capítulo 3

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— Jungwon...—lo removí suavemente.— Despierta, ya es tarde, mi roomie va a llegar pronto.

— No quiero irme...—murmuró con la voz adormilada y me tomó por la cintura, abrazándome contra su cuerpo como si fuera un peluche.

— Pero tienes que irte, tu familia debe estar preguntándose dónde estás...—metió su rostro en el hueco de mi cuello y comenzó a dejar besos en esa zona.— Jungwon...

— Me tienen harto, ya soy un adulto, puedo cuidarme solo...—alcé las cejas sorprendida, no creí que lo escucharía decir eso. A mí me parecía tierno que lo cuidaran de esa manera pero al parecer no era nada lindo.

— ¿No quieres ir a casa?—negó continuando con los besos.— Vístete, iremos a otro lado.—le di palmadas en el brazo para que me soltara y por suerte lo hizo. Me levanté buscando mi ropa la cual estaba regada por el piso.

— ¿Iremos al motel?—preguntó sentándose en la cama mientras tallaba sus ojos.

— No, iremos a un lugar mejor.—le sonreí y tomé su camisa para luego lanzársela.— Apúrate, no quiero que Bada nos vea juntos.

Algo adormilado comenzó a vestirse lo mejor que pudo, aunque terminé ayudándolo porque se puso los pantalones al revés.

Tomé un par de cosas del refrigerador y luego le dije que me siguiera. Subimos por las escaleras hasta llegar a la azotea del edificio, a veces iba a ese lugar cuando quería tiempo a solas, lo cual últimamente era muy seguido. Incluso había llevado un par de sillas para estar más cómoda.

— Llegamos justo a tiempo.—comenté al notar que el atardecer se estaba poniendo.— Es muy lindo, ¿verdad?

— Sí, es muy lindo.—dijo con una sonrisa. Acomodé las sillas, quitándoles el polvo que tenían y me senté.

— Anda, siéntate.—soltó una pequeña risa sentándose a mi lado. Abrí el tazón con fresas que había llevado y lo acerqué hacia él. Me miró antes de tomar una y darle un pequeño mordisco.

— ¿Y qué vamos a hacer?

— Nada, sólo admirar la linda vista que tenemos frente a nosotros.—dije comiendo una fresa.— ¿O quieres que vaya por un juego de mesa? Tengo el jenga, el UNO, el Turista...

— Mmmm, me parece bien.—asentí pasándole el tazón para luego levantarme.

— Ya vuelvo.—bajé rápidamente al departamento, esperando que mi prima no estuviera ahí. Por suerte no, todavía no llegaba. 

Fue a mi habitación y busqué mis juegos de mesa, tenía bastantes pero nadie de mis amigos quería jugar conmigo, así que algunos aún tenían su plástico protector. Tomé el jenga y el UNO pensando que esos tal vez no aburrirían a Jungwon, también pasé a tomar algunas frituras y bebidas antes de volver.

— Oh, ya oscureció.—dije llegando a su lado y le di una bolsa de frituras.

— Creo que no había visto el cielo estrellado desde que era niño... Es hermoso.—dijo embelesado con el cielo. Sonreí trayendo una pequeña mesa que estaba ahí, estaba algo desgastada pero nos serviría para jugar.— Youngmin.

— ¿Si?

— Gracias.—lo miré confundida.

— ¿Por qué me agradeces?—giró a verme con una sonrisa en los labios.

— Por hacerme sentir libre.—no supe que responderle pero pareció no importarle, se acercó ayudándome a armar la torre del jenga.


(...)


— ¿Estás segura que no sabes a dónde se fue Jungwon?—Jiwon me preguntó mientras íbamos a la cafetería.

— No, simplemente me dio mis cosas y se fue, no presté mucha atención hacia qué dirección. —dije tomando una bandeja y cubiertos, no me gustaba mentirle pero no tenía otra opción.

— ¿Tendrá una novia?—la escuché decir mientras iba por la comida. Sentí un revoltijo en el estómago, Jungwon, novia... Esa palabra hizo que me cuestionara varias cosas; ¿de qué manera me veía Jungwon? ¿Me quería sólo para tener sexo? ¿O era algo más? Y más importante, ¿por qué lo llevé a mi lugar especial? No le había contado a nadie sobre ese lugar porque no quería invitarlos pero algo me hizo llevar a Jungwon, ¿qué era? ¿Acaso me...?

— Señorita, tome su comida y muévase porque está deteniendo la fila.—la cocinera me dijo con el ceño fruncido y me disculpé tomando rápidamente mi comida.

— Tú también estás rara últimamente, ¿es por el chico con el que dormiste?—Jiwon dijo cuando nos sentamos en la mesa.— No me digas que te enamoraste de él...

— Claro que no, no digas tonterías, Yang Jiwon. Sabes que no soy de las que se enamoran después de haber tenido sexo con alguien.—respondí de mala gana mientras comenzaba a comer. Ya no estaba tan segura de lo que había dicho, definitivamente tenía que dejar de tener contacto con Jungwon.

Después de comer cada quien se fue a sus respectivas clases, estábamos en la misma carrera pero habían algunas clases que no compartíamos por la diferencia de promedios. 

Miré al profesor mientras explicaba el tema, mordí la punta de mi bolígrafo sin poder concentrarme en lo que decía, no podía dejar de pensar en Jungwon y en el lindo momento que habíamos pasado en la azotea, me ganó en todas las rondas que jugamos y en todas se reía de mí pero no de una manera burlona.

Si me ponía a pensar, era la primera vez que pasaba un buen momento con un chico que no fuese tener sexo. Sí, había tenido muchos novios pero con ellos lo principal siempre era tener relaciones, ya después se comportaban como novios y a veces ni eso.

Cuando salí de mis pensamientos la clase ya había terminado y todos estaban saliendo del aula. Suspiré guardando mis cosas, estaba segura de que reprobaría esa clase. Al salir Jiwon me estaba esperando afuera.

— ¿Que no tienes otra clase justo ahora?—le pregunté confundida.

— La profesora no va a venir, tuvo un accidente... En fin, ¿vamos a tu departamento?—asentí y Jiwon entrelazó su brazo con el mío. Comenzó a platicarme de su relación con Jay, al parecer habían tenido una pequeña pelea el día de la fiesta, Jiwon era un poco celosa y solía desconfiar mucho de su novio, a pesar de que Jay sólo tenía ojos para ella.

— Noona.—abrí los ojos en grande mirando a Jungwon frente a nosotras.

— Jungwonie, ¿qué haces aquí?—Jiwon se acercó a abrazarlo, Jungwon no dejaba de mirarme mientras le correspondía el abrazo.

— Vine por ti para irnos juntos.

— Oww, hoy no iré a casa hasta más tarde, tengo que hacer el trabajo con Youngmin...—Jiwon hizo un puchero.— ¡Ya sé! Young, ¿te importa si mi hermano nos acompaña?—ambos me miraron, poniéndome algo nerviosa.

— No, puede acompañarnos.—contesté con una pequeña sonrisa. Jiwon dio un salto de alegría y nos tomó a ambos de las manos cuando comenzamos a caminar.

Sería una tarde muy incómoda.

The Night Of Passion | Jungwon YangDonde viven las historias. Descúbrelo ahora