Calma antes de la tormenta-49

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El baño estaba en completa calma, como siempre. Myrtle debía estar por allí, pero no la vi en el momento en el que entramos.

—Jane...

—Vas acabar gastándome el nombre a este paso. —Dije cansada de que no hablase, que no se explicase, que solo dijese frases cortísimas.

—Te estoy hablando en serio.

—¿¡Y yo no!?

—¡Jane escúchame de una vez! —Me pidió elevando la voz. Decidí darle la oportunidad de escucharlo, algo que él no hacía conmigo. —Solo quiero protegerte, esto es más peligroso de lo que crees. —Puse los ojos en blanco. —Prefiero ponerme a mí en peligro antes de ponernos a los dos en peligro. Eres la única familia que me queda, sabes que a los tíos y Dudley no podemos considerarlos familia. Si te pierdo a ti lo pierdo todo.

—¿Y yo? ¿Si te pierdo a ti yo no pierdo nada?

Ya ninguno sabíamos que añadir, había llegado a un punto en el que nos habíamos quedados sin argumentos.

Harry no pudo aguantar más y veloces lágrimas empezaron a deslizarse por su cara. Se las iba secando lo más rápido que podía mientras se acercaba a una pared para apoyarse y sentarse en el suelo. Yo tampoco pude más y también dejé que mis lágrimas se derramasen.

Me acerqué a él y me senté a su lado.

—¿Hacemos un trato? —Le propuse después de haber estado un rato llorando juntos, aquella situación se nos había salido de control. —Sin importar lo peligroso o disparatado quesea lo aue quiera hacer el otro deberemos apoyarlo.

—Jane...

—Harry, quiero demostrarte que confío en ti y que estaré ahí si me necesitas, pero también necesito saber que tú me apoyarás a mí.

Se lo pensó un momento y acabó accediendo.

—Será lo mejor para los dos. —Dijo con una minúscula sonrisa triste. Le dediqué las misma sonrisa, no me quedaban fuerzas para dedicarle una sonrisa más efusiva. —¿Por qué me hablaste antes? ¿Qué era lo que querías decirme?

—Vi a una hilera de arañas ayer saliendo del castillo hasta el Bosque Prohibido.

—Ron y yo vimos otra hoy, en Herbología. Ernie Macmillan se disculpó conmigo por sospechar, me dijo que también te quería pedir perdón.

—Me alegra que no piense que somos unos psicópatas. —Bromeé. —A lo que me refería con las arañas es que si vais a seguirlas tengáis cuidado, el año pasado estuve allí porque Medianoche se escapó y aquella cosa que vimos en el recuerdo de Tom Riddle casi me mata. Id con cuidado.

—Lo tendremos, tranquila. Gracias. —Luego frunció un poco el ceño. —Con respecto a Tom y su diario, ¿dónde está el auténtico diario?

Supuse que a estas alturas se habría dado cuenta del cambiazo.

—Lo tenía escondido en el cajón de mi mesita de noche.

—¿Lo "tenías"?

—Hace un tiempo desapareció. No creo que alguien me lo robase, nadie sabía que lo tenía, pero es la única explicación, ¿no?—Harry pareció frustrarse al enterarse de que había desaparecido. —Siento haberlo perdido.

—Ya da igual. —Dijo con resignación.

—¿Puedo pedirte algo? —Le pregunté algo temerosa. Él me miró con curiosidad.—¿Podrías dejarme por algún tiempo la capa?

—¿Para qué? —Harry frunció el ceño.

—Quiero hacer guardia con Tracey, Daphne y Astoria por si encontramos al que está petrificando a los demás. —A Harry se le tensó el cuerpo.

—Sé lo que piensas, pero necesito tu apoyo. —Después de unos segundos de debate interno Harry relajó los hombros derrotado.

—Está bien, pero esta noche Ron y yo la necesitamos.

—Gracias. —Fue el "gracias" más sincero que jamás le había dicho a nadie.

 —Fue el "gracias" más sincero que jamás le había dicho a nadie

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Los días siguientes los sentí como un soplo de aire fresco.

Mi relación con Harry mejoró. Ahora cuando nos cruzábamos me saludaba con una sonrisa e incluso me iba actualizando de las cosas que iba descubriendo. Cuando me contó lo que le pasó aquella noche con Aragog se me pusieron los pelos de punta, Ron se ponía pálido solo de recordar aquellas noche, en el fondo me alegré de no haber ido.

Empecé a salir por las noches con Tracey para atrapar al culpable de las petrificaciones, y era bastante divertido salir con ella, muchas noches nos solíamos dedicar a colarnos en la cocina y comernos todos los dulces que encontrásemos. Algunas noches éramos las cuatro y nos era casi imposible movernos, siempre acababa saliéndose algún pie o algo, por lo que Daphne y Astoria dejaron de venir a las guardias nocturnas, fue más bien un acuerdo.

El ambiente en Hogwarts también parecía mejorar, las mandrágoras ya habían madurado lo suficiente, por lo que Hermione y el resto de alumnos petrificados volverían a moverse.

Lo único malo era que Hagrid se encontraba en una celda en Azkaban. Se echaba de menos ver a Hagrid por los jardines, la mayoría lo echaba de menos, pero Draco parecía encantado de saber dónde estaba Hagrid y sabiendo que era porque se pensaban que era el que estaba soltando a una criatura peligrosa por Hogwarts.

—¿Cómo puedes alegrarte por algo así? —Le pregunté una de las veces que le escuché jactándose de lo de Hagrid y de la ausencia de Dumbledore en uno de los pasillos.

—Cuando un culpable está en la cárcel es motivo de alegría, más aún si se trata d un asesino. —Le miré incrédula.

—Hagrid no es ningún asesino, Draco.

—¿Entonces quién es el culpable? Tú también habrás notado que desde que Hagrid no está los ataques han cesado. Es evidente que Hagrid es el responsable.

—Eso es justo lo que el verdadero culpable quería que pensásemos, por eso dejó de atacar.

—Jane estás defendiendo a un hombre que petrificó a Granger, la mejor amiga de tu hermano.

—Lo defiendo porque sé que él no pudo hacer nada. Hagrid sería incapaz de hacerle eso a Hermione o a nadie, y Dumbledore está de acuerdo. —Draco puso los ojos en blanco.

—Por dios, Jane. Para mi padres y muchos en el Ministerio de Magia, Dumbledore es de los directores más incompetentes que ha tenido Hogwarts, por no decir el que más.

—Ese es tu problema, Draco. —Él me miró sorprendido. —No tienes opinión propia, siempre dices los pensamientos de tu padre.

En ese momento el jefe de nuestra casa, Snape apareció velozmente seguido de una larga fila de miembros de nuestra casa.

—Potter y Malfoy síganme hasta su sala común, hemos recibido la orden de llevar a todos los alumnos a sus respectivas casas. —Muecas de confusión se formaron en nuestras caras.

—¿Qué ha ocurrido profesor? —Le preguntó Draco a Snape.

—Una alumna de Gryffindor has sido raptada por la criatura. —Contestó Snape con su misma expresión de siempre.

—¿Quién? —Le pregunté yo. Snape se quedó mirándome unos segundos y luego me respondió.

—Ginny Weasley.

Solo tú y yo (Draco Malfoy) [Parte 2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora