Un enamorado muy enamorado-43

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Las tres me siguieron como si fuesen a ver el espectáculo del año, murmuraban sobre el tiempo que tardaría Draco en decir algo malo sobre Hermione y sobre el tiempo que  yo tardaría en pegarle por ello. 

—Dos galeones a que Malfoy no dura ni un minuto. —Decía Daphne.

—Yo digo dos minutos. —Se sumó Tracey a la apuesta.

—Yo tres minutos, quiero confiar en Malfoy. —Se sumó Astoria a la apuesta entre risas. Puse los ojos en blanco.

—¿Podéis ser más infantiles? —En el fondo me daba risa cómo apostaban y quise sumarme. —Si no le pego me debéis todas dos galeones.

—Tú ya eres rica, ¿para qué quieres más dinero? —Me preguntó Tracey bromeando.

—Y seguro que como has apostado no le vas a pegar. —Me dijo Astoria.

—¡Eso! —Dijo su hermana.

—Os aseguro que como tenga ganas de pegarle no me aguantaré. —Bromeé.

Llegamos a la sala común, Draco al verme se levantó del sofá en el que estaba sentado con Crabbe y Goyle. Tracey, Daphne y Astoria se apartaron para vernos disimuladamente, pero era evidente que estaban ahí para saber quién ganaba la apuesta.

—Jane —Draco me agarró por los hombros con suavidad —, ¿estás bien?

Vale, aquella reacción no me la esperaba, me esperaba cualquiera salvo una tan suave.

—¿Qué? —Estaba tan sorprendida que me sentía aturdida.

—Aunque sea algo que me moleste y no entienda eres, o eras, amiga de Granger, dicen que la han petrificado, ¿estás bien?

—¿Estás preocupado por ella? —Le pregunté colocando mis manos sobre las suyas.

—Estoy preocupado por ti, si a ti te petrificasen yo estaría destrozado —me confesó. Luego se dio cuenta de sus palabras —, porque somos amigos... No le cuentes a nadie que soy tan vulnerable, perdería parte de mi reputación. —Bromeó guiñándome un ojo. Sonreí.

—Jamás permitiría que la reputación del "gran Draco Malfoy" se viese perjudicada. —Bromeé yo también.

—¿Entonces estás bien? —Me encantaba cuando era así.

—Ha sido muy duro verla así, pero no puedo deprimirme.

—Esa es mi chica. —Ambos sonreímos y nos quedamos un rato así, simplemente viéndonos y sonriendo. Creo que era la única persona a la  que podría contemplar por horas y no me cansaría en la vida. Me dolía y encantaba que fuese mi amigo, me dolía porque era eso, mi amigo, y me encantaba porque era eso, mi amigo.

DRACO MALFOY

Cuando Crabbe me contó que habían vuelto a petrificar a otras dos personas no me sorprendió mucho, lo que si me sorprendió fue oír que una de esas personas era la sangre sucia de Granger. La primera persona en la que pensé fue en Jane, puede que ahora esas dos estuviesen peleadas, pero seguía siendo la mejor amiga de su tonto hermano, y también sabía que a Jane le seguía preocupando esa chica, por lo que lo único que me interesaba saber en ese momento era comprobar que Jane estaba bien.

Me acerqué a una chica de nuestra casa algo más mayor que yo y le dije que llamase a Jane Potter, que la estaba buscando.

Minutos más tarde cuando la vi aparecer con sus amigas mi corazón comenzó a latir más fuerte, me sorprendía lo que esa chica era capaz de provocarme sin siquiera tocarme o mirarme. Nuestras miradas se cruzaron y me levanté del sofá para hablar con ella.

 Nuestras miradas se cruzaron y me levanté del sofá para hablar con ella

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—Ha sido muy duro verla así, pero no puedo deprimirme. —Me dijo.-

—Esa es mi chica. —Nos sonreímos unos segundos que si hubiesen sido años los hubiese disfrutado sin quejarme un solo día. Su sonrisa me era tan bonita que hubiese estado dispuesto a hacerla sonreír por toda la eternidad si así podía admirarla. Su pelo me era tan estúpidamente perfecto que me sentía tonto al burlarme de Weasley y diciéndole lo penoso que era, cuando al ver a Jane pensaba que el color anaranjado de su pelo era tan hermoso que podría llevarlo de cualquier manera y aún así me encantaría.

"Mente fría, Draco", me repetía cada vez que empezaba a divagar en mis pensamientos sobre lo mucho que me gustaba cualquier cosa de Jane. Toda ella me gustaba, la forma en la que se le creaba un hoyuelo cada vez que sonreía, como se peinaba el flequillo para taparse la cicatriz de su frente, la forma en la que me miraba, eran de un tono café que me quitaba el sueño.

Me volvía loco cada vez que veía como otro le robaba una carcajada, ver como era a otro al que miraba y que ese estúpido fuese incapaz de darse cuenta el gran honor que tenía con que ella simplemente la mirase, yo era el único que sabía valorarla como se merecía, y pensaba luchar contra quien fuese.

"Tan joven y tan enamorado", me dije a mí mismo al contemplar en el desastre interior en el que me convertía.

Cada segundo que seguía mirándola mi pecho se seguía llenando de calidez, como si ella fuese una fuente de luz en mí. El tacto de sus manos con las mías me era tan natural, como si hubiesen estado hechas para estar juntas, que sabía que cuando se separasen sentiría un frío que sabía que solo volviéndola a agarrar de la mano se iría.

—Jane...

¿Estaba loco? Casi le decía lo loco que me volvía. Casi le contaba que la primera cosa que pienso al levantarme es ella y la última antes de acostarme sigue siendo ella. Casi le decía todo lo que estaba dispuesto a renunciar por ella. Era mi boca la que había actuado por voluntad propia, pero por suerte había logrado callarla a tiempo.

—Ten cuidado, ¿vale? —Le pedí. Su sonrisa se agrandó, como la calidez en mi pecho.

—Ya han pasado siete minutos y aún no le ha pegado. —Oí que alguien decía a nuestro lado. Me giré y vi a Daphne Greengrass con su hermana y con Tracey Davis, tenía entendido que eran sus amiga, ¿pero por qué estaban pendientes de nosotros?

Miré a Jane esperando ver alguna respuesta en su cara, pero ella solo miraba con furia a sus amigas, sus mejillas se habían teñido de un rojo potente y estoy seguro de que si hubiese tenido la oportunidad las hubiese asesinado en ese momento. Yo la contemplaba fascinado, su carácter era de mis partes favoritas de ella sin duda alguna.

—¿Y a esas que les pasa? —Le pregunté.

—¿Esas? —Repitió. —Les faltan neuronas a lastres, y ahora también les va a faltar dinero, y como me cabreen más, probablemente varios litros de sangre. —Destructivamente adorable... Dios me tenía mal, muy mal.

Sus amigas debieron pillar la indirecta y se marcharon pitando de regreso a su habitación. Entonces Jane se volvió a girar su cabeza hacia mí.

—Gracias por preocuparte por mí. —Me dijo. Me agarró la cara con las manos y me besó una de las mejillas, la derecha, un poco más arriba del centro, y luego se fue, dejando ese frío que sabía que dejaría, pero era una sensación agridulce, por un lado no pensaba volver a lavarme la cara en la vida, por mí podría despedirse así todas la veces, pero por otro lado prefería que no existiese otra despedida y punto, que solo se quedase conmigo, también me conformaba con eso.

Solo tú y yo (Draco Malfoy) [Parte 2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora