Solo tú y yo (Draco Malfoy) [Parte 2]

Malos tiempos-50

Sentía cómo el tiempo se paraba a mi alrededor. El de Ginny era el último nombre que pensé escuchar, era una sangre pura, el heredero de Slytherin no debería de tener motivos para atacarla.

—¿Están seguros de que es Ginny Weasley? —Le pregunté a Snape con la esperanza de haber oído mal.

Snape solo asintió con su expresión seria de siempre.

Miré a Draco mientras notaba que unas lágrimas se formaban en mis ojos. Su expresión al verme se llenó de lástima.

—Estará bien, la encon... —Draco trataba de animarme, pero lo escuché lo que me estaba diciendo porque salí corriendo. —¡Jane! —Entonces escuché unos pasos veloces que me empezaron a seguir.

—¡Potter y Malfoy! ¡Regresen aquí de inmediato o serán expulsados! —Oí gritar a Snape a lo lejos.

Me importaba nada y menos ser expulsada, escuché a la profesora McGonagall informar a la señorita Pomfrey de que, una vez revividos los petrificados, todos seríamos enviados a casa.

Se me venían tantos posibles escenarios en los que se podría encontrar Ginny, no quería creer que ninguno fuese real.

¿Por qué Ginny? Es una sangre pura, ella debería ser de las que más a salvo esté.

¿Por qué ahora cuando todo parecía ir bien? ¿Dónde está? ¿Estará...?

Muchas preguntas se me formaban en la cabeza mientras corría. Tantas preguntas para lad que no tenía respuesta.

DRACO MALFOY

Jane corría tan rápido que me era imposible alcanzarla.

No entendía por qué había salido corriendo, y mucho menos sabía hacia dónde iba, pero no iba a dejar que se fuese sola. Las amenazas de Snape me traían sin cuidado.

—¡Jane, por favor, frena un poco! —Grité jadeando sin dejar de correr. —¿Desde cuando eres tan rápida?

Debería tener un aspecto tan patético. Yo cada vez iba más lento y Jane parecía hacer lo contrario y no la escuché jadear en ningún momento, quería esa resistencia para correr.

Aunque pensaba que solo me quedarían unos minutos antes de desmayarme por tanto esfuerzo que estaba haciendo vi a lo lejos a una fila de Gryffindors cruzando uno de los pasillos.

¿Iba a hablar con Potter?

Entonces recordé que su patético amigo, Weasley, también era un Gryffindor, por lo que probablemente iría a verlo a él.

Me molesto el hecho de que estuviese dispuesta a arriesgarse a ser expulsada por él, entiendo que es duro que su hermana haya sido secuestrada por un loco que ha petrificado a varios alumnos, pero yo me hice un arañazo la semana pasada y no dije nada, y eso que empezó a sangrar.

Aunque debo admitir que mi plan era enseñárselo a Jane para que ella me vendase la mano, pero la profesora McGonagall me vio antes y me mandó a la enfermería.

Conseguí alcanzarla al fin porque se paró para buscar a alguien entre los Gryffindors. Sus ojos seguían con lágrimas que aún no había derramado pero que luchaban por salir. Supongo que encontró  a quien buscaba porque dejó caer una lágrima y luego corrió hacia él. O debería decir ellos.

Jane si había ido a buscar a Weasley, pero no a por el que yo pensaba.

Jane estaba abrazando entre lágrimas a Fred y George Weasley. Ellos le devolvían el abrazo con la misma pena y juraría que vi caer alguna lágrima por parte de alguno de los gemelos.

Yo decidí permanecer al margen. Era el momento de ellos tres, sé cuando no meterme el las cosas.

—Lo siento tanto. —Escuchaba decir a Jane entre sollozos. —La buscaré, os lo prometo, la encontraré, haré todo lo posible y lo imposible.

Sentí mis ojos humedecerse, esa escena podría haber conmovido a cualquiera, pero por orgullo lo negaré si alguien lo pregunta.

En ese momento aparecieron Potter y Weasley.

—Ron... —Dijo Jane con pena al verlo y entonces soltó a los gemelos para abrazarlo a él.

Vi como Weasley le susurraba algo y luego ella asentía. Yo fruncí el ceño.

Entonces soltó a Weasley e intercambio una mirada triste con Potter.

—¿Por qué lo has traído? —Le pregunta Weasley al verme y acto seguido frunce el ceño al verme. Se lo veía muy molesto.

Jane parecía que iba a decir algo pero yo me adelanté.

—Ella no me trajo, Weasley, vine yo solo.

—No tienes que estar siguiéndola siempre como un perrito, Malfoy. —Me respondió.

—La protejo, no voy a permitir que le pase nada.

—Jane. —Escuché una voz asquerosamente familiar que se acercaba, el dueño se acercaba, se acercaba a ella, y la abrazaba.

—Oliver. —Ella le devolvió el abrazo. Me quedé tenso al instante.

Podía soportar verla abrazando a todos los Weasley sin que se hubiese molestado en mirarme, lo podía entender, pero verla abrazándole fue un golpe del que necesitaría recuperarme.

No aguanté más, aparté la vista de esos dos, no podía seguir mirando.

Era yo el que se dejaba el aire siguiéndola pero era a él a quien abrazaba. Lo odiaba tanto.

Noté que los gemelos se dieron cuenta de mi cambio repentino pero no hicieron ningún comentario.

—Deberías volver a tu sala común —le dijo aquel estúpido Wood agarrándola de los hombros, era algo completamente innecesario, podría haberla soltado perfectamente —, no creo que os hayan dado permiso, a ninguno. —Dijo mirándome.

Ahí exploté.

—De hecho tienes razón. —Dije acercándome a ellos y extendiendo mi mano. —¿Jane?

Ella se quedó un segundo mirando mi mano, luego me miró a mí y luego a Oliver.

"Por favor, agarra mi mano. Por favor, vente conmigo". Le rogaba en mi cabeza.