capítulo 32

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— Sí, ya estoy saliendo, mamá, ya voy por Hyungmin... Sí, la sesión con mi paciente se alargó un poco, perdóneme.—hablé con mi madre mientras me subía a mi auto.— Voy a conducir, en unos minutos llego.

Colgué el teléfono y comencé a conducir con dirección a casa de mi madre. Antes de llegar pasé a comprar algo de helado para que comiéramos mi hijo y yo al llegar a nuestra casa. 

— ¡Mami!—Hyungmin gritó saliendo de la casa corriendo hacia mí, lo tomé en brazos y llené su carita de besos.— Mami, te extrañé.

— Yo también te extrañé, mi amor.—besé la punta de su nariz y miré a mi madre.— Gracias por cuidarlo.

— No hay de qué.

— Bueno, vámonos a casa, mi amor.—lo subí a su asiento para bebés y le agradecí de nuevo a mi madre cuando me devolvió las cosas de mi hijo, sonreí antes de subirme al auto, conduciendo a nuestra casa.

Estando en nuestro hogar, recalenté lo que había sobrado de la pizza que pedimos anoche y nos pusimos a ver las caricaturas favoritas de Hyungmin en la sala mientras comíamos.

— ¿Quieres helado?—le pregunté despeinando su cabello y asintió sin despegar la mirada de la televisión. Me levanté yendo a la cocina por el helado, suspiré con decepción sirviendo el helado de queso con zarzamora, a Hyungmin no le gustaba el helado de chocomenta.

— ¡Mami, teléfono!—Hyungmin entró a la cocina enseñándome mi celular, el cual tenía una llamada entrante de Sunoo, se me olvidaba que lo tenía en silencio.

— Gracias, mi amor.—le sonreí tomándolo y contesté.— ¿Qué pasó, amor? ¿Por qué me estás llamando a ésta hora?

— ¿Usted es la pareja del joven Kim Sunoo?—fruncí el ceño cuando una voz masculina desconocida me habló del otro lado de la línea.

— ¿Quién eres? ¿Por qué tienes el celular de mi esposo?—se escuchó un largo suspiro.

— Señora, su esposo tuvo un accidente automovilístico... Está en la calle...—comenzó a decir la dirección exacta, el tono de su voz hizo que se me revolviera el estómago.— Señora, apúrese, creo... Creo que está muerto...

Al escuchar eso colgué la llamada y tomé a Hyungmin, yendo rápidamente al auto, no me preocupé por apagar la televisión, sólo salí lo más rápido que pude. Conduje hasta la dirección que el hombre desconocido me dio y al llegar vi el auto de Sunoo destrozado de la parte de enfrente, habían patrullas, una ambulancia y varias personas alrededor.

Detuve el auto y salí acercándome al primer oficial que me encontré para preguntarle lo que había pasado pero al mirar sobre su hombro, sentí que me desvanecía... Había un cuerpo en el piso cubierto con una sábana. Las manos me estaban temblando y comencé a sentir que me faltaba el aire.

— No, Sunoo, Sunoo... ¡Sunoo!—grité acercándome al cuerpo pero dos oficiales me detuvieron antes de que llegara. Uno de ellos me tomó de los hombros y comenzó a hablarme, sin embargo yo no podía escucharlo, me sentía como si estuviera viendo una película en silencio, no se sentía real lo que estaba viviendo en ese momento.

Uno de los peritos movió un poco la manta, dejando al descubierto una de sus manos y los ojos se me llenaron de lágrimas al ver el anillo en su dedo, era su anillo de bodas, lo reconocía perfectamente... Me di la vuelta, vomitando todo en el suelo. Sunoo, mi Sunoo... Estaba muerto.

Me incliné hacia adelante sosteniéndome de las rodillas, sintiendo que todo giraba a mi alrededor... Después todo se puso negro.



(...)



— Youngmin...—Jiwon se acercó a mí.— Lamento mucho tu pérdida...—no le contesté, no tenía ganas de hablar con nadie. Al notar que yo no quería hablar se retiró con sus padres. Le di una mirada al lugar, las personas estaban conversando, otros comían y bebían. Hyungmin estaba con su abuela, la madre de Sunoo, abrazado a ella mientras lloraba.

Miré el altar, en él estaba una foto muy linda de Sunoo, tenía su típica sonrisa, esa sonrisa que tanto me encantaba... Apreté los labios para no ponerme a llorar, seguía sin creerme que estaba en el funeral de mi esposo.

Y todo por culpa de un maldito borracho que se dio a la fuga después de golpear el auto de Sunoo, ese fue el hombre que me llamó aquel día. La policía me mostró el vídeo de una cámara de seguridad de una casa que estaba justo enfrente de donde todo sucedió. En el vídeo, después de que chocó su auto contra el de mi esposo, se bajó para ir a revisarlo y tomó su celular, en ese momento fue cuando me llamó, había usado la mano de Sunoo para desbloquear el celular. Regresó el celular y luego se subió a su auto, huyendo del lugar velozmente.

Me llenaba de rabia al recordar esas imágenes... Lo bueno es que la policía ya lo tenía bajo custodia y se encontraba en espera de su juicio.

Cerré los ojos respirando profundo, quería irme a casa, odiaba los funerales, además de que no estaba de ánimos para estar rodeada de tanta gente.

"Youngmin, he estado enamorado de ti desde que tengo memoria, siempre has sido la única en mis pensamientos... Solía verte por la ventana de mi habitación casi todos los días, desde que nos separamos hasta que te fuiste de la casa de tu madre, todo ese tiempo te vi a escondidas deseando poder acercarme a ti... Y ahora que te tengo frente a mí de nuevo, no sabes lo feliz que estoy... No te dejaré ir jamás."

Sonreí con nostalgia al recordar esas palabras y abrí los ojos dejando caer las lágrimas, agaché la cabeza mirando mi anillo de bodas y le di vueltas en mi dedo para luego tomar el anillo de Sunoo, le había puesto una cadena y lo llevaba conmigo desde el día de su fallecimiento.

— Youngmin.—levanté la cabeza de golpe al escuchar esa voz, frente a mí se encontraba Yang Jungwon, después de dos años volvía a verlo.— Lamento... Lamento mucho lo de Sunoo, él no merecía morir así, era tan joven...—habló con nerviosismo mientras jugaba con sus manos y resoplé, ¿por qué todos decían eso? Yo sabía perfectamente que Sunoo no debió morir tan joven y menos de esa manera.— Creo que estoy hablando de más, lo siento pero en verdad me conmocionó la triste noticia...—tragó saliva y me miró a los ojos.— Quería decirte que si tu hijo y tú necesitan algo, pueden contar conmigo, voy a mudarme en unos días... Éste es mi número.

Me dio un papelito doblado en cuatro, suspiré tomándolo y lo guardé en uno de los bolsillos de mi vestido.

— Gracias...

— Bueno, iré con mi familia.—asentí ligeramente, se dio la vuelta para ir a reunirse con su familia pero en ese preciso momento Hyungmin venía corriendo hacia mí y terminó chocando con las piernas de Jungwon. Sentí algo extraño en la boca del estómago al verlos juntos, Hyungmin era idéntico a Jungwon, era como su versión en miniatura.— Hey, cuidado, niño.

— Perdón.—mi hijo se disculpó y se acercó a mí asustado por la mirada de Jungwon, lo cargué abrazándolo a mí.

De repente un miedo se apoderó de mí... ¿Y si Jungwon cambiaba de opinión sobre ser padre y me quitaba a mi Hyungmin? No, no, primero moriría antes de que me apartaran de mi hijo.

The Night Of Passion | Jungwon YangDonde viven las historias. Descúbrelo ahora