capítulo 40

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Me apoyé en el marco de la puerta mirando a Jungwon recostar a Hyungmin en su cama, se había quedado dormido en el camino regreso a casa. Le quitó los zapatos y lo cubrió hasta el cuello con la manta. Le acarició el cabello ligeramente y suspiró mirándolo dormir por unos segundos.

— Listo.—susurró acercándose a mí y después de que salió cerré la puerta para dejar dormir a mi hijo.

— Gracias por acompañarme ésta noche, espero que te la hayas pasado bien con mi familia.—le dije mientras llegábamos a la sala.

— Gracias a ti por invitarme, fue muy divertido, tu madre cocina delicioso.—sonrió.— Bueno, nos vemos mañana, feliz navidad...

— Espera, antes de que te vayas...—fui al pino y tomé uno de los regalos. El día siguiente de haber ido de compras con él, fui al centro comercial y le compré un regalo.— Toma... Espero que te guste.—le extendí la caja y la tomó mirándome sorprendido.

— Yo... Gracias, Youngmin.—una pequeña sonrisa apareció en su rostro.— También tengo algo para ti, bueno, para ustedes, planeaba dárselos mañana cuando los viera... Déjame ir por los regalos.—se apresuró a salir de mi departamento y fue al suyo, tardó un par de minutos en volver con una pequeña caja que parecía de un collar y otra u  poco más grande pero no demasiado.— Toma, éste es para ti.

Me entregó la caja pequeña, la curiosidad me ganó y la abrí en ese momento. Adentro había una cadena de oro con un dije de dos tulipanes unidos por un diamante pequeño, era precioso. Sonreí levantando la mirada a Jungwon.

— Gracias, es muy bonito... ¿Y qué es lo que tiene la otra caja?—jugó con la caja en sus manos y soltó una risa.

— No sabía qué regalarle al pequeño, así que busqué en internet y esto fue de las primeras cosas que me salieron... Es un proyector de estrellas, espero que le guste.

— Estoy segura de que le va a gustar... Déjalo debajo del árbol.—asintió y se acercó al pino para dejar el regalo junto a los demás. Regresó a mi lado y nos quedamos en silencio mientras yo miraba el collar en mis manos, me sorprendía que aún recordara que los tulipanes eran mis flores favoritas.

— Bueno...—rompió el silencio y lo miré.— Ya es tarde, creo que debería irme...

— Te acompaño.—dejé la cajita del collar en la mesa de centro y acompañé a Jungwon a la puerta, dio unos paso fuera del departamento y se giró a mirarme.

— Feliz navidad, Youngmin.

— Feliz navidad, Jungwon.—le sonreí.

— Antes de entrar a mi casa, ¿puedo pedirte algo?

— Claro, ¿qué cosa?—ladeé la cabeza.

— ¿Puedo abrazarte?—su pregunta me tomó por sorpresa pero asentí. Se acercó a mí, rodeando mi cuerpo con sus brazos y me abrazó con cuidado para no aplastar mi vientre. Mi corazón comenzó a latir como loco y pasé mis brazos por su espalda, correspondiendo el abrazo, apoyó su mentón en mi hombro y sentí que inhalaba el aroma de mi cuello.— Sigues usando el mismo perfume que cuando estábamos juntos, no lo había notado hasta ahora.

Su voz ronca en mi oído provocó un hormigueo que recorrió desde mi nuca hasta mi espalda baja, cerré los ojos acercándome más a su cuerpo y un suspiro salió de mis labios. Traté de convencerme que eran las hormonas del embarazo las que me estaban haciendo comportarme así y no que me gustara estar entre los brazos de Jungwon.

— Youngmin...—murmuró separándose un poco, no quise abrir los ojos y verlo a sólo unos milímetros de mi rostro.— Sé que no debería decir esto ahora pero no puedo guardármelo más... Sigo enamorado de ti, jamás dejé de estarlo, ni siquiera cuando venía al departamento y convivía con los dos como si no me importara verlos juntos.—contuve la respiración por sus palabras y sentí sus dedos tomar mi mentón.— Lo siento...—murmuró antes de unir nuestros labios.

Me congelé al sentir sus cálidos labios sobre los míos y al principio me negué a seguirle el beso... Pero se sentía tan bien, después de que le enseñé a besar se convirtió en un buen besador, así que dejé de resistirme, subí mis manos a su nuca, enredando mis dedos en su cabello al mismo tiempo que comenzaba a mover mis labios.

Sentí sus manos acariciar mi rostro suavemente mientras profundizaba el beso, nuestros labios moviéndose en una suave urgencia. En ese momento nada más importaba, no habían preocupaciones ni miedos, nos olvidamos de nuestro pasado y nuestro futuro, sólo estábamos disfrutando ese apasionado instante.

El beso duró lo que me pareció una eternidad y cuando finalmente nos separamos respirando pesadamente nos miramos a los ojos juntando nuestras frentes, su pulgar acarició mi mejilla e incliné mi rostro buscando más de su toque.

— Eres tan hermosa...—susurró sonriendo y pasó su pulgar por mis labios hinchados. Volvió a juntar nuestros labios pero ésta vez fue más un beso rápido con los labios fruncidos.— Nos vemos mañana, descansa.—se separó por completo de mí y bajó la mirada a mi vientre, poniéndose de rodillas para dejar un beso en éste.— Ustedes también descansen y no molesten tanto a su madre que tiene que dormir bien, niñas traviesas.—una risa salió de sus labios y se levantó, acarició mi mejilla nuevamente antes de meterse a su departamento.

Me quedé un rato parada ahí, sin moverme ni un sólo centímetro, mi mente seguía procesando lo que había pasado... Jungwon y yo nos habíamos besado, llevé mi mano a mis labios y los toqué con la punta de mis dedos.

Rápidamente me llegó el arrepentimiento, ¿qué demonios me pasaba por la cabeza al corresponder su beso? Debí empujarlo y darle una bofetada pero mi cuerpo hizo todo lo contrario.

Me metí al departamento y cerré la puerta, apoyándome en ésta mientras me pasaba las manos por el rostro. Al mirar hacia enfrente, justo en un mueble que estaba cerca había una foto de Sunoo y mía... Mis labios temblaron y la vista se me nubló, me puse de rodillas tomando la foto y comencé a llorar abrazándola a mi pecho.

— Perdóname, amor, por favor, perdóname... Soy una imbécil...

The Night Of Passion | Jungwon YangDonde viven las historias. Descúbrelo ahora