capítulo 21

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— Bonito departamento.—dije dando una vista por el lugar.

— Gracias.—Sunoo murmuró quitándose los zapatos para luego colocarse unas sandalias para estar en casa.— Déjame traerte unas sandalias.—dijo yendo a una habitación.

— Está bien.—me quedé en la entrada mirando todo con curiosidad, se notaba que Sunoo casi no pasaba tiempo ahí. Salió de la habitación con unas sandalias de color rosa en las manos e hice una mueca.— ¿Esas son las sandalias? ¿No puedo estar sin nada?

— No, mi departamento, mis reglas.—suspiré quitándome los zapatos y me puse las sandalias.— El rosa se te ve bien.

— Calla.

— ¿Sigue sin gustarte el color rosa?—caminé dentro del departamento y me tiré en el sillón.

— Lo odio... No sé porqué, simplemente lo odio.—se sentó a mi lado.

— Lo odias desde niña.—sentí que me miraba de reojo.— ¿Cuál es tu color favorito?

— Tengo dos, el morado y el menta.—lo miré y él me devolvió la mirada alzando las cejas.

— También me gustan esos colores.—me acomodé para verlo mejor.

— ¿Cómo es posible que tengamos tantas cosas en común? Incluso Jiwon dijo que pareces mi versión en hombre.—sonrió mirando hacia abajo.

— Tal vez... Soy tu alma gemela.—solté una risa dándole un suave empujón.

— No digas tonterías, Sunoo.

Después de eso ambos nos quedamos en silencio algo incómodo. Por alguna razón me asustó la idea de que pudo haberse enojado por lo que dije, así que comencé a pensar en algo que decirle para tratar de arreglar las cosas.

— ¿Puedo hacerte unas preguntas?—rompió el silencio, sacándome de mis pensamientos.— Para saber qué has hecho en estos años.

— Me parece bien, ¿con qué quieres empezar? 

— Después de que... Nos alejamos, ¿no preguntabas por mí?

— Mmmm, no lo recuerdo... Pero hay algo de lo que me di cuenta, tenía un peluche que mi abuelo me había dado antes de morir y el otro día recordé su nombre.—sonreí sintiendo que me sonrojaba ligeramente.— Se llamaba Ddeonu, ayer cuando te llamó tu hermana escuché que te decía así.—una sonrisa apareció en su rostro.

— De hecho, ese apodo lo inventaste tú.—ladeé la cabeza confundida.— Mi mamá me contó que cuando nos conocimos así fue como me llamaste porque te costaba pronunciar las palabras, a mi hermana le gustó y me comenzó a decir así.

— Wow... No me acuerdo.—ambos reímos, en esos días que llevábamos conviviendo el "no me acuerdo" se había convertido en un chiste entre nosotros. Sunoo tomó mi mano y comenzó a jugar con mis dedos.

— Inconscientemente te acordabas de mí...

— Supongo que sí.—murmuré mirando nuestras manos.

— ¿Cómo te iba en la escuela?—torcí los labios.

— Normal, no excelente pero tampoco muy mal... ¿Y a ti?

— Creo que igual, no era muy bueno en la escuela pero tampoco reprobaba.—levanté la mirada hacia él sonriendo.

Nos tomamos un descanso de nuestra charla para pedir algo de cenar, los dos nos moríamos de hambre ya que sólo habíamos comido algo ligero cuando estábamos en la casa de sus padres mientras cuidábamos a Yeeun.

Cuando la comida llegó nos acomodamos en el piso frente a la mesa de centro y comenzamos a comer, retomando la conversación que estábamos teniendo.

— ¿A qué edad tuviste tu primer novio?—Sunoo preguntó dándole un trago a su bebida.

— A los quince... Pero no quiero hablar de eso. Quiero preguntarte algo también.—dejé los palillos en mi plato y lo miré fijamente.

— Pregúntame lo que quieras.

— ¿Cuándo es tu cumpleaños?—empujó sus labios hacia adelante mirando algo en su celular.

— En una hora.—bloqueó la pantalla de su celular mirándome a los ojos.

— ¿Qué? ¿Cumples el veinticuatro de junio?—asintió y yo comencé a reír cubriéndome la boca.

— ¿De qué te ríes?—frunció el ceño.

— Cuando era niña, como de los ocho a los diez años, siempre que me preguntaban cuando era el cumpleaños de mi prima decía que era el veinticuatro de junio... Mi mente no te olvidó por completo, qué curioso, ¿no lo crees?—no respondió nada pero me dio una sonrisa.— ¿Qué harás mañana?

— Nada, no me gusta festejar mis cumpleaños...

— Muy mal... ¿Te gustaría cenar conmigo? No soy muy buena cocinera pero hay algunas cosas que me salen medianamente bien, ¿qué dices?—moví las cejas.

— ¿Me vas a cocinar?—asentí bebiendo de mi té helado.— Mmm, bueno, si tanto insistes...—solté una carcajada haciéndolo sonreír.



(...)



— ¿Estás segura que puedes subir a este lugar? Ahí dice que está prohibido el paso para los residentes...—Sunoo dijo viéndome subir a la azotea

— Cállate y sube rápido, no va a pasar nada.—resopló subiendo detrás de mí.— ¿Qué te parece?—le pregunté cuando estuvimos en la azotea. En la tarde había subido a limpiar y a decorar un poco, aunque solamente había puesto unas luces amarillas que pensé que lucirían bien en la noche. 

Al no recibir respuesta de su parte me giré a verlo, quedándome anonadada al ver su expresión de asombro y las luces reflejándose en sus ojos, se veía irreal... Tan etéreo.

— Se ve precioso... Muchas gracias, Youngmin.—se acercó a la mesa mirando la comida que había preparado.

— Sí, se ve precioso...—susurré mirándolo a él y sonreí acercándome para abrirle la silla.— Hoy es tu día así que te trataré como un príncipe.—Sunoo sonrió sonrojándose.

— Eso mismo dijiste el último cumpleaños que pasamos juntos.—pellizqué su mejilla.

— Es que debes ser tratado como un príncipe, tal vez no siempre pero si seguido.—comencé a servir la comida y puse un plato frente a él.— Espero que te guste... Y que no nos dé diarrea.—bromeé sentándome.

— Esperemos que no... Se ve bien, por cierto.—sonreí y empezamos a comer platicando de lo que hizo en el día antes de que nos reuniéramos.

Reímos, bromeamos y demás, pasar tiempo con él me fascinaba, por esa razón lo había acompañado toda esa semana a cuidar a Yeeun, aunque también lo hice para ver a mi hermana, convivir con los dos fue lindo. Apoyé mi mentón en mi mano mirándolo atentamente mientras hablaba. 

Mi mirada fue a sus labios, ya no escuchaba lo que estaba diciendo, sólo veía sus labios moverse... Sentía algo extraño cuando lo veía, como lo que sentí con Jungwon pero multiplicado por diez. ¿Acaso había estado enamorada de él? ¿Sunoo fue mi primer amor? Era muy probable. Sin darme cuenta me estaba acercando poco a poco a él.

— Youngmin... Youngmin, ¿qué ha...?—no lo dejé terminar la pregunta ya que junté nuestros labios.

The Night Of Passion | Jungwon YangDonde viven las historias. Descúbrelo ahora