68.-Luna

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"Si tuviera que describir qué fue para mí conocer a Yoongi, diría que fue como si hubiera estado en coma un largo tiempo y despertara un día de primavera."

El tiempo transcurrió después de ese encuentro; aquella noche, Yoongi y Hoseok se la pasaron hablando con una naturalidad anormal. Hoseok era un chico realmente listo en varios aspectos, con una inocencia que a Yoon le parecía tierna, mientras él era un chico con una vida turbulenta que había tenido que hacer lo que fuera para sobrevivir. Eran verdaderamente polos opuestos, pero de alguna forma hicieron click al instante.

Yoongi nunca en su vida pudo estar más feliz de estar ebrio, porque de no haber sido así, jamás hubiera podido decirle a Hoseok que se sentara a su lado y asi poder acercarse a él.

Hoseok era despistado o Yoongi muy cauteloso, pero el peliblanco siempre tenía sus ojos en él. Todos los miércoles en la tarde se sentaba en las gradas del patio deportivo de esa escuela de chicos ricos solo para ver a Hoseok brillar. "¿Cómo es tan bueno en baloncesto?" Pensaba.

—Yoongi, dame 15 gramos-

—¡Shh! ¡El equipo rojo ya va a encestar! —decía emocionado al ver saltar al chico castaño que encestaba exitosamente.

Al ver la pelota caer, giraba de nuevo su rostro hacia su cliente.

—¿Veinte gramos, dijiste? —preguntó con una sonrisa en su rostro.

Los clientes habituales creían que a Yoongi le gustaba el baloncesto, pero lo que verdaderamente le apasionaba era ver a Hoseok. Adoraba los miércoles, era cuando podía verle.

Un amor que no debía ser, porque Hoseok no lo necesitaba. Sabía que si se acercaba mínimamente a su vida, la arruinaría. Él no quería eso, por eso decidía conformarse con verlo desde lejos. Al menos hasta esa noche, donde el alcohol solo siguió sus deseos e impidió que se resistiera.

—Toma —entregó Hoseok una libreta a Yoongi— ¿Para qué querías ver mi agenda?

El viento tranquilo soplaba en la escuela. El partido había terminado, y Hoseok tenía diez minutos antes de que tuviera que correr a sus clases de inglés. Obviamente, sabía en qué gastarlos. En el chico que ahora sí lo veía.

—Nada especial... —dijo con una sonrisa tímida— Solo quiero ver tu horario... Pareces estar muy ocupado... No quiero ser una molestia, así que quiero ver cuándo puedo contactarte.

El rostro de Hoseok se puso rojo. Debía calmarse, a pesar de que ya empezaba a acostumbrarse a su compañía, su corazón seguía siendo sensible a palabras como esas.

—No digas esas... -su corazón sintió una frialdad al ver el rostro de Yoongi perturbado— ¿Qué sucede...? ¿Algo anda mal?

Yoongi lo miró con cierta preocupación; quería decir algo, pero no podía expresarlo correctamente. Hoseok le arrebató su libreta; era obvio que había visto algo que no era de su agrado. ¿Qué había sido?

—Hoseok, discúlpame... Tengo que hacer algo que había olvidado... Nos vemos luego.

—¿Qué?

El peliblanco le sonrió falsamente antes de poner sus manos en sus bolsillos y bajar por las gradas, saliendo rápidamente del lugar. Hoseok solo lo observó irse; sabía que Yoongi no quería que lo siguiera.

Miró la página que Yoongi había visto con preocupación.

—Mierda... -cerró la libreta con enfado— No quería que vieras esa parte de mí.

El peliblanco caminaba rápidamente mientras reflexionaba sobre las cosas que había leído en esa libreta. La visión que tenía sobre Hoseok se había roto.

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