el doctor Kim me preguntó después de que me senté y solté un suspiro, una semana había pasado pero seguía sintiéndome de la misma manera, simplemente ese sentimiento de culpa no se iba y estaba torturándome.

— Pues igual... No he mejorado mucho.

— Es normal, no se espera que superes tu duelo de un día para otro.—dijo poniéndose sus gafas.

— Creo que también me sigo sintiendo así por los comentarios que han hecho mis familiares, principalmente los de mi madre y de mi abuela... Mi madre no confía en Jungwon, cree que se está aprovechando de mi vulnerabilidad en este momento y que debo esperar, según ella, mínimo tres años para volver a siquiera tener ganas de estar con alguien más.—relamí mis labios mientras hablaba.— Mi abuela dijo algo parecido, que sus allegados mirarán mal mi nueva relación y más tonterías que no me importan... Sé que socialmente existe una penalización para quien rehace su vida después de perder a un cónyuge y la verdad nunca me ha importado lo que digan de mí pero, esas palabras que ellas me dijeron... Me hicieron pensar en mi suegra, en la familia de Sunoo, lo que ellos piensen sí me importa y más porque Jungwon, el hombre que se deslindó de mi otro hijo, probablemente sea el que críe y vea crecer a las hijas de Sunoo, a sus nietas. Los quiero demasiado y lo que puedan llegar a pensar de mí, de una futura relación o lo que sea... Me aterra.

— Ya veo...—murmuró entrelazando las manos sobre la mesa.— Bueno, al final lo que ellos puedan pensar u opinar es irrelevante, ¿no? Es tu vida, no deberías dejar que las opiniones ajenas te controlen aunque sean de personas a las que quieres... Piensa en ellos como piensas de todos los demás, no te debería importar lo que piensen de ti y de tus decisiones, sí, puedes escuchar sus opiniones pero recuerda que es tu vida y tu bienestar.—lo escuché atentamente y me acomodé en mi asiento.— Te voy a decir algo muy importante en respuesta a lo que puede que te digan o que tú misma pienses; avanzar no significa que estás olvidando, ni que amabas menos a Sunoo, significa que te estás dando permiso para volver a experimentar el amor, la alegría y una vida plena...También te diré algo para esos típicos pensamientos intrusivos de "¿y si amo más a mi nueva pareja de lo que amé a mi esposo?".—una media sonrisa apareció en mi rostro, eso mismo había pensado.— Una nueva relación no borra la relación que tuviste con Sunoo, esa relación fue única, jamás podrás replicarla o suplantarla, el amor siempre es diferente, así que no hagas comparaciones.

— Es chistoso que le digo lo mismo a mis pacientes pero es muy difícil llevarlo a cabo, ahora me siento mal por juzgarlos al principio.—dije apretando los labios.

— Así es, creemos que las cosas son fáciles hasta que nos pasa a nosotros y por fin podemos comprender a los demás.—asentí de acuerdo.

La sesión siguió como siempre y cuando la hora terminó el doctor Kim me acompañó a la puerta, nos despedimos cordialmente y le agradecí por sus servicios.

— Nos vemos la semana que viene... Por cierto, feliz año nuevo.—dije saliendo del consultorio.

— Feliz año.—me sonrió, lo cual me dejó sorprendida, desde que llevaba trabajando en ese clínica jamás lo había visto sonreír.



(...)



Enero pasó en un parpadeo y febrero dio comienzo con una hermosa nevada. El cumpleaños número cinco de Hyungmin estaba próximo, varias cosas pasaron en las semanas previas por lo que no planifiqué algo muy grande, la fiesta sería simplemente una cena familiar en mi departamento.

— Mami, ¿cuándo iremos a comprar mis cosas para la escuela?—Hyungmin entró a mi habitación, estaba recostada en la cama descansando la espalda, ya estaba en las últimas semanas del sexto mes de embarazo y mi vientre estaba enorme, por lo que los dolores de espalda se intensificaron.

— Vayamos mañana, amor.—se subió a la cama y me abrazó recostando su cabeza en mi vientre. Hyungmin estaba apunto de entrar al jardín de infantes, sólo faltaba un mes para que entrara a la escuela, ambos estábamos emocionados pero obviamente él lo estaba más.

— ¿Hoy no va a venir el tío Jungwon?—preguntó acariciando mi vientre con su pequeña mano.

— No lo sé, amor, me dijo que...

— ¿Ya no va a venir?—me interrumpió levantando su rostro para mirarme con una expresión de tristeza. Tomé su rostro entre mis manos y acaricié sus mejillas.

— Está trabajando, Hyungmin, lo más seguro es que venga en unas horas o lo veamos mañana que es su día libre.—dije pellizcando su mejilla y sonreí. Justo en ese momento se escucharon unos golpes en la puerta y Hyungmin saltó de la cama.

— ¡Es él, es él!—salió corriendo de la habitación y me levanté con pereza de la cama. Cuando llegué a la entrada Jungwon ya estaba dentro de la casa dándole vueltas a Hyungmin, el cual se estaba riendo a carcajadas.

— Hyungmin, ¿cuántas veces te he dicho que no abras la puerta?—lo regañé acercándome a ellos.

— Pero era el tío Jungwon.

— Pero era yo.—dijeron al mismo tiempo, mirándome con la misma expresión. Quise sonreír pero tenía que mantenerme firme.

— No importa quien sea, no abras la puerta, espera a que yo venga a abrir.—mi hijo me miró con un puchero al ser regañado.

— Tu mamá tiene razón, no abras la puerta, Hyungmin, puede ser peligroso.—Jungwon me secundó y Hyungmin asintió ya sin el puchero, lo bajó y éste se fue a jugar con sus muñecos. Suspiré negando con la cabeza, esperaba que Hyungmin entendiera.— Te ves cansada.—Jungwon se acercó a mí.

— No sólo me veo cansada, estoy cansada... Tengo un horrible dolor de espalda.—me quejé haciendo una mueca.

— Vi algo en internet que puede ayudarte a sentir un poco aliviada, ¿puedo intentarlo?—preguntó mirándome a los ojos.

— ¿Qué cosa es?—pregunté con desconfianza.

— Déjame mostrarte.—sacó su celular y me enseñó un vídeo, se veía interesante.— ¿Puedo?—asentí, guardó su celular y se colocó detrás de mí poniendo sus manos en mi vientre bajo, levantándolo suavemente. Al instante sentí que me quitaban varios kilos de encima y se sintió muy bien, mis dolores se mitigaron.

— No te atrevas a quitar las manos.—dije cuando sentí que me soltaba, soltó una risa en mi oído.

— No podemos quedarnos así para siempre, Youngmin.—respondió y fue soltando mi vientre poco a poco, haciéndome fruncir el ceño.— En un rato lo hago otra vez, ¿si? No te enojes.—pellizcó mi mejilla, lo que me enojó aún más.

The Night Of Passion | Jungwon YangDonde viven las historias. Descúbrelo ahora