Solo tú y yo (Draco Malfoy) [Parte 2]

Duendecillos, problemas y confusión-13

Al levantar la tela de terciopelo una jaula llena de duendecillos azules apareció.

No hubo ninguna reacción por parte de nadie. La mínima reacción que pudo haber fue la de Finnigan, y no parecía nada asustado, es más, parecía reírse de los duendecillos.

—¿Duendecillos de Cornualles? —Preguntó con tono burlón.

—Duendecillos de Cornualles, recién recogidos. —Confirmó Lockhart.

Todos, incluido Finnigan, empezaron a reírse ante lo poco peligrosos que parecían.

—Ríase si quiere, señor Finnigan. Pueden ser unos seres terriblemente engañosos. —Dijo con tono de advertencia. Luego una sonrisa malvadamente divertida se le dibujó en el rostro. —Veamos que hacen con ellos...

Sin darnos tiempo a reaccionar abrió la jaula de los duendecillos y todos salieron volando de la jaula con unas sonrisas malvadas.

Todos nos levantamos corriendo de nuestros asientos, sin importarnos mucho nuestros libros o cualquier otra cosa que no fuesen nuestras vidas. Todos gritábamos aterrados.

—Rodéenlos. Son solo duendecillos. —Dijo Lockhart con tono burlón. Si no hubiese estado tan aterrada que estaba gritando, le hubiese dicho varias cosas que hubiesen hecho perder bastantes puntos a Slytherin.

Casi me hubiese quedado y hacerme amiga de los duendecillos, que estaban rompiendo libros de Lockhart, pero cuando vi a unos intentando molestar a Tracey reaccioné.

—¡Flipendo! —Solo acerté a darle a uno, pero el resto me miraron mal y fueron a por otra victima. Tracey me dedicó una breve sonrisa y salió corriendo.

Noté que tiraban de mi túnica y no me dio tiempo de lanzar ningún hechizo para defenderme cuando me vi rodeada de un montón de duendecillos: yo era la nueva víctima.

Los duendecillos empezaron a rasgarme la túnica, e incluso trataron de elevarme en el aire hasta que otra persona, que en el momento no pude ver, empezó a ahuyentarlos.

—¡Jane, vamos! —Reconocería esa voz en cualquier lugar, era Harry. Pero no fue su mano la única que me agarró. Sentí que por el otro brazo otra persona tirana de mí, ¿Draco?

Eso me sorprendió, ninguno de los dos podía verse ni en pintura, ¿y se habían unido para salvarme? Se me hubiese derretido el corazón de no ser porque unos duendecillos me estaban llenando de arañazos.

Con la ayuda de Harry y Draco conseguí escapar de los duendecillos.

Aunque yo fui libre fueron a por alguien más, y para su suerte Neville fue el siguiente. A él no les costó nada atraparlo y colgarlo de una lámpara de araña que había en la clase. Al pobre, mientras lo subían, le agarraron por las orejas, no me quería ni imaginar el dolor que debía sentir.

No me pude quedar más rato a seguir viendo la escena, porque Draco, que aún no me había soltado, a diferencia de Harry que sí lo había hecho, tiró de mí otra vez para sacarme de allí.

Cuando logramos salir de la clase, Draco me llevo a una esquina en la que estaban Crabbe, Goyle y Pansy. Los dos llegamos jadeando, exhaustos por el esfuerzo que ambos habíamos hecho pata huir.

—Harry, Ron y Hermione siguen dentro, ¡tenemos que regresar por ellos! —Dije tras haber recuperado un poco el aire.

—¿Estás loca? —Me preguntó Crabbe.

—Ve tú si quieres jugártela por una sangre sucia, yo no vuelvo. —Dijo Pansy cruzándose de brazos.

Miré a Goyle con la esperanza de que él si quisiese venir.