Tras un verano sin noticias de sus amigos o de Draco, Jane se desilusiona, pero sigue queriendo ir a Hogwarts para su segundo año y conocer la razón por la que nadie le había escrito. Sus dudas se solucionan antes del inicio del curso con la aparici...
El equipo de Gryffindor entró en la enfermería para ir a ver a Harry y felicitarle por atrapar la snitch. Entre ellos estaban Fred y George, que al ver que en lugar de estar al lado de mi hermano estaba con Draco empezaron a hacer gestos muy exagerados de corazones, besos y como si se besasen con alguien para burlarse de mí.
—¿Qué hacen esos Weasleys? —Preguntó Draco mirándoles con disgusto. Me puse roja al saber que los estaba viendo, porque se seguían burlando, y seguían, y seguían...
—Nada, el casco les derrite el cerebro, solo eso. —Respondí muy tensa. Molesta les hice gestos para que parasen de hacer el idiota, pero los muy idiotas hacían como que no me entendían y seguían.
Enfadada como estaba y tan colorada como mi pelo me acerqué a ellos echando humo por las orejas.
—¿Siempre tenéis que ser tan idiotas? —Les pregunte, a pesar de susurrar se podía notar el enfado y la vergüenza en mi tono.
—¿Nosotros? ¿Idiotas? —Fred ponía cara de angelito inocente.
—Me da que te equivocas Jenny. —Dijo George haciéndose el loco.
—¿Jenny? —Repetí molesta.
—Nuevo nombre de pila. —Explicó Fred. —Jane es aburrido, Jenny suena más divertido.
—También pensamos llamarte por tu segundo nombre, Lily, pero sería raro, asique los descartamos desde el principio.
—Aunque si prefieres Lily... —Empezó a volver a hablar Fred.
—¡No! Solo quiero que no seáis tan idiotas. Llamadme como queráis...
—Jenny. —Sentenciaron ambos.
—... pero no seáis tan... obvios. —Mi tono casi parecía de suplica.
—¿Obvios? —Preguntaron ambos.
—¿Acaso siente usted algo por el joven Malfoy? —Preguntó George con tono burlón mientras hacia que sostenía un micrófono de periodista y me lo acercaba para que respondiese. Aparté su mano de mala gana.
—Por favor, burlaos de mí cuando no esté él. —Ambos se miraron con resignación y asintieron. Les dediqué una sonrisa de alivio y volví con Draco.
—¿Y bien? —Preguntó este cuando volví a estar a su lado. —¿Qué les pasa a esos Weasley?
—Digamos que mi teoría del cerebro derretido es más real de lo que pensamos.
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Por la noche estaba durmiendo tranquilamente, cuando noté como alguien tocaba mi nariz. Al principio pensé que sería Medianoche, pero al notar algo de tela descarté la idea en un instante y abrí los ojos sobresaltada.
Cuando me pude acostumbrar a la oscuridad vi una figura pequeña con grandes ojos al lado de mi cama.
—¡Dobby! —Dije cuando conseguí reconocerlo. —¿Qué haces aquí?