69.- Eclipse

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Murmurando deseos de que todo fuera un sueño, su realidad colapsaba en una terrorífica pesadilla en un estado moribundo, perdía claridad en su visión y audición. Se iba a desmayar nuevamente.

—¡¿QUIÉN DIJO QUE PODÍAS DORMIR?! ¡AUN MÁS CUANDO NUEVOS INVITADOS ACABAN DE LLEGAR!

Un balde de agua cayó en su cabeza, despertando su sistema nervioso. Su cabeza que estaba cabizbaja rápidamente se enderezó y se puso alerta como todas las demás partes de su cuerpo.

Sus ojos empezaron a observar el lugar; era el mismo almacén de los dos últimos días en los que había estado secuestrado.

—Seguramente te sentiste muy solo en estos dos últimos días, pero ya no lo estarás.

Quiso gritar y preguntar a qué se refería, pero sus palabras eran silenciadas por una cinta gris de alta resistencia que cubría su boca por completo.

—Que entren.

Por la puerta principal del almacén, tres hombres pasaron sujetando a tres siluetas; dos se movían con agresividad, mientras solo una permanecía sosegada. Las lágrimas empezaron a caer, sus ojos quisieron salir y correr hacia la primera persona que logró reconocer: su hermana.

Su cabello lacio y castaño, que brillaba siempre, estaba alborotado y maltratado; su figura delgada y delicada parecía estar roja y morada por los jalones y sus ojos... aquella mirada fuerte y de odio que solía tener siempre para su hermano mayor ahora estaba envuelta en lágrimas y confusión.

—¡HERMANO, TENGO MIEDO!

Fue lo primero que dijo al cruzar miradas.

Su corazón se rompió; eso no quería escuchar Yoongi. No, ¿como podía ser que ella dijera eso por su voluntad? Ella debía reclamarle, decirle que era su culpa por estar ahí ¡debía ser egoísta! pero sus palabras solo le mostraban lo débil que estaba, lo necesitada que estaba. ¿Qué tan temerosa debía estar para perdonarle toda esa situación y solo querer su ayuda? Debía salvarla, sujetarla y abrazarla, decirle que todo estaría bien y llevarla a un lugar seguro. ¡Tenía que hacerlo! Pero... era imposible hacerlo en su situación.

Las lágrimas volvían a caer mientras giraba su cabeza de un lado a otro pidiendo que todo fuera un sueño.

—¡YOONGI!

La voz melodiosa que conocía tan bien lo hizo soltar un grito ahogado que llamaba el nombre de su amado.

"HOSEOK"

Su ropa deportiva, al igual que el uniforme de su hermana, estaba enlodada y desaliñada, y su ojo derecho estaba teñido de un color morado desagradable. No... no, no, ¡era lo que menos quería!

Los pies atados de Yoongi empezaron a moverse de un lado a otro frenéticamente.

Hoseok se veía más que asustado...enfadado; al examinar su cuerpo, parecía más agredido que su hermana, tenía raspones y leves cortes en sus brazos, pero afortunadamente no vio nada como una apuñalada.

Hoseok se resistía aún, sin embargo, no gritaba nada más que su nombre. Para este, la razón resultaba muy obvia, no tenía nada que decirle, las únicas cosas que seguramente pasaban por su cabeza eran maldiciones para él, pero al ser tan precioso, no se las diría, al menos no ahora.

—¡SUELTENME, MALDITOS!

Un puñetazo impactó el rostro de Hoseok y lo hizo caer al suelo rompiendo muy cerca de él un artículo de cristal que no pudo distinguir que era antes de que se quebrara; Yoongi volvió a gritar de forma gutural mientras se movía frenéticamente, al ver como esos pequeños trozos de vidrio se incrustaban en los brazos del mayor.

WHO IS THE EVIL?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora