Dobby, el elfo doméstico-01

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Los tíos nos habían dado una habitación para Harry y para mí. Era la antigua habitación de Dudley, pero ahora habían arreglado una habitación más grande para él.

Nos pusieron unos cuantos muebles para poner nuestras pertenencias, es decir, un armario y un escritorio. Harry y yo usábamos nuestros baúles de Hogwarts como armario, eran más estables que aquel viejo armario, además, aún tenía ropa vieja de Dudley y alguna chaqueta del tío.

Estábamos tranquilos sin hacer gran cosa. Yo estaba sentada en el suelo acariciando a Medianoche y Harry estaba viendo un álbum de fotos que Hagrid le había regalado antes de subirse al tren de regreso a casa. Tenía la misma foto que Draco me había regalado en la enfermería, foto que le había escondido a Harry, no quería que me preguntase de dónde la había sacado.

Hedwig empezó a dar golpes en su jaula.

—Haz que pare. —Le dije a Harry levantándome del suelo.

—Quiere salir.

—Pues tendrá que esperar. —Los golpes de Hedwig fueron más fuertes. —Haz que pare antes de que...

—¡Harry y Jane Potter! —Gritó el tío Vernon.

—... el tío se queje. —Terminé mi frase abriendo la puerta de nuestra habitación.

—La has liado. —Le dijo Harry a Hedwig.

Bajamos al salón y vimos como la tía Petunia estaba terminando de adornar un pastel.

—Está ahí. —Nos dijo señalando al tío con la cabeza. Él estaba terminando de arreglar a Dudley. ¿Tenía cuatro años para no poder arreglarse solo?

El tío Vernon se giró para vernos enfadado.

—Tranquilizad a vuestros animales. —Yo me alejé del salón, no era Medianoche quien estaba haciendo ruido. Me acerqué a la cocina para ver cómo la tía Petunia preparaba ese pastel.

—¿En serio es tan importante esa reunión? —Le pregunté agarrando una fresa de un plato lleno de ella.

—Si, y no vuelvas a coger una fresa, las necesito para el pastel.

Mi relación con mi tía había cambiado aquel verano, seguía siendo igual de malvada conmigo y con Harry, pero cuando levantaba la vista para mirarme parecía costarle más ser mala conmigo, asique me había relajado y, de vez en cuando, hacía lo que quería.

—No entiendo por qué es tan importante. —Dije mientras masticaba la fresa.

—Claro que no. En ese colegio no os enseñan nada útil, solo a ha hacer truquitos de magia.

—Porque es un colegio de magos. Pensaba que había quedado claro cuando llegaron las cartas. —Dije alejándome.

—¿Quién querría ser tu amigo? —Oí a Dudley preguntarle a Harry. Una mirada de odio salió de mis ojos en dirección a mi primo. Entonces Dudley pasó por al lado de Harry y le golpeó con el hombro. —¿Qué miras, pelo zanahoria? —Trató de golpearme igual que a Harry, pero le puse la zancadilla cuando lo intentó y al tropezar su cara impactó de lleno con el pastel que la tía Petunia había preparado.

Una sonrisa traviesa apareció en mi cara. Pero una mirada furiosa acompañada de un fuerte color rojo apareció en la cara del tío Vernon.

—¿Qué has hecho, mocosa? —Dijo el tío Vernon ayudando a su hijo a limpiar su cara mientras la tía Petunia gritaba histérica por no tener tiempo de preparar otro pastel.

—¿Yo? —Pregunté indignada. —Él se tropezó. Si es incapaz de mirar por dónde pisa no debería andar solo.

Yo había hecho que se cayese, pero no lo iba a admitir. Que lo probasen, no podrían.

Solo tú y yo (Draco Malfoy) [Parte 2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora