60 - Distancia

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Silencio.

Un aterrador silencio se extendía por todo aquel apartamento parisino.

Un silencio acompañado por la oscuridad de unas persianas corridas y un frío proveniente de aquel ventilador que oscilaba refrescando el ambiente.

La chica suspiró dejando una lata vacía en el suelo mientras apoyaba su cabeza sobre el sillón. El frío suelo estaba caliente bajo ella por el largo tiempo que llevaba allí sentada.

Un fuerte sentimiento de soledad le había acompañado desde que llegó a París hace cerca de una semana. Durante todo ese tiempo apenas salía de su apartamento, la universidad permanecía cerrada debido al no haber horario lectivo durante el verano y su contrato con Charlotte Linlin estaba en pausa hasta que la mayor se pusiera en contacto con ella. Durante todo ese tiempo lo había pasado entre aquellas paredes, sin planes, sin salidas, sin nadie más que su propia compañía.

Sin nadie más que sus propios pensamientos, unos pensamientos que parecían ganar intensidad con cada segundo que pasaba en silencio.

El dolor de la ruptura se acentuó aún más. Un dolor que lo sentía más intenso cuando encendía su móvil. La galería, las conversaciones y el registro de llamadas con su nombre le hacían daño. Pero era incapaz de borrarlo.

Y eso fue algo que la hizo sentir más estúpida. El pensar que era incapaz de borrar las fotos, las llamadas y las conversaciones con Ichiji, la hizo sentir más vurnerable.

Era incapaz de borrar aquello aún sabiendo que él no la amaba. Era incapaz de sacarlo de su vida aún sabiendo que él tenía a otra. Aún sabiendo que él solo jugaba con ella.

La única salida que sintió que podía ayudarla la avergonzaba y era algo que ninguno de sus amigos sabía, menos aún Sanji, quien de saberlo habría tomado el primer avión hacia París y estar con su amiga. Sin embargo aquello le permitía nublar sus sentidos y reducir el ruido de su mente, dejándole con la mirada tranquila y cansada sin estar pensando en él.

Bajó la mirada hacia el suelo y suspiró pesadamente al ver las latas de alcohol allí vacías. Se sentía mareada y su estómago se sentía dolorido por aquella cantidad de bebida sin compañía de alimento.

Llevó una mano hacia su rostro tocando la humedad que había en sus mejillas, sorprendiéndose a sí misma de que estaba llorando. Se levantó del suelo torpemente y caminó hacia el baño derribando y golpeando varias latas sin ser capaz de esquivarlas. Encendió la luz y miró al espejo: su mirada cansada sobre unas ojeras enrojecidas, su tez pálida, sus labios blanquecinos y su pelo desarreglado.

Una imagen que jamás esperó ver en ella.

Una imagen que no parecía ser la de alguien que acaba de realizar un nuevo descubrimiento en el mundo de la ciencia.

Una imagen que no parecía ser la de alguien que acaba de firmar un contrato millonario.

Aquella era la imagen de alguien al que rompieron el corazón y que se estaba dejando consumir por sus peores pensamientos.

Allí, frente al espejo comenzando a ser consciente, empezó a llorar.

Mientras tanto...

Reiju cerró durante unos segundos sus ojos tomando aire y se acercó a su hermano, quien se encontraba sentado sobre el verde césped del jardín observando unas rosas blancas. Tenía una mirada apagada mientras parecía analizar los finos trazos de aquellas dulces y delicadas flores.

Ichiji - A madre le encantaban. -dijo sin mirar a su hermana cuando ella estaba más cerca. - Siempre la veía observarlas tras su ventana o con un gran ramo junto a su cama.

En la otra vida (Ichiji Y Tú) [FINALIZADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora