Al menos estás tú-51

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Jamás sentí tanto alivio como cuando sentí la mano de Jane agarrando la mía. Ella aún tenía alguna lágrima esperando para salir, pero simplemente se limpió la cara con la mano que tenía libre.

Estuvimos caminando un rato de vuelta a nuestra sala común, un silencio sepulcral impregnaba el ambiente, no porque no tuviese ganas de hablar con ella, si no porque sabía que ella no tenía fuerzas para hablar.

Snape se encontraba en las mazmorras, frente a la puerta de nuestra sala común. Tenía su clásica cara sería sumada al enfado que sentía por habernos ido corriendo.

Traté de soltarle la mano, pensé que sería incómodo si Snape nos veía agarrados de la mano, pero ella no me soltaba la mano, no parecía hacerlo aproposito, parecía qie lo hacía de forma inconsciente, asique dejé nuestras manos como estaban.

Sentí una extraña calidez en el pecho, no sabía que significaba.

—Lo que han hecho no es solo una estupidez si no... —Empezó a regañarnos Snape. Pero Jane solo lo ignoró y dijo la contraseña para abrir la puerta. Eso enfureció aún más a Snape.

—¿No va a castigarnos? —Preguntó ella con un tono demasiado apagado para ser ella. —Pues vamos adentro, a cumplir nuestro castigo.

Jane apretaba cada vez con más fuerza mi mano mientras retaba con la mirada a Snape.

Aunque apretaba con mucha fuerza no me hacia daño, parecía hacerlo para sentirse segura, le devolvía el gesto para que se calmase.

Snape pareció notar que el humor de Jane no era el habitual, no tenía su energía característica, incluso su pelo parecía haber perdido el color, no era el naranja intenso que siempre tenía, en su lugar había uno más apagados, como el de las calabazas cuando se empiezan a pudrir.

Algo cambió en la mirada de Snape.

—Adentro. —Nos ordenó. No nos dijo nada más. Jane tiró de mí hacia adentro.

Allí estaba la mayoría de los miembros de nuestra casa. Se repartían por los sofás, las mesas, algunos incluso por las escaleras. Murmuraban sobre lo que había pasado. Algunos se callaron al ver entrar a Jane, sabían que ella tenía una relación estrecha con los Weasley.

Sentí mi mano fría cuando Jane me soltó la mano al empezar a caminar en dirección a las habitaciones.

Ella también pareció notar que algo había cambiado, se miró la mano y luego me vio a mí mirándola. Pareció entender en ese momento que había estado agarrada de mi mano todo el rato. Sus ojos se cristalizaron y una sonrisa sincera se formó en su rostro y se acercó a mí.

La calidez en el pecho regresó cuando Jane me envolvió entre sus brazos. Le devolví el abrazo de inmediato.

Era el primer abrazo sincero que recibía en mucho tiempo.

Cerré los ojos y me centré en ella. Mi padre tenía razón, olía a lavanda, pero no era el único olor que noté, también notaba el champú y otro olor más característico, uno no tan químico, era indescriptible, pero me transmitía paz. Toda ella.

Por fin había recibido aquel abrazo que tanto ansiaba: el suyo.

—Gracias. —Me dijo casi en un susurro aún sin separarse.

—¿Por qué?

Entonces se alejó para mirarme a los ojos. Nos encontrábamos a escasos centímetros. Podría haber contado cada una de sus pestañas.

—Por no haberme dejado sola. Por haber estado ahí.

Le dediqué la sonrisa más grande y sincera que jamás había sentido.

Solo tú y yo (Draco Malfoy) [Parte 2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora